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La curva de contagios de covid repunta en España

La presión hospitalaria sigue cayendo y los ingresos en la UCI bajan de 600 a causa del coronavirus

Coronavirus España
Ciudadanos caminando por calles de MadridManu Fernández (AP)
Jessica Mouzo

Nueva vuelta de tuerca en el tablero pandémico: la curva de contagios de covid vuelve a subir en España. Después de dos meses de caída en picado tras la explosión de la sexta ola, la incidencia ha vuelto a encarar una tendencia ascendente y se sitúa, según los datos del Ministerio de Sanidad de este viernes, en 445 casos por 100.000 habitantes a 14 días, un 3,4% más que hace una semana. Por ahora, el incremento es ligero y habrá que ver si se consolida en el tiempo, y los expertos llaman a la cautela. La presión hospitalaria, no obstante, continúa en descenso y los ingresos en cuidados intensivos a causa del coronavirus ya bajan de 600. Sanidad y las comunidades todavía no han culminado dos de las grandes propuestas de la desescalada definitiva de la pandemia: la retirada de las mascarillas en interiores y la conversión del sistema de vigilancia intensivo del coronavirus hacia una red centinela, similar a la de la gripe.

El incremento de incidencia en los últimos días se produce a partir de los 30 años en todos los grupos de edad. Desde el pasado martes, última vez que el ministerio reportó datos, el ritmo de contagios solo ha descendido en los adolescentes de 12 a 19 años y en los veinteañeros. Joan Caylà, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología, apunta varios factores que pueden explicar el auge de la curva: “Para empezar, parte de la población percibe un bajo riesgo porque hay un fallo en su comunicación: los datos se publican dos días a la semana y pareciera que ya no es importante; o se habla de gripalizar, que parece algo menos grave”. Y a esto se suman otras variables, según el epidemiólogo: como el sublinaje de ómicron BA.2, que es más transmisible y está ganando terreno en la calle —en algunas comunidades ya es del 75%, según el último informe del ministerio—; o el efecto de las fiestas de carnavales: “En Canarias, donde se viven mucho estas fiestas, hay un repunte [la incidencia ha crecido un 4% desde el martes]; en Sitges, que también los celebra mucho, la velocidad de transmisión del virus también se disparó”.

Caylà advierte, no obstante, de que puede haber una infranotificación y pone el ejemplo de Madrid, que pese a ser una zona con alta densidad de población y movilidad, tiene una incidencia de 221, la mitad que la media española. “La inercia de bajada de la sexta ola nos debería llevar a seguir bajando y estar en dos semanas a 40 casos por 100.000, pero se está estropeando”, lamenta. A diferencia de otras olas, el ritmo de estancamiento y repunte de contagios se ha producido esta vez en niveles de incidencia más elevados: el ritmo en la caída de los contagios se paró la semana pasada, cuando la incidencia superaba holgadamente los 400 casos por 100.000, mientras que, tras la quinta ola del verano, la curva se comenzó a estancar a mediados de octubre alrededor de los 40 casos por 100.000.

El giro de guion en el ritmo de contagios en España es aún tímido, pero en consonancia con la tendencia de otros países europeos. Según los datos del repositorio Our World in Data, la incidencia crece también en el Reino Unido, Francia, Italia, Alemania, Portugal y Austria, entre otros. Todos ellos superan holgadamente los 1.000 casos por 100.000 habitantes a 14 días —Austria, de hecho, roza los 6.000 y Países Bajos, los 5.000; Suiza está en 4.000 y Alemania supera los 3.000—. España, pese a encontrarse en umbrales de incidencia de riesgo alto, tiene un nivel de contagios muy inferior al de estos países.

Daniel Prieto-Alhambra, catedrático de Farmacoepidemiología de la Universidad de Oxford, asegura que el Reino Unido ya está inmerso en una nueva ola. ”Una de cada 20 personas está infectada ahora mismo en Inglaterra y en Escocia es una de cada 14″, explica—. Señala que España no tardará: “Está clarísimo que España tendrá otra ola y lo esperable es que sea de casos más que de ingresos. Lo que es difícil de predecir es el tamaño de la ola”. Prieto-Alhambra achaca el auge de casos en el Reino Unido al crecimiento de la subvariante de ómicron en un contexto, además, de escasas o nulas restricciones: “Es más transmisible, aunque no se escapa a la vacuna. Parece que las vacunas, aunque ayudan a prevenir la enfermedad severa, no hacen demasiado contra la infección. Y a eso le sumamos que nosotros la dosis de refuerzo nos la pusimos antes que en España y vamos perdiendo inmunidad”.

El farmacoepidemiólogo apunta, de hecho, que el país donde la curva está descendiendo especialmente es precisamente aquel que descubrió la subvariante BA.2: Dinamarca. “Bajan porque ellos ya han pasado la ola de BA.2 que estamos viviendo los demás ahora”. Caylà, por su parte, avisa también del impacto que puede tener a corto plazo el éxodo de refugiados ucranios en la transmisión en otros países: “Ucrania tenía bajas coberturas vacunales e incidencia al alza. Muchas de estas personas han tenido que hacer largos viajes en autocares o trenes repletos: el que haya salido de allí con covid, fácilmente ha podido transmitirlo a muchas personas. Sería interesante que se les pudiese hacer test de covid para cortar cadenas de transmisión”.

En España falta por ver, eso sí, si la tendencia ascendente se consolida en las próximas semanas, como teme Prieto-Alhambra, o la curva epidémica jugará a hacer dientes de sierra, con repuntes controlados y acotados en el tiempo, en lugar de aumentos sostenidos que propicien una eventual séptima ola. José Martínez Olmos, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, asume que habrá “más repuntes”, pero una séptima ola “es difícil de pronosticar”.

Por lo pronto, las grandes medidas de la desescalada que preveía el Gobierno a corto plazo y tras el cese de la sexta ola, siguen en el aire: no hay fecha para la retirada de las mascarillas en interiores y la Comisión de Salud Pública, que se reunió el jueves, tampoco ha aprobado todavía la nueva Estrategia de vigilancia y control frente a la covid tras la fase aguda de la pandemia. El nuevo protocolo, que contempla dejar de contar la covid caso a caso y avanzar a una vigilancia centinela con centros concretos que monitorizarán la circulación del virus, se aprobará “en los próximos días”, según la Comisión, pero no ha concretado cuándo entrará en vigor.

Caylà rechaza de plano ambas medidas. La retirada de las mascarillas, opina, “se podría valorar con incidencias por debajo de los 50 casos por 100.000″, pero ahora mismo, añade, no tiene sentido. Máxime, cuando se observa, además del auge de la covid, un incremento de casos de gripe en España. Martínez Olmos también desaconseja retirar las mascarillas dentro: “Es abrir la puerta a más contagios. La Comisión de Salud Pública tampoco se termina de decidir, hay prudencia”.

A propósito del tránsito a una vigilancia centinela, Caylà insiste en que la covid no es la gripe: “La magnitud del problema de la gripe es muy inferior en casos y afectación. Y, además, la gripe es estacional. Si queremos un buen control, hay que hacer una búsqueda activa de casos para un diagnóstico precoz y tratar de tratar y aislar cuanto antes a los positivos y sus contactos. Hay que ir a por todas”. Prieto-Alhambra, en cambio, apunta: “Si no piensan hacer nada, como está haciendo ahora Europa, no tiene mucho sentido recoger datos tan robustos. Aunque mi preocupación es que el modelo centinela implique dejar de genotipar los virus porque esa es la forma de detectar variantes”.

Presión asistencial a la baja

Pese al ligero incremento de la incidencia, lo que sí se mantiene bajo control y en descenso en España es la presión hospitalaria: hay 4.580 personas ingresadas en los centros sanitarios españoles a causa de la covid, un 6,4% menos que el pasado martes. En concreto, en cuidados intensivos hay 597 personas y solo Cataluña tiene una ocupación de camas de críticos a causa de la covid superior al 10% de las plazas totales.

Caylà avisa, sin embargo, de que está por ver el impacto del repunte en el sistema hospitalario y pide prestar atención a la historia natural de la enfermedad: tras el positivo, pasan unos días hasta que los casos se pueden complicar y acabar ingresados.

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Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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