La principal productora de fórmula infantil de EE UU acuerda con la Administración reanudar su actividad
La reapertura de una planta cerrada en febrero por contaminación bacteriana puede aliviar el desabastecimiento en semanas, si la FDA lo aprueba
La Agencia federal de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, en sus siglas inglesas) ha alcanzado este lunes un principio de acuerdo con los laboratorios Abbott, productores de buena parte de las fórmulas infantiles que se consumen en el país, para que estos reanuden su actividad y se ponga fin así a la crisis de suministro que desde hace semanas golpea a las familias de menores ingresos.
Abbott ha anunciado que si la agencia responsable de homologar alimentos y fármacos en EE UU da su visto bueno, podría reanudar casi inmediatamente la producción en su planta de Sturgis (Míchigan), cerrada en febrero pasado después de que cuatro bebés enfermaran entre finales del año pasado y comienzos de este tras consumir productos de esa marca. Dos de ellos murieron. La investigación reveló la presencia de una bacteria potencialmente mortal, llamada cronobacter, en las líneas de producción y sus proximidades.
La reapertura de las líneas de leche maternizada de Abbot supondrá volver a llenar en breve los estantes de supermercados y farmacias. El desabastecimiento ha tenido un especial impacto en las familias de rentas bajas, dependientes de programas de refuerzo materno-infantil (WIC, en sus siglas en inglés) que obligaban a comprar productos concretos acordados entre los Estados y los fabricantes. Los más perjudicados, empero, han sido los bebés con necesidades de nutrición especiales, y dependientes de líneas específicas, prescritas por el pediatra.
Una vez que la agencia permita la reapertura de la planta, la producción podría reanudarse en un plazo de dos semanas y el producto, llegar a los estantes hoy vacíos entre seis y ocho semanas. Los laboratorios aseguran que continuarán importando fórmula infantil desde una planta en Irlanda. Se ignora cuándo autorizará la reapertura de la de Míchigan la FDA, que hoy ha anunciado “mayor flexibilidad” en la importación de “ciertos productos de fórmula infantil para aumentar aún más la disponibilidad de existencias en el país”.
“Este es un gran paso hacia la reapertura de nuestras instalaciones de Sturgis para poder aliviar la escasez de fórmula en todo el país. Esperamos trabajar con la FDA para reabrir las instalaciones de manera rápida y segura”, dijo en un comunicado el director ejecutivo de los laboratorios, Robert Ford. El acuerdo obedece a la evaluación positiva por parte de la FDA de las condiciones de seguridad e higiene en las instalaciones. El acuerdo está sujeto a la aprobación judicial.
La suspensión de actividad por parte de los laboratorios Abbott, el mayor proveedor de fórmula infantil de EE UU, supuso la desaparición de los comercios de Similac y otras fórmulas similares fabricadas en la planta de Sturgis. Ello provocó una escasez generalizada en todo el país, lo que obligó a muchos minoristas a limitar el número de envases por cliente. Internet, mientras, hizo su agosto, con ofertas a precios desorbitantes que en muchos casos suponían varias veces el precio habitual del envase. La Casa Blanca pidió a la Comisión Federal de Comercio, que vela por la libre competencia, y a los fiscales generales de los Estados que investigasen prácticas desleales y precios abusivos.
Con los estantes de las tiendas vacíos en algunas comunidades, numerosas familias recurrieron a remedios caseros, como biberones a base de avena en polvo disuelta en zumo de frutas, a pesar de que los pediatras y las autoridades sanitarias desaconsejaron su ingesta, siempre en favor de la fórmula o la leche materna como nutrición básica para los bebés entre cero y un año.
Abbott, una empresa cotizada con un margen de beneficio estimado en 4,70 dólares por acción este año, pese a la crisis reputacional, ha explicado que lleva trabajando en correcciones y mejoras de las instalaciones desde la inspección de la FDA, a la que presentó un plan de acción renovado hace justo un mes.
La semana pasada, el presidente Joe Biden se reunió con representantes del sector, un mercado de 4.000 millones de dólares cubierto en un 90% por la producción nacional, para encontrar una salida urgente a la crisis, que se remonta al año pasado por el efecto de la disrupción en las cadenas de suministro, pero que el cierre de Abbott en febrero agravó considerablemente, hasta llegar a un desabastecimiento del 43% la semana pasada. Cientos de miles de padres y madres han recorrido estas semanas miles de kilómetros en busca de existencias de la fórmula que toman sus bebés, que además suelen rechazar por su sabor o textura la introducción de novedades. El hecho de que la lactancia sea minoritaria en el país -por la temprana reincorporación al trabajo de las mujeres, sin baja maternal universal reconocida- ha aumentado la dependencia hacia unas fórmulas cuya seguridad, insisten las autoridades, está por encima de cualquier otra consideración.
Este lunes, el responsable de la FDA, el doctor Robert. M Califf, declaró a la cadena de televisión CNN que la agencia estaba trabajando en la cadena de suministro para que la fórmula necesaria volviera a estar en los estantes de las tiendas cuanto antes. “Podemos adelantar que en unas pocas semanas, las cosas volverán a la normalidad”, dijo Califf, sin referirse expresamente a los laboratorios Abbott. Está previsto que el jefe de la FDA comparezca este jueves ante un subcomité de la Cámara para responder las preguntas de los legisladores. Una congresista demócrata ha instado la celebración de una audiencia sobre la crisis el próximo 25 de mayo, en la que invitó a participar a los laboratorios.
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