Europa impulsa la interoperabilidad y la tecnología

Los fondos europeos de reconstrucción Next Generation respaldan económicamente el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) para la salud de vanguardia, que es complejo y ha de ganar en agilidad y flexibilidad, según lo ve Carlos Royo. Y financian el Plan INVEAT (Inversión en Equipos de Alta Tecnología), dotado con 800 millones de euros destinados a instalar 850 equipos, para renovar los viejos y para reforzar zonas con baja densidad de equipamiento. “La situación de obsolescencia puede revertirse con el INVEAT”, resalta Carlos Sisternas, que reclama un plan para mantenerlos actualizados. El director de Fenin Catalunya advierte de que tampoco nos podemos olvidar de lo que no es alta tecnología. Ecógrafos, aparatos de densitometría ósea, iluminación de quirófanos…, que también envejecen y salvan vidas. “Pedimos otro plan que se dedique a la tecnología más baja”, reclama, para terminar informando de otra buena noticia: un INVEAT para la atención primaria, con 172 millones de euros, y 230 millones para digitalización.

“Los Next Generation han permitido un poco de desahogo y nos vamos a beneficiar de esa actualización en el parque tecnológico”, concede Marta Villanueva, que observa riesgos de que el sistema se desborde ante la entrada de la tecnología, la digitalización y la nueva medicina de precisión. En este punto, la directora general de IDIS recuerda la importancia de que haya personal cualificado que maneje estos equipos, capaces de favorecer diagnósticos diferenciados, según apunta Royo. “Ahora que hay fondos, tenemos la responsabilidad de emplearlos bien. El cambio de paradigma tecnológico está entrando sin darnos cuenta. Esto es un compromiso de país”, comenta.

Paciente único

De nuevo Europa, en esta ocasión la Comisión Europea, está detrás del impulso a la armonización de la información sanitaria que reclaman los expertos en la charla sobre Continuidad asistencial y paciente único, merced a un reglamento de interoperabilidad, en el que actualmente está trabajando, para marcar unos mínimos que habrá de incluir la información sanitaria en todo el territorio comunitario, y que España traspondrá para finales de 2024 o principios de 2025, según los cálculos de Ángel de Benito. De manera que “cuando vayas a una consulta en Francia, Alemania o cualquier otro país de la UE, el médico pueda leer un resumen claramente interoperable de tus patologías y tratamiento”, detalla.

Jesús García-Foncillas señala que eso es algo que se viene demandado desde el Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer, no solo para tratamientos estandarizados, sino, además, para facilitar la toma de decisiones sobre la idoneidad de un candidato a un ensayo clínico, para las segundas opiniones (muy relevantes en terreno oncológico) y para obtener evidencias de la vida real de los pacientes, algo que, en su opinión, solo se conseguirá “si somos capaces de compartir datos, correctamente convertidos en anónimos, que nos permitan conocer la realidad del beneficio que aporta cada tratamiento y cuáles son los resultados en salud que se obtienen en toda Europa”.

Este último punto viene recogido en el Espacio Europeo de Datos de Salud (EHDS), que busca, según información oficial, abordar los retos específicos del acceso a la salud y la puesta en común de datos sanitarios electrónicos, “una de las prioridades de la Comisión Europea en el ámbito de salud, que será parte integrante de la construcción de una Unión Europea de la Salud”. El EHDS creará un espacio común “en el que las personas físicas controlarán sus datos sanitarios electrónicos”, y los investigadores, innovadores y responsables políticos podrán utilizarlos de forma fiable y segura, preservando la identidad de las personas.