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Ingresa en prisión María Salmerón, la madre condenada por incumplir las visitas de su hija con su padre maltratador

La mujer ha entrado en el penal de Alcalá de Guadaíra, en Sevilla, tras fracasar sus intentos por evitar la cárcel

Eva Saiz
María Salmerón a la salida de los juzgados de Sevilla el 18 de mayo, cuando se le comunicó que tenía 15 días para entrar en prisión.
María Salmerón a la salida de los juzgados de Sevilla el 18 de mayo, cuando se le comunicó que tenía 15 días para entrar en prisión.PACO PUENTES

María Salmerón ha ingresado esta mañana en la prisión de Alcalá de Guadaíra, en Sevilla. De nada ha servido abonar los 3.000 euros de responsabilidad civil ni los recursos presentados in extremis los últimos días para que se le cancelaran los antecedentes penales —condiciones necesarias para eludir la cárcel―, así como tampoco han valido de mucho las firmas recogidas en la plataforma Change.org. Salmerón, que había sido indultada en tres ocasiones por el Gobierno, tendrá que afrontar la pena de nueve meses de privación de libertad por haber incumplido el régimen de visitas de su hija con su exmarido. Un hombre condenado a 21 meses de cárcel por maltratarla física y psicológicamente, que a diferencia de ella jamás puso un pie en un centro penitenciario por la duración de la pena y por carecer de antecedentes.

La cuenta atrás para Salmerón comenzó cuando el Gobierno le denegó el pasado 27 de abril su cuarto indulto “por imperativo legal”. El 18 de mayo, la jueza del Juzgado de lo Penal Número 6 le notificaba la ejecución de su sentencia y la obligación de entrar en prisión en los siguientes 15 días. Ella siempre pensó que finalmente podría aplazar un momento para el que siempre ha asegurado que no estaba preparada. “Para mí sería una sentencia de muerte y nadie se prepara para eso”, reconoció a este diario.

La noticia de su ingreso en la cárcel la avanzaba en Twitter la organización Encuentro Feminista Montequinto y la confirmaba a este diario Isabel Machado, presidenta de la plataforma de apoyo a María Salmerón. “Esto es un atropello judicial y vamos a hacer todo lo posible por que salga cuanto antes”, ha asegurado. Salmerón mantendrá su puesto de trabajo, uno de los mayores miedos que tenía, porque esa era su única fuente de ingresos para poder pagar los estudios en el extranjero de su hija, a quien su padre ha denunciado para no pasarle la pensión.

“Mi peor pesadilla se ha hecho realidad”

Miriam Ruiz, la hija de Salmerón, que cada vez que tenía que ir con su padre imploraba a su madre que no la llevara, ha visto también “hacerse realidad” su “peor pesadilla”. Así lo ha escrito en una carta —como las muchas que escribía para exorcizar su dolor cuando estaba con su progenitor― en la que muestra su angustia, desconsuelo y rabia por tener que ver a su madre entrar en la cárcel. “He observado paralizada cómo se cerraban tras ella las puertas de ese sitio que su maltratador, pese a ser condenado, nunca pisó. Estoy rota y llena de rabia e impotencia”, dice Miriam. “Finalmente, esa persona que se propuso arruinarle la vida a mi madre hace más de 20 años y con la que comparto apellido, ha conseguido separarnos. Me ha arrebatado al pilar de mi vida, a mi protectora, la mujer que me trajo al mundo y que desde ese día no ha parado de luchar por mi felicidad ni un solo instante”.

“No puedo evitar sentir que soy yo la que debería estar allí dentro, pues siempre he sido yo la que me he negado a ver a aquel que nunca se ha comportado como un padre conmigo. Fui yo la que le supliqué cientos de veces a mi madre que no me llevara a ese infierno. Y es ella ahora la que, con 58 años y problemas de salud, es castigada y arrancada de su casa por protegerme. No hay forma de reparar esta injusticia, nadie puede borrar todo lo que hemos sufrido ambas, pero sí pueden dejar libre a mi madre y devolverla a mi lado”, añade, después de pedir la dimisión de la ministra de Justicia. “Se están vulnerando todos los derechos de mi madre, quien ni siquiera ha recibido una resolución de dicho indulto y cuyo expediente se le está ocultando ilegalmente. Ella no es ninguna delincuente, porque querer a una hija y anteponerla a todo no es ningún delito”, indica. “Me siento desamparada y sumida en un inmenso dolor. Pido justicia y medidas urgentes para devolver a mi madre a mi lado”, concluye la carta.

Dos décadas de violencia vicaria

Los anteriores indultos a María le fueron otorgados por el Ejecutivo de Mariano Rajoy, que en 2015 también le dio un premio por su lucha contra la violencia machista. Salmerón confiaba en que en esta ocasión también contaría con el respaldo del Gobierno, sobre todo cuando la ministra de Igualdad, Irene Montero, se había manifestado a su favor en varias ocasiones. Las razones del Ministerio de Justicia para denegar la medida de gracia se apoyan en que la ley que regula el indulto impide concederlo a condenados reincidentes, salvo que el tribunal sentenciador informe a favor de la medida de gracia, algo que no ha ocurrido en este caso, donde tampoco contó con el respaldo de la Fiscalía. La ministra Montero, la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez, y la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, criticaron en redes sociales la denegación del indulto.

Salmerón creyó que divorciándose de su marido, a los cinco meses de nacer su hija Miriam, escaparía del maltrato físico y psicológico al que estaba sometida. Ese, sin embargo, fue el principio de una espiral judicial agitada por el padre de la niña que, apoyado por la Asociación Víctimas de la Ley de Violencia de Género, ha ido denunciando los distintos incumplimientos del régimen de visitas de su hija. En este tiempo, ha convertido su infancia en una pesadilla, tal y como la propia Miriam detalla en las cartas que escribía de pequeña para superar su miedo y soledad, como relató en una entrevista con este diario.

Cuando se divorció era el año 2000. Aún quedaban cuatro años para la aprobación de la ley de violencia de género y 21, la edad de Miriam, para que saliera adelante la de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia, que obliga a la suspensión del régimen de visitas a los padres que hayan maltratado a la madre. Con este marco legal, hubiera sido mucho más difícil que Miriam tuviera que pasar por el calvario de suplicar en el punto de encuentro que no la llevaran con su padre y toparse con la incomprensión de las trabajadoras sociales. Ni Salmerón tendría que haber vivido dos décadas bajo la incertidumbre de obtener un indulto que la librara de entrar en prisión por impedir que su hija conviviera con un maltratador, tal y como sentenció el Tribunal Supremo en 2008.

En este tiempo, Salmerón ha sido condenada por desobediencia en cuatro ocasiones y ha sido indultada en tres, aunque el último fue anulado por el Supremo. Es un ejemplo paradigmático de la revictimización, debida a las lagunas judiciales, a la que se ven abocadas muchas mujeres que sufren violencia de género. “Si los gobiernos hubieran legislado para que esto no hubiera pasado, yo no estaría aquí”, decía Salmerón en la última gran concentración en contra de su ingreso en prisión en abril.

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Sobre la firma

Eva Saiz
Redactora jefa en Andalucía. Ha desarrollado su carrera profesional en el diario como responsable de la edición impresa y de contenidos y producción digital. Formó parte de la corresponsalía en Washington y ha estado en las secciones de España y Deportes. Licenciada en Derecho por Universidad Pontificia Comillas ICAI- ICADE y Máster de EL PAÍS.

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