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“Hay una inequidad tremenda entre comunidades en el programa de cribado de cáncer de colon”

Luis Bujanda, investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) de Enfermedades Hepáticas y Digestivas, urge a mejorar los hábitos de vida para prevenir el tumor colorrectal, que será el más frecuentemente diagnósticado en 2022

Jessica Mouzo
Luis Bujanda
Luis Bujanda en el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Hepáticas y Digestivas.Javier Hernández

El cáncer colorrectal será el tumor más frecuentemente diagnosticado en 2022, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Unos 43.370 casos, calcula la organización científica, llegarán a las consultas de oncología a lo largo de este año. Y aunque el pronóstico ha mejorado notablemente y la supervivencia se ha duplicado en los últimos 20 años —alrededor del 63% de los pacientes están vivos a los cinco años del diagnóstico—, es la segunda causa de muerte por tumores (15.125 muertes en 2020, último año con cifras disponibles), tan solo por detrás del cáncer de pulmón.

Quedan muchas tareas pendientes, apunta Luis Bujanda (Moreda, Álava, 56 años), jefe de grupo del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) de Enfermedades Hepáticas y Digestivas. Desde el Instituto Biodonostia de San Sebastián, donde tiene su centro de operaciones, el investigador urge a mejorar los programas de cribado y las herramientas de detección precoz de esta neoplasia. El de colon es de los pocos tumores que tiene desplegado en España un sistema de cribado —el de sangre oculta en heces—, pero su implantación es “muy dispar”, lamenta Bujanda, pese al éxito de la estrategia: “El cribado en el País Vasco ha demostrado que disminuye la mortalidad un 25%”.

Pregunta. Se esperan más de 43.000 casos en 2022. ¿Por qué hay tanto cáncer de colon?

Respuesta. La edad es clave: cuanto más vivimos, más posibilidad de generar cáncer. Es el factor más importante porque las células, cuanto más viven, más alteraciones tienen en la reparación de sus procesos de replicación.

P. Pero ahora hay cada vez más casos en menores de 50 años: un estudio con datos de 20 países europeos publicado en la revista Gut señalaba que la incidencia media había crecido casi un 8% por año entre personas de 20 a 29 años entre 2006 y 2016. ¿Por qué sucede esto?

R. Por debajo de los 50 años siempre hay que descartar factores genéticos que pueden dar una predisposición al cáncer. Otros factores, como los ambientales o de alimentación, pueden influir también, pero en menor grado, porque el tiempo que necesitas para que un agente externo desencadene un cáncer tiene que ser mucho mayor y en grandes poblaciones.

P. ¿Cuál es el papel de los hábitos de vida en el desarrollo del cáncer de colon?

R. Contra el cáncer, en general, hay un decálogo y cuando te preguntan qué hacer es sencillo: alimentación mediterránea, que se basa en el consumo alto de frutos y verduras y limitar comidas procesadas, porque con eso evitas el sobrepeso, que es un factor clave; evitar el tabaco y el alcohol; y luego, estimular el ejercicio físico. Todo esto sería prevención primaria, para evitar desarrollar la enfermedad o que aparezcan pólipos [acúmulos de células en la pared del intestino que pueden ser malignos].

P. ¿Qué se está haciendo mal?

R. En prevención primaria estamos haciendo todo lo contrario: tenemos que bajar de peso, disminuir la obesidad y el sobrepeso. Pero la prevención secundaria, detectar lesiones que nos pueden salir a lo largo de nuestra vida, también es muy importante: a partir de los 50 años se incrementa el riesgo de tener pólipos e, incluso, cáncer de colon. Y ahí están los programas de cribado, que están extendidos en todas las comunidades, pero de manera muy dispar: hay comunidades, como País Vasco o Cataluña, que ya han invitado al 100% de la población de 50 a 69 años, pero hay otras que no han llegado. En 2014, en el País Vasco, el 100% de la gente entre 50 y 69 ya había recibido una invitación para someterse a un test de sangre oculta en heces. En cambio, en otras, aún en este momento no se ha llegado al 100%. La inequidad que hay en el programa de cribado de cáncer de colon entre comunidades es tremenda y es muy grave.

P. Hay un estudio de la Asociación Española Contra el Cáncer que alerta de una implantación desigual del cribado. ¿Qué repercusiones puede tener estas desigualdades?

R. Pues que hay un 25% menos de muertes por cáncer de colon en una comunidad que en otra. En las comunidades que lo hacen bien, las muertes han bajado, mientras que, en otras, ni lo sentirán de momento porque los programas de cribado, en mortalidad, se notan a lo largo de los años. En el País Vasco llevamos desde 2009.

P. ¿Por qué hay esta inequidad?

R. Es un tema político y económico. Político porque no hay unanimidad de criterios a la hora de establecer políticas de salud autonómicas; y económico porque las comunidades priorizan el dinero que tienen en otros gastos que consideran más importantes y esenciales.

P. ¿Dónde queda la concienciación social? Porque además de invitar a hacerse la prueba, hay que querer hacerla.

R. Los programas de cribado son exitosos cuando están por encima del 50% de participación. En País Vasco o Navarra rondan el 73% y en otras comunidades no llegan al 50%, como Madrid o Galicia. Hay muchos puntos clave que mejorar: hay que implementar el programa en las comunidades y que la participación sea mejor, con campañas de sensibilización.

P. El cribado fue, precisamente, uno de los primeros programas que se paró con la pandemia ¿Cómo ha impactado la crisis sanitaria en esta enfermedad?

R. Justo la semana pasada se presentó un estudio en el congreso de la Asociación Española de Gastroenterología en el que se compararon los pacientes diagnosticados el año antes de la pandemia y el año siguiente: se diagnosticó un 34% menos. Porque los programas de cribado dejaron de enviar los kits y bajaron los casos que se podían detectar y también porque hubo mucho miedo a ir a los hospitales. El número de casos detectados con el cribado también bajó del 21% el año prepandemia al 12,9% y eso se tradujo en que los pacientes se pillaban más tardíamente: necesitaban más cirugía, más quimioterapia y radioterapia…

P. La medicina de precisión se ha instalado en la oncología. ¿Cómo de implantada está en cáncer de colon?

R. Los fármacos han mejorado de forma drástica en los últimos años, ha sido espectacular: de tener cuatro o cinco medicamentos, ahora tenemos un arsenal de 10 o 12 y sabemos cuándo y cómo utilizarlo. Y esto, lo que ha mejorado, sobre todo, es el pronóstico de pacientes con enfermedades avanzadas: ahora doblan su tiempo de supervivencia. Los tratamientos son cada vez más dirigidos a moléculas diana.

P. ¿Cuáles son las principales líneas de investigación o prioridades?

R. Prevención primaria es clave: mejorar hábitos saludables. Otra parte importante es ver qué prueba de cribado es la mejor: hay que avanzar en biomarcadores en heces o en sangre que sean capaces de mejorar la detección porque la prueba de sangre oculta en heces detecta el 90% de los tumores, pero no el 100%. Otra cosa relevante es establecer los períodos entre colonoscopias para el seguimiento de la gente que ha tenido pólipos, para que el sistema no se colapse, pero que sea seguro, que no se nos pasen tumores. Ahora la sensación que tenemos es que se hacen demasiadas.

P. El estudio del microbioma intestinal, la comunidad de microorganismos que pueblan en tubo digestivo, también gana peso para detectar tumores. ¿Qué papel juega en cáncer de colon?

R. Hay una sobreinformación sobre el microbioma y veremos en los próximos años en qué queda. En cáncer de colon está muy bien establecido que hay perfiles claramente asociados a este tumor e incluso a pólipos. En función de esos perfiles, ya se han hecho pruebas diagnósticas para el cribado de cáncer de colon y pólipos y parece que van bien. Hay una relación directa entre cáncer de colon, pólipos y ciertas bacterias que pueden estar o no en los individuos.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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