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La sequía deja al descubierto un nuevo misterio: ¿qué hacía un bote de la Segunda Guerra Mundial en un lago de California?

El bote Higgins estuvo presente en la invasión a Sicilia y el atolón de Tarawa hasta que terminó en una reserva que abastece de agua a San Francisco

Luis Pablo Beauregard
Bote Higgins: El Servicio Forestal de EE UU informó del hallazgo de un bote de la Segunda Guerra Mundial hundido en el lago Shasta, al norte de California
El Servicio Forestal de EE UU informó del hallazgo de un bote de la Segunda Guerra Mundial hundido en el lago Shasta, al norte de California.U.S. Forest Service (RR. SS.)

Nuevo misterio en el lago Shasta. Los ínfimos niveles de agua que ha ocasionado la sequía en California dejó al descubierto un bote de la Segunda Guerra Mundial. La embarcación estuvo en el frente de batalla tanto en el Mediterráneo como el Pacífico, asignada a uno de los barcos de la flota que comandó el legendario general George S. Patton. El hallazgo ha significado un quebradero de cabeza para el Servicio Forestal de EE UU, quien lo encontró en la base del cuerpo lacustre el otoño del año pasado y que lo dio a conocer este fin de semana, añadiendo nuevas interrogantes a la historia bélica y convirtiéndose, de paso, en un fenómeno viral.

El Servicio Forestal informó el domingo del hallazgo en el lago, ubicado al norte de California, a 370 kilómetros de San Francisco. El bote, de 10 metros de largo, es un amasijo de hierro oxidado recubierto con restos de lodo y sedimento del lago. Se trata de un Higgins, un modelo anfibio utilizado para transportar tropas desde los barcos hasta los puertos de ataque. En la puerta de la rampa, el ejemplar del Shasta tiene pintados los números 31-17, por lo que ha sido vinculado al USS Monrovia, que fue lanzado en 1942 en las aguas de Norfolk, Virginia. Un año más tarde emprendió el viaje rumbo al Mediterráneo.

El Monrovia sirvió de centro de mando a Patton en la invasión a Sicilia en el verano de 1943, una memorable campaña de los Aliados para hacerse con la isla italiana. Gracias a la Operación Husky, los estadounidenses pusieron un pie en la Europa del Eje compuesto por Italia, Japón y Alemania. La llegada a las costas sicilianas fue el primer paso para preparar el desembarco en Normandía, el 6 de junio de 1944. De acuerdo a los guardabosques, el general Dwight Eisenhower, se encontraba a bordo del Monrovia en el momento del ataque a las costas sicilianas.

No fue la única ocasión en que el Higgins habría visto acción en el frente de batalla. Las crónicas bélicas lo sitúan en otras cinco batallas en las aguas del Pacífico. En su parte posterior, el Higgins tiene dos torretas que servían a los soldados para colocar las ametralladoras. Hacia finales de 1943, se presume que formó parte del ataque de los estadounidenses al atolón de Tarawa, que hoy forma parte del archipiélago bajo la bandera de Kiribati. El ataque al entonces territorio japonés marcó el inicio de una campaña en la que murieron más de 6.000 soldados de ambos bandos.

Los estadounidenses encontraron en ese territorio una férrea resistencia de los japoneses. Como muestra de ello, el pequeño barco Higgins que protagoniza esta historia quedó empantanado. “Se conoce el nombre de los tripulantes y se indica que fue hundido en aguas poco profundas durante aquella invasión (aunque fue salvado después”, señala el Servicio Forestal. Los expertos en el conflicto bélico han escrito ampliamente sobre los problemas con los que se toparon las naves estadounidenses en esta zona, pues debían de sortear un arrecife para internarse en una laguna y después alcanzar una playa.

Los números 31-17 vinculan al bote con el USS Monrovia, de la fuerza naval que combatió en 1943 en el Mediterráneo y el Pacífico.
Los números 31-17 vinculan al bote con el USS Monrovia, de la fuerza naval que combatió en 1943 en el Mediterráneo y el Pacífico. U.S. Forest Service (RR. SS.)

No es la primera vez que los bajos niveles del Shasta dejan a la vista a la embarcación, llamada “el barco fantasma”. Cuando emergió en 2021, James Dunsdon, un bombero aficionado a los tesoros de la Segunda Guerra Mundial, se decidió a hacerse con él. Visitó la zona, tomó imágenes y comenzó a desenterrar mucha de la historia de los combates que rodearon a la embarcación. Dunsdon comenzó entonces un largo proceso de meses para convencer al Servicio Forestal de que le diera los restos del barco. Una subida en los niveles ocultó el Higgins por una época. Cuando recibió la luz verde de las autoridades, el bombero pudo sacar la nave del lago.

El Shasta es el lago artificial más grande de California. Junto a otras cinco reservas, forma el Proyecto del Valle Central, que abastece de agua a 1,2 millones de hectáreas de campos de riego en los valles de San Joaquín y Sacramento. Además, abastece de líquido para uso residencial a millones de personas, especialmente en el área metropolitana de San Francisco. Desde hace dos años, la sequía ha hecho que estos lagos tengan bajísimos niveles, lo que ha provocado una serie de medidas a lo largo de todo el estado para ahorrar el líquido.

“Cualquier proceso de restauración se hará para preservar cuanto sea posible del bote y se espera que pueda ser exhibido con su estilo de gastado en combate”, afirmó el Servicio Forestal. La nave será exhibida en el Museo de la Guardia Nacional en Seward, Nebraska.

El hallazgo se ha convertido ahora en un misterio viral. “Es realmente impresionante cómo emergió del lago con tantas historias por contar”, señala la publicación de Facebook. Después de la guerra, el Monrovia sirvió en la Guerra de Corea. Fue dado de baja en 1968 y sus restos se vendieron como chatarra. El Higgins es la novena embarcación de la Segunda Guerra Mundial que ha sido recuperada en las últimas décadas.

La difusión del caso ha hecho posible que varios lancen algunas teorías que intentan explicar qué llevó al Higgins a California. Un exempleado del Servicio Forestal que trabajó en una bahía cercana ha explicado en las redes sociales que hacia mediados de los años setenta fueron utilizadas dos embarcaciones de este tipo para trasladar herramientas y equipo pesado a partes del lago que eran inaccesibles vía terrestre durante los incendios forestales. “Me pregunto si este es uno de esos antiguos botes”, dijo Michael Livingston.

Los encargados del museo de Nebraska esperan que el misterio sea resuelto una vez que la lancha esté a la vista de todos. “Alguien dirá, ‘sí, recuerdo que Bob compró ese bote allá en el 54′... Pero esa persona aún debe ser encontrada”, dijo Gerald Meyer, el director del centro de Nebraska a The New York Times. Por el momento, sigue siendo un tesoro abierto a las especulaciones.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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