Así fue el ataque con ácido sulfúrico de ‘El Melillero’: “Perra, mongola, tonta”
La Fiscalía de Málaga pide 51 años y medio de prisión para el hombre que ideó el plan para arrojar a su expareja el líquido corrosivo y más de 30 para cada uno de sus cinco compinches
La Fiscalía de Málaga solicita 51 años y seis meses de prisión para José Arcadio D. N., un hombre de 26 años que en enero de 2021 ordenó arrojar ácido sulfúrico sobre la cara de su exnovia, de su misma edad, cuando viajaba en un coche junto a una amiga. El Ministerio Fiscal solicita otros 38 años y cuatro meses para su mano derecha —J. J. G. R.— quien arrojó el líquido corrosivo a las mujeres el mediodía del 12 de enero del año pasado en Cártama, localidad cercana a la capital malagueña. Los presuntos agresores protagonizaron después una espectacular fuga que acabó tres días más tarde con su detención junto a la de otros cuatro hombres, para quienes se piden 35 años de cárcel por ayudar a organizar el ataque y la huida. Todos están en prisión desde entonces. La mujer, la expareja del agresor, ha sido operada en 12 ocasiones con un “perjuicio estético importantísimo” y sufre secuelas tanto físicas como morales. La fiscal de violencia sobre la mujer pide para ella una indemnización de 1,1 millones de euros y para su amiga, que también resultó herida, 312.000 euros.
La secuencia de los hechos ocurridos a principios del 2021 deja muy claro, según la fiscal, que José Arcadio, al que su entorno conocía como El Melillero o El Negro, organizó durante los días previos el ataque a su expareja. Era el líder de una organización dedicada al tráfico de drogas y acumulaba un amplio historial delictivo: hoy se le contabilizan 10 sentencias condenatorias por 17 delitos y un total de 18 años de prisión. Tras conocerse en Marbella, habían mantenido una relación desde mayo a diciembre de 2020, etapa en la que incluso vivieron juntos en dos viviendas de Málaga. Durante aquellos meses él la golpeó varias veces, la amenazó con matarla, le gritó y le dijo: “Perra, mongola, tonta”. Ella se cansó y lo dejó.
Aquella decisión la trasladó a un infierno aún peor. Él se obsesionó, le llamó “constantemente” por teléfono e ideó un plan para atentar contra su vida. Lo hizo, según Fiscalía, “con expreso desprecio a su género femenino” y con el objetivo de “humillación, dominación, subordinación y cosificación, rubricando con su acto programado de un dolor extremo antes de acabar con su vida y la de su acompañante”.
Aquel ataque, perpetrado apenas un mes después de que se acabara la relación, ha dejado a su expareja y la mejor amiga de esta secuelas de por vida. Ambas fueron ingresadas en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla horas después del suceso. Ella fue intervenida quirúrgicamente en 12 ocasiones entre enero y abril de 2021. Entre las consecuencias de la agresión se incluyen la dificultad para deglutir líquidos, la imposibilidad de cerrar un párpado y la limitación de movilidad en varias partes del cuerpo. Además, acumula numerosas cicatrices, sobre todo en la cara, el abdomen y los brazos, pero también en los glúteos, muslos e incluso los tobillos. Ello la incapacita para su trabajo como maestra de Educación Infantil “o cualquier otra que se desarrolle cara al público”, según la fiscal. Su amiga también sufre quemaduras en el 20% de su cuerpo, especialmente piernas y brazos, con múltiples cicatrices que en conjunto “originan un perjuicio estético importantísimo”.
Ataque planeado
El plan para atentar contra la vida de las dos mujeres arrancó durante los primeros días del año, según el relato del Ministerio Fiscal. José Arcado ordenó, entre el 1 y el 5 de enero, que uno de sus secuaces, V. M. A., adquiriese una botella de un litro de ácido sulfúrico y le pagó 20 euros por la gestión. Durante esos días, sin que se sepa la fecha exacta, el acusado instaló igualmente una baliza de geolocalización sobre el vehículo de su expareja para controlar todos sus movimientos. Esto le sirvió para, por ejemplo, seguirla hasta una gasolinera de Los Álamos, en Torremolinos, donde la avisó diciéndole “que la iba a matar, que le iba a hundir la vida, que le iba a destrozar la cara tan bonita que tenía”, según recoge la Fiscalía. A la mejor amiga de la chica, que la acompañaba en aquel momento, también le dijo que la mataría.
El plan comenzó a hacerse realidad el 9 de enero. Aquel día José Arcadio tuvo una reunión con sus compinches para “perfilar y coordinar el plan de atentar contra la vida de su ex” y también organizar la posterior evasión de “la acción de la justicia”, según el documento de Fiscalía. Planearon en qué vehículo cometerían el ataque, con cuál escaparían y qué papel jugaría cada miembro de la organización. Dos días después, el 11 de enero, el agresor y uno de sus secuaces, J. J. G. R. —conocido como Poti— se acercaron a las mujeres para volver a asustarlas en plena calle, en Cártama. Eran las diez de la noche cuando éste último se les acercó y se llevó a la mano al cuello “haciéndole la señal de rajárselo”, según el relato de la Fiscal.
Al día siguiente, el 12 de enero, El Melillero y Poti persiguieron a las víctimas hasta la calle Francisco Hernández de Cártama. La exnovia conducía su Mini acompañada de su amiga, que iba de copiloto. Las interceptaron a las 14.10 horas y entonces José Arcadio ordenó a su compañero de organización que se bajara y arrojase el ácido sulfúrico de 98% de pureza al interior del coche de las mujeres.
Lo hizo, según la Fiscal, por la ventanilla del conductor que estaba semiabierta, provocándoles graves quemaduras y obligándolas a salir del coche para evitar la asfixia. José Arcadio, mientras, “se reía y miraba asegurándose del resultado que había previsto”. Los delincuentes huyeron después, cambiaron de coche y se ocultaron. El Volskwagen que habían conducido durante el ataque lo limpió el tío del principal acusado que, acto seguido, lo condujo hasta Badajoz para eliminar pistas.
Arrancó entonces una enorme operación policial que contó con más de 200 agentes de la Guardia Civil durante más de 80 horas e incluso la Policía Nacional llegó a pedir la colaboración ciudadana para dar con él. Al día siguiente participaron en una espectacular persecución por la autovía A-7 pero no consiguieron dar con José Arcadio. Sí lo consiguieron dos días más tarde, durante la noche del viernes 15 de enero, tras localizarlo mientras circulaba en una moto en una zona rural de Mijas. Primero lo persiguieron por carretera y cuando el hombre dejó tirado su vehículo en el asfalto y huyó a pie, lo hicieron campo a través hasta una casa de unos familiares, donde terminaron atrapándolo. También detuvieron a cinco de sus compinches.
Ahora la Fiscal de violencia sobre la mujer de Málaga solicita 51 años y cinco meses de cárcel para El Melillero, al que considera autor de dos delitos de asesinato en tentativa, otros dos de amenazas graves, dos más de acoso, uno de pertenencia a organización criminal y uno más de maltrato habitual y también requiere la prohibición de acercarse a sus víctimas a menos de un kilómetro, comunicarse con ellas durante más de 50 años o residir en Cártama en las próximas tres décadas.
Para su cómplice J. J. G. R. —quien confesó haber arrojado el ácido sulfúrico sobre las mujeres— pide 38 años y cuatro meses por dos delitos de asesinato en tentativa, otros dos de amenazas y uno más por pertenencia a organización criminal. Para los otros cuatro acusados —A. K., D. G. T., V. M. A. y M. El F. A.— solicita 35 años para cada uno. La Fiscalía pide que entre todos los procesados —en prisión desde entonces— paguen una indemnización de 1,1 millones de euros a la Sandra y otros 312.522 a su amiga Cristina.
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