Corea del Norte reconoce su primer brote de coronavirus dos años y medio después y declara la “emergencia nacional más grave”
El régimen ha ordenado el confinamiento de todo el país, donde no existe constancia de vacunaciones
Corea del Norte ha reconocido su primer brote de covid, dos años y medio después de que comenzara la pandemia. Un contagio de la variante ómicron en Pyongyang, la capital. La infección ha desatado todas las alarmas en el país, ante el temor a graves consecuencias: el sistema de salud es extremadamente precario, y no consta que ninguno de los 28 millones de habitantes haya sido vacunado. El régimen ha declarado la situación como la “emergencia nacional más grave” y ha ordenado el confinamiento de todo el territorio.
Desde el estallido de la pandemia en Wuhan (China) en diciembre de 2019, Corea del Norte había optado como principal línea de defensa contra el virus por el aislamiento. En febrero de 2020, después de que la ciudad china donde se detectaron los primeros casos anunciara su confinamiento, Pyongyang cerró sus fronteras a cal y canto. Únicamente este año reabrió parcialmente la línea de tren de carga que le conecta con la ciudad de Dandong, en la frontera china, aunque tras una serie de casos en esa localidad las operaciones quedaron suspendidas de nuevo. En ocasiones ha ordenado el confinamiento de ciudades en el área fronteriza.
En julio de 2020 sí habló de la posibilidad de un brote, cuando un hombre cruzó la frontera procedente de Corea del Sur. Pero aunque la ciudad limítrofe de Kaesong, por donde pasó el desertor, quedó confinada durante 20 días, el bloqueo se levantó después de que las pruebas al sospechoso resultaran negativas
Hasta ahora, Corea del Norte ha rechazado de modo sistemático las ofertas de asistencia internacional, procedentes de China y del mecanismo Covax de la OMS, para vacunar a sus residentes. Tampoco había informado de ningún caso de coronavirus dentro de su territorio, y únicamente ha notificado a la Organización Mundial de la Salud 64.207 pruebas de covid entre sus ciudadanos hasta el 31 de marzo, todas ellas negativas.
“Ha ocurrido un caso de la mayor emergencia del Estado: se ha producido una grieta en nuestro frente de prevención contra la epidemia, que nos había defendido con firmeza durante dos años y tres meses”, ha afirmado la agencia de noticias norcoreana, KCNA.
El brote se descubrió tras detectar casos de fiebre entre residentes de Pyongyang a los que se tomaron muestras para su examen. KCNA no precisa cuántas infecciones se descubrieron ni cuál ha podido ser el origen del brote, dado que el país permanece, al menos en teoría, herméticamente sellado. El líder supremo, Kim Jong Un, convocó una reunión de dirigentes del Partido de los Trabajadores para analizar la respuesta a la situación, y ordenó un “confinamiento estricto” en todas las localidades del país para tratar de cortar la cadena de contagios.
“Las tareas estatales de prevención epidémica se elevarán al nivel de máxima emergencia de prevención”, ha indicado la agencia estatal, que agrega que se movilizarán suministros médicos de reserva para responder a la crisis.
El anuncio del brote llega cuando los analistas occidentales consideran que Corea del Norte prepara una nueva prueba nuclear, la primera desde 2017 y la séptima de su historia. Desde comienzos de año, el régimen de Kim Jong Un ha finiquitado la moratoria que se impuso en 2018 y ha retomado sus pruebas de misiles balísticos de largo alcance, incluidos proyectiles intercontinentales e hipersónicos.
Al mismo tiempo, el régimen ha reconocido problemas económicos, causados por la combinación del cierre de fronteras por la covid, el efecto de las sanciones internacionales contra su programa de armamento y desastres naturales. El banco central surcoreano indicó en su informe anual el año pasado que la economía del Norte sufrió en 2020 su mayor contracción en 23 años.
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