Los pacientes afectados por botulismo tras someterse a operaciones estéticas en Turquía ascienden a 67
La UE recomienda no viajar al país para someterse a inyecciones de bótox con el objetivo de perder peso
El Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC) ha informado este martes de 53 nuevos casos de botulismo en pacientes que se han sometido en Turquía a una intervención para perder peso que consiste en la inyección de toxina botulínica (más conocida como bótox) en el aparato digestivo. Estos nuevos enfermos se suman a los 14 ya conocidos hasta ahora —12 en Alemania, uno en Austria y otro en Suiza—, lo que eleva por ahora la cifra de afectados a 67.
Los 53 nuevos casos han sido notificados por Turquía. El ECDC desconoce hasta el momento la nacionalidad de estos afectados, que podrían ser ciudadanos del país de Oriente Próximo, de países de la UE u otros orígenes que hayan empezado a desarrollar síntomas mientras todavía se encontraban en Turquía.
Un portavoz del Ministerio de Sanidad afirma que este “no tiene constancia de ciudadanos españoles afectados por el brote” que se encuentren hospitalizados en Turquía. Ninguna comunidad ha notificado ningún caso desde que la semana pasada recibieron la alerta internacional. Según el ECDC, los síntomas desarrollados por los pacientes van desde “moderados a graves”. Un número elevado de enfermos han requerido asistencia hospitalaria y varios de ellos “han sido ingresados en la UCI y recibido la antitoxina”, un antídoto frente a la enfermedad.
El botulismo es una intoxicación causada por una toxina que paraliza los músculos hasta poner en riesgo la vida del paciente, que llega a ser incapaz de llevar a cabo acciones vitales como respirar. La forma más común de la enfermedad está relacionada con el consumo de alimentos contaminados, aunque en este caso se trata de botulismo iatrogénico, que es uno de los efectos secundarios más graves que pueden presentarse en operaciones de cirugía estética que utilizan la toxina botulínica y que suele estar causado por un uso de dosis por encima de lo recomendable.
Estas intervenciones utilizan las propiedades de la toxina con fines como eliminar arrugas (inyecciones en la cara) o, como en el caso que ha provocado el brote, ralentizar el tránsito de los alimentos por el sistema digestivo, lo que aumenta la sensación de saciedad, reduce el consumo de comida y hacer perder peso.
Los nuevos datos comunicados por Turquía han incrementado el alcance del brote, con un segundo hospital relacionado. De los 67 casos del brote, se conocen detalles de 63. De ellos, 60 se sometieron a la inyección intragrástrica de toxina botulínica para perder peso “en un hospital privado de Estambul”, mientras otros tres lo hicieron en un centro de las mismas características en la ciudad de Esmirna, situada al oeste del país, a 480 kilómetros de Estambul, en la costa del mar Egeo.
Las fechas en las que las intervenciones fueron realizadas van del 22 de febrero al 1 de marzo, según los casos sobre los que se disponen datos.
“El ECDC recomienda encarecidamente a los ciudadanos de la UE que eviten los tratamientos intragástricos con toxina botulínica en Turquía, ya que actualmente se asocia con un riesgo significativo de desarrollar botulismo”, ha publicado el organismo en la actualización sobre el brote. Las autoridades todavía desconocen si los casos de botulismo se deben a un problema con el lote de toxina botulínica utilizado o con errores de los facultativos en los procedimientos clínicos. El ECDC recuerda que en los últimos años ha habido alertas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) por la comercialización de lotes de toxina botulínica de contrabando o fraudulentas, algunos de ellos en Turquía.
Las autoridades también recomiendan a todos los ciudadanos europeos que hayan viajado recientemente a Turquía a someterse a una intervención para perder peso que acudan a su centro sanitario y lo hagan de forma urgente si sufren síntomas compatibles con el botulismo —debilidad, pérdida de tono muscular, problemas para respirar y tragar...—.
Las autoridades de Turquía han clausurado los dos servicios de los centros sanitarios relacionados con el brote y “han abierto procedimientos contra las partes implicadas”, según el ECDC. Las primeras investigaciones han revelado que los lotes de toxina botulínica utilizados en las operaciones cuentan con las autorizaciones requeridas por la ley, pero que su uso “no está aprobado para el tratamiento de la obesidad mediante inyecciones intragástricas”.
Tras tener conocimiento de los primeros casos durante la semana pasada, la Dirección General de Salud de la Comisión Europea, el ECDC, la oficina en el continente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las autoridades de los países afectados han mantenido reuniones para calibrar la situación. El ECDC sigue “atentamente” la evolución del brote.
Las autoridades temen que puedan aparecer más casos, dado que son decenas de miles los europeos que cada año viajan a someterse a intervenciones estéticas en Turquía atraídos por su económico precio.
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