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Ayesha Verrall, impulsora de la generación libre de humo en Nueva Zelanda: “No hay una edad segura para empezar a fumar”

Ayesha Verrall, ministra de Covid de Nueva Zelanda, planea prohibir a finales de 2022 la venta y suministro de cigarrillos a todos los nacidos después de 2009, aumentando la edad cada año

Ayesha Verrall
La ministra de Covid, Mayores y Ciencia e Innovación de Nueva Zelanda, Ayesha VerrallImagen cedida por Gobierno de Nueva Zelanda
Lucía Foraster Garriga

La ministra de Covid, Mayores y Ciencia e Innovación de Nueva Zelanda, Ayesha Verrall (Invercargill, Nueva Zelanda, 43 años), anunció el pasado diciembre el pionero Plan de Acción 2025 Libre de Humo de su Gobierno, cuyo objetivo es que menos del 5% de los neozelandeses sean fumadores para ese año. Por un lado, el proyecto de ley ilegaliza la venta o suministro de tabaco de por vida a todos los nacidos después de 2009, aumentando la edad de prohibición cada año. Por el otro, incluye medidas —como la eliminación de las tiendas donde se venden cigarrillos o la reducción de la cantidad legal de nicotina— para ayudar a los ya fumadores a que dejen de fumar y así disminuir las tasas de tabaquismo. “Nueva Zelanda tiene el objetivo de estar libre de humo para 2025″, ha declarado Verrall en el Congreso Mundial contra el Cáncer celebrado esta semana en Ginebra, Suiza, donde ha asegurado que tiene la intención de que el plan se apruebe en el Parlamento a finales de este 2022.

Pregunta. ¿Cómo planean conseguir una Nueva Zelanda libre de humo para 2025?

Respuesta. Es cierto que casi el 85% de los neozelandeses no fuman, lo que significa que la mayoría de nosotros elegimos no fumar. Pero si nuestro objetivo es que menos del 5% sean fumadores para 2025, debemos actuar rápido para ir reduciendo la tasa de tabaquismo a buen ritmo. Tenemos varias políticas para ello, como apoyos para dejar de fumar, reducción de los puntos de venta minorista de aproximadamente 6.000 a una décima parte de esto, y creación de una ley para eliminar la nicotina de los cigarrillos. Por otro lado, tenemos una política de “generación libre de humo”, según la cual a las personas nacidas después de 2009 no se les puede vender o suministrar tabaco legalmente, aumentando la edad cada año. Esta política tardará mucho en surtir efecto, pero envía un mensaje muy claro: no hay una edad segura para empezar a fumar.

P. ¿Cuándo entrará en vigor el plan?

R. Tenemos la intención de que se apruebe en el Parlamento este año. Y luego hay un tiempo de implementación de 12 meses a dos años.

P. ¿Qué prohíbe exactamente la ley?

R. Nuestra ley prohíbe la venta de tabaco a las personas nacidas después de 2009. No habrá ninguna sanción o cargo criminal para los que compran, sino para los que venden. Esto es importante, porque no queremos que las personas adictas al tabaco se vean empujadas a una red criminal para mantener su adicción.

P. ¿Qué impacto tiene el tabaco?

R. Es la principal causa de muerte prevenible en Nueva Zelanda y en muchas partes del mundo. En mi país, representa el 15% de la mortalidad total. Provoca enfermedades pulmonares y cáncer de pulmón, y también amputaciones, lo cual es bastante triste. Además, los bebés de las madres que fuman nacen más pequeños, con mayor tendencia a ir a cuidados intensivos neonatales. El tabaco tiene un gran impacto en términos de salud. También en términos humanos. Pienso en esos niños que no tienen un abuelo porque el abuelo murió por fumar, o en aquellos padres que no pueden sostener a su bebé en brazos. Ambientalmente, el tabaco significa basura y suciedad, y al planeta le iría mucho mejor sin él.

P. ¿Cómo se les ocurrió la propuesta de la generación libre de humo?

R. Las propuestas han sido desarrolladas por académicos en Nueva Zelanda, pero también en el extranjero. La propuesta de la generación libre de humo provino de defensores en Singapur y Australia. Así que hemos estado buscando en todo el mundo las mejores ideas. Personalmente, trabajé como médico en un hospital público cuando era muy joven y veía a fumadores que tenían un daño pulmonar tan grave que no podían caminar desde su casa hasta la puerta de entrada. Llegaban al hospital con infecciones menores que casi les matan. No podían respirar. Era una forma aterradora de ver morir a la gente y yo no quiero ver eso.

P. ¿Qué le diría a los críticos con la propuesta?

R. Creo que es muy importante priorizar el salvar la vida de las personas. El asunto del tabaco es algo inusual. En Nueva Zelanda, la seguridad de un sándwich tiene más regulación que la de un cigarrillo y eso no tiene sentido.

La seguridad de un sándwich tiene más regulación que la seguridad de un cigarrillo y eso no tiene sentido

P. ¿Qué consecuencias económicas tendrá esta ley?

R. Ahorrará mucho dinero al sistema sanitario, aunque se necesita más de una década para que surjan esos ahorros. Por supuesto, habrá una reducción en la recaudación del impuesto al consumo de tabaco, pero eso es algo bueno si podemos salvar la vida de las personas.

P. A pesar de que en Nueva Zelanda ha disminuido el consumo de tabaco en los últimos años, todavía es muy alto entre la etnia originaria maorí, un 28%, en comparación con el 20% de la población de origen europeo. ¿Por qué?

R. Recientemente, hemos tenido impuestos al tabaco muy altos y, sorprendentemente, las personas ricas renunciaron y las personas más pobres y los pueblos maoríes y del Pacífico tenían menos probabilidades de hacerlo. Ahora tenemos una situación en la que fumar es muy desigual y las personas más desfavorecidas tienen la tasa de tabaquismo más alta. Así que sabemos que tenemos que tomar una nueva dirección si queremos llegar a una tasa de tabaquismo menor del 5%.

P. ¿Por eso dicen que pretenden involucrar a la comunidad?

R. Con el covid-19, hemos visto en Nueva Zelanda cuán exitosos podemos ser a la hora de alcanzar un objetivo de salud cuando establecemos una meta ambiciosa y hacemos que toda la comunidad se movilice. Los neozelandeses maoríes también quieren proteger la salud de su gente, así que estamos financiando grupos de salud maoríes para poder organizar espacios y eventos donde las personas puedan reunirse y celebrar su cultura, pero también el estar bien y libres de humo. Esto nos ayuda a establecer una norma, a desnormalizar el tabaquismo en una comunidad en la que actualmente el índice es alto.

P. Es probable que, cuando entre en vigor la ley, aumente el contrabando. ¿Cómo planean atajar este problema?

R. En primer lugar, el mercado ilícito en Nueva Zelanda es muy pequeño. La industria tabacalera siempre dice que es muy grande, pero en realidad sabemos que solo alrededor del 3% de todo el tabaco en el país es de contrabando. Además, somos una isla con controles fronterizos muy fuertes, y hemos invertido 10 millones de dólares adicionales en esto. También hemos invertido dinero en la vigilancia interna del mercado ilícito. Es un riesgo, pero es un riesgo manejable.

P. El vapeo no está cubierto en el plan. ¿Por qué?

R. Regulamos el vapeo por primera vez en la última legislatura, en 2020. Dichos productos solo se pueden vender en tiendas especializadas, con licencia, están prohibidos en automóviles y en escuelas, y no pueden tener publicidad. Estas regulaciones todavía están entrando en vigor. Necesitamos restricciones más fuertes sobre el tabaco que sobre el vapeo, porque el primero es increíblemente dañino. La mitad de las personas que consumen tabaco en Nueva Zelanda mueren por esta causa.

P. Hay movimientos en el sudeste de Asia y Europa para tratar de implementar una legislación similar a la suya. ¿Qué cree que pasará en el futuro?

R. Lo que queremos es que Nueva Zelanda esté libre de humo para que los neozelandeses puedan vivir vidas saludables y plenas. Si nuestro ejemplo puede ayudar a mejorar la salud de otros países, estaremos muy dispuestos a compartir las lecciones que aprendamos. No somos perfectos, pero estoy segura de que aprenderemos cosas en el camino que, con suerte, serán una buena experiencia para que otros la vean.

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Sobre la firma

Lucía Foraster Garriga
Reportera en Sociedad y Planeta Futuro desde 2021. Licenciada en Relaciones Internacionales por la Blanquerna - Universitat Ramón Llull y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Cubre temas migratorios, de género, violencia sexual y derechos humanos. Premio Ortega y Gasset de Periodismo 2022 por la investigación de abusos sexuales en la Iglesia española.

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