La falta de neurólogos amenaza la subsistencia de la unidad de ictus de Huelva: “Gracias a ella se salvó mi marido”
La Junta traslada a profesionales de Sevilla para cubrir las guardias en el Hospital Juan Ramón Jiménez, una solución que no convence ni a médicos ni a usuarios, que esperan una media de 222 días para una consulta externa
María José Martínez guarda perfectamente en su memoria cómo se sucedieron los minutos cuando en noviembre de 2021 su marido, Miguel Díaz, sufrió un ictus. “Eran las tres de la tarde cuando se levantó de la mesa después de comer y empezó a notarse raro y yo no entendía lo que me hablaba. A las 15.10 ya estábamos en el hospital Juan Ramón Jiménez, que está muy cerca de nuestra casa; a las 15.12 nos atendieron en el triaje y a las 15.17 ya estaba ingresado en la unidad de ictus”, relata con absoluta precisión. “Esa unidad y su protocolo le salvó la vida a mi marido”, añade. Si el ictus llegara ahora, la situación sería completamente diferente.
Martínez ha escrito una carta a la consejera de Salud de la Junta de Andalucía, Catalina García, en la que, además de poner su caso como ejemplo de la importancia de contar con esa unidad, le reclama que no se cierre y advierte de la mala situación en la que se encuentran los pocos neurólogos que atienden en ese hospital de Huelva. Esta mujer de 55 años se ha sumado a la denuncia de los profesionales del centro hospitalario sobre cómo la falta de profesionales necesarios para garantizar las guardias de 24 horas cada día de la semana que precisan las unidades de ictus estaba poniendo en riesgo su subsistencia. Además de la carta, Martínez ha organizado una recogida de firmas en favor de una mejora de las condiciones de los neurólogos que trabajan en Huelva y de que se garantice una dotación suficiente para mantener activo un servicio esencial para el bienestar de los ciudadanos de la provincia, una iniciativa a la que otro vecino se ha sumado a través de una petición en change.org.
La Consejería de Salud ha reaccionado ante la alarma despertada por el inminente cierre de la unidad de ictus del Juan Ramón Jiménez, anunciando que las vacantes para poder cubrir las guardias de 24 horas las cubrirán neurólogos que se trasladarán puntualmente desde Sevilla. “Esto se llama vestir un santo para desvestir a otro”, explica Luis Lozano —que pide no dar su nombre real― neurólogo del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Sus compañeros del Juan Ramón Jiménez llevan desde abril de 2021 con “una plantilla exigua y con cargas de trabajo que superan lo establecido en la ley y haciendo guardias por voluntad propia”, señala Diego Mora, presidente de la Asociación Huelva Unidos por una Sanidad Pública de Calidad y médico intensivista de ese hospital. El máximo de horas semanales por convenio es de 50 y los neurólogos han estado haciendo entre 55 y 60.
La plantilla estructural de neurólogos en Huelva es de 14 profesionales, pero en la actualidad solo hay nueve en activo. “Una se va en marzo, otros tres no hacen guardias y otro compañero se encuentra de baja”, explica Javier Méndez, presidente del Sindicato Médico Andaluz en Huelva y que también trabaja en el Juan Ramón Jiménez. Son solo cinco especialistas en neurología en toda la provincia, un territorio donde cada día hay 2,5 casos de ictus (900 personas sufren este episodio al año), de acuerdo con los datos de la Sociedad Andaluza de Angiología y Cirugía Vascular, que recoge cifras de 2022.
El verano pasado seis neurólogos se fueron del Juan Ramón Jiménez a otros hospitales fuera de la provincia buscando unas mejores condiciones laborales, señala Mora. Uno de ellos fue el que atendió a Miguel. “En una de las revisiones nos dijo que se iba al Virgen del Rocío de Sevilla porque aquí no tenía plan de futuro, con contratos de un mes, dos meses, 15 días…”, explica su mujer. “En la última revisión nos atendió otro médico joven que nos reconoció que estaba agotado, porque llevaba toda la mañana en el hospital y en cuanto saliera se iba a pasar a consultas externas al [Hospital] Vázquez Díaz con el busca encendido para volverse al Juan Ramón Jiménez si había una urgencia”, añade. “¿Cómo no se van a ir con este panorama? Mi miedo no es que en la próxima revisión no haya un neurólogo para ver a mi marido, sino que, si le vuelve a dar un ictus a él o a otra persona, no haya nadie para cubrir el protocolo”, abunda.
Apenas nueve profesionales para 6.600 pacientes
Neurología es una de las especialidades donde más déficit de profesionales hay, no solo en Andalucía, sino en España, como reconoció la propia consejera de Salud en sede parlamentaria. “Es un problema que viene de largo. En Andalucía, además de Huelva, hay otros dos puntos calientes: Jaén y Campo de Gibraltar, donde hay mucha población. No se trata, por tanto, de zonas aisladas, pero nunca se ha querido dotar de neurólogos cuando cada vez son más necesarios porque tratamos enfermedades vinculadas a la edad y el desarrollo de la técnica es tan extremo que se necesitan expertos”, indica Jesús Romero, presidente de la Sociedad Andaluza de Neurología (SAN), la de mayor número de neurólogos del país, después de la española. En Andalucía, con una incidencia de 18.000 casos al año, hay 12 unidades de ictus repartidas en todas las provincias, con una plantilla de 202 neurólogos —la de todos los hospitales de la comunidad con servicio de neurología, haya unidades de ictus o no, es de 229―, de acuerdo con los datos facilitados por el Plan Andaluz de Atención al Ictus, desde donde señalan que solo la de Huelva presenta problemas y que el resto están bien dotadas.
“Si no hay neurólogos, habrá que fabricarlos y para ello lo ideal es que tengan un marco contractual mínimo digno, promover que se formen en hospitales comarcales, porque si no tienden a quedarse en los de referencia que es donde han estudiado, hay que estimular el hecho de que los jóvenes puedan irse a los hospitales de difícil cobertura con puntos en las bolsas de trabajo. Nos preocupa también el mapa de jubilación y que muchos se vayan a otras comunidades autónomas”. Romero enumera las propuestas y preocupaciones que han trasladado a la Consejería de Salud en el marco del convenio de colaboración que suscribieron hace un año. García, en su intervención en el Parlamento de este jueves, defendió que se están ofreciendo contratos de larga duración, se han incrementado las retribuciones y se han aumentado las plazas de formación, como ejemplos de las medidas de la Junta para fidelizar a los profesionales sanitarios. También afirmó que la comunidad cuenta con 75 camas reservadas para pacientes con ictus y que aspira a que en esta legislatura se llegue a tener una por cada 100.000 habitantes, como recomiendan las sociedades científicas.
“La llegada de un compañero de Sevilla no resuelve el problema. Se necesita que se dote la plantilla estructural, porque con eso puede garantizarse que no se cierra la unidad de ictus, pero no que el servicio se vaya a prestar con calidad”, sostiene Méndez. Una calidad que no solo es vital para tratar los ictus, sino otras enfermedades neurológicas como la epilepsia, el párkinson o el alzhéimer. “El 60% de los casos que se atienden son por ictus, pero hay otras enfermedades cuya primera valoración marca su evolución”, abunda Romero.
La falta de profesionales en Huelva ha disparado el tiempo de espera a 222 días para las consultas en neurología, de acuerdo con la última cifra actualizada facilitada por la Consejería de Salud. De acuerdo con los últimos datos publicados por el SAS con fecha de 22 de junio de 2022, 6.637 pacientes están en lista de espera para la primera consulta en la provincia onubense, con una demora media de 139 días —menor que el tiempo facilitado esta misma semana por Salud a este diario―.
Entre esos pacientes no se encuentran ni José Carlos Roca, director de un colegio de primaria de Huelva, ni la madre de Concha —que pide no dar su nombre―, que regenta una farmacia en la misma capital onubense. Tanto Roca como la madre de Concha acudieron en enero a sus centros de referencia, el Infanta Elena y el Vázquez Díaz, para ser tratados de fuertes dolores musculares. En los dos centros les advirtieron de que las citas en el Juan Ramón Jiménez se estaban demorando hasta año y medio o dos años. “Me dijeron que ahora mismo estaban viendo a pacientes de 2021″, señala Roca, cuyo relato coincide con el de Concha. “Mi madre no puede moverse ni salir de casa y después de acudir a urgencias del Juan Ramón Jiménez varios días, incluso hasta dos veces en el mismo, solo le dieron calmantes, nunca la ingresaron para hacerle una observación. Cuando me dijeron lo que tenía que esperar, me fui a un médico privado, porque puedo permitírmelo. El doctor se extrañó de que en su estado a mi madre nunca la hubiera visto un neurólogo al ir por urgencias”, relata. Roca también ha optado por la privada. “Estoy a la espera de los resultados porque ya me han hecho las pruebas”, añade.
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