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Una séptima víctima denuncia a Sean Combs por violarla en cuatro ocasiones en los años noventa

April Lampros asegura que el músico la agredió repetidamente entre 1995 y hasta principios de los 2000. Su demanda se une a la de cinco mujeres y un hombre que relatan los mismos patrones de haber sido drogados y amenazados por el artista con destrozar sus carreras y sus vidas si no seguían sus mandatos

Sean Combs en la gala de los premios MTV 2023 en Newark (EE UU), el 12 de septiembre de 2023.
Sean Combs en la gala de los premios MTV 2023 en Newark (EE UU), el 12 de septiembre de 2023.Mike Coppola (MTV/ Getty Images)
María Porcel

Por séptima vez en seis meses, y por segunda en esta semana, Sean Combs ha sido denunciado por violencia sexual. A primera hora del viernes se hacía pública la demanda que una mujer llamada April Lampros ha interpuesto contra el músico —también conocido como Puff Daddy o Diddy— por haberla agredido en cuatro ocasiones desde mediados de los años noventa y hasta principios de los 2000. El pasado martes otra mujer, una exmodelo llamada Crystal McKenney, le denunció por el mismo motivo, en su caso, en 2003. Y la semana pasada se hacía pública una dura grabación en la que Combs aparecía propinándole una paliza por los pasillos de un hotel a quien fue su novia durante más de una década, la modelo Casandra Ventura, que ya le había denunciado en noviembre.

En la nueva demanda, la denunciante afirma que el artista la agredió cuando era una joven estudiante en el Fashion Institute of Technology de Nueva York, una de las instituciones más prestigiosas para aprender moda a nivel global. Según se lee en los documentos, Lampros y Combs se conocieron en 1995, no se aclara en qué circunstancias o a través de quién. Ella le explicó que su deseo era trabajar en el mundo de la moda y él —en un patrón que se repite con otras denunciantes— le aseguró que intentaría ayudarla en todo lo posible, presentándole a ejecutivos del sector y ayudándola a encontrar trabajo.

Eso desembocó en una serie de agresiones por parte del músico y empresario que, según ha sabido ahora la denunciante, él llegó a grabar y enseñó a diversas personas. Además de demandarle a él, también entran en la denuncia tres discográficas: Bad Boy Records (propiedad de Combs), Arista Records (donde ella era becaria y que, asegura “permitió los abusos al poner a Combs en una posición de poder y no proteger a Lampros”) y Sony Music Entertainment (la matriz de Arista y también de Bad Boy)

“Lo que el señor Combs mostraba como gestos amables se manifestó rápidamente en una relación agresiva, coercitiva y abusiva basada en el sexo”, se lee en la actual demanda. “Ella sentía que, si le desobedecía, él le quitaría sus sueños de lograr una carrera en su mundo. Combs también la amenazaba con ponerla en la lista negra de la industria si intentaba meterlo en algún tipo de problema. Los sueños de Lampros y todo por lo que había trabajado duro estaban en sus manos”.

P. Diddy
Sean Combs y April Lampros junto a una amiga de ella (con el rostro cubierto), en los estudios Bad Boy, en una fotografía de mediados de los noventa incluida en la demanda interpuesta por Lampros en mayo de 2024.Suprema Corte de Nueva York

Los hechos desvelan cómo era la tóxica dinámica de Combs con Lampros, y resultan muy similares a los relatados por otras denunciantes. La primera vez, en 1995, ambos quedaron a tomar una copa en un bar en Nueva York —él la instigó a beber y a hacerlo rápido— y lo siguiente que ella recuerda es “estar en una cama de un hotel con el señor Combs tumbado a la fuerza encima de ella” y con ella “suplicándole que parara”. Lampros asegura que la violó, y que la mañana siguiente “estaba desnuda, dolorida y confusa”.

Esa no fue la última vez que se vieron, según explican los documentos, ni que él la agredió. Cuando ella intentaba alejarse de él, él cambiaba su forma de acercarse a ella “y se enfadaba, la amenazaba y hacía uso de la fuerza”, por lo que ella “tenía miedo de él”. Una vez en un aparcamiento cerca del apartamento del artista en Manhattan él la agarró y la obligó a practicarle sexo oral mientras había otra persona dentro del garaje. “La señora Lampros estaba en shock, moralmente agotada, avergonzada y físicamente destrozada a causa de que Combs la puso violentamente de rodillas y le tiró del pelo”, se puede leer en los documentos.

Otra noche en 1996, la obligó a acudir a su casa junto a otra exnovia (de la que no ha trascendido el nombre), a ingerir éxtasis y a mantener sexo entre ellas, y la amenazó con que si no lo hacía podía “perder el trabajo”. Él se masturbó y después la violó. “Ella se sentía asqueada, avergonzada y abochornada y no podía creer lo ocurrido”, afirman los papeles presentados por los abogados de Lampros.

La víctima trató de poner un final a su relación con Combs en 1998, y estuvieron un par de años sin verse, pero entre finales de 2000 y principios de 2001 se encontraron otra vez y él la obligó a besarle y la toqueteó sin su consentimiento. Todo ello causó en ella “heridas físicas, angustia emocional grave, humillación y ansiedad”.

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Sean Combs y Cassie en la gala del Met, en Nueva York, en mayo de 2017.Jackson Lee (Getty Images)

En la demanda, que según CNN —que ha tenido acceso a ella en exclusiva— aún no ha sido examinada por el secretario del condado, se acusa a Combs de delitos de agresión, asalto, imposición de angustia emocional y violación de la ley de protección de las víctimas de violencia de género. “Confío en que la justicia prevalezca y en que el velo sea retirado para que ninguna otra mujer tenga que soportar lo que yo sufrí”, ha declarado la denunciante a la cadena de televisión estadounidense. Tanto los abogados de Combs como los de las discográficas no han respondido a las alegaciones.

La demanda de Lampros se une a la ristra de procedimientos legales que inició la artista llamada Casandra Ventura (o Cassie) en noviembre, cuando le demandó por multitud de agresiones cometidas, pero que apenas un día después retiró la denuncia tras un acuerdo extrajudicial. A ellas se sumaron a finales de ese mes las de Joi Dickerson-Neal (le acusó de violarla y grabarlo todo en 1991, cuando ella tenía 19 años) y la de Liza Gardner (que afirmaba que la agredió, a ella y a una amiga en 1990).

En diciembre llegó la que puede ser la más grave, la de una cuarta mujer, anónima, que lo acusa de violarla “entre la primavera y el otoño de 2003″ cuando ella era menor de edad, y de que el presidente de su discográfica la trasladó en un avión privado desde Detroit, Michigan, hasta Nueva York para que él y otras dos personas la violaran. Eso puede suponer un delito de tráfico sexual, además, con menores. Las dos últimas demandas hasta ahora habían sido las de Rodney Jones Jr., productor habitual de Combs que aseguró en febrero que este le sometió a tocamientos no consentidos, y el pasado martes la de Crystal McKinney, en la que acusa a Combs de agredirla en 2003, algo que acabó con su carrera como modelo. Además, tiene abierta una investigación federal al respecto de la que, por el momento, han trascendido pocos detalles.

Sobre la firma

María Porcel
Es corresponsal en Los Ángeles (California), donde vive en y escribe sobre Hollywood y sus rutilantes estrellas. En Madrid ha coordinado la sección de Gente y Estilo de Vida. Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, lleva más de una década vinculada a Prisa, pasando por Cadena Ser, SModa y ElHuffPost.
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