La Ertzaintza investiga los 13 casos de pederastia en la Iglesia vasca del informe de EL PAÍS
La policía autónoma pide la colaboración de este diario para indagar en las denuncias en Euskadi. “En aquellos años en blanco y negro tenías que guardártelo, me daba pavor contárselo a mis padres”, dice una víctima de Bilbao
La Ertzaintza ha pedido la colaboración de EL PAÍS para recopilar datos de abusos sexuales en centros religiosos vascos incluidos en el informe con 251 casos de pederastia que este diario entregó en diciembre al Vaticano y a la Iglesia española. Son un total de 13: siete en Gipuzkoa, cinco en Bizkaia y uno en Álava. “Estamos interesados en sacar una fotografía. Queremos solicitar información sobre la situación jurídica de las denuncias, si han prescrito o no, sobre las fechas y los lugares de los hechos, y sobre las identidades tanto de víctimas como de victimarios”, ha explicado por teléfono un miembro de la Unidad de Investigación Criminal y Policía Judicial de la policía autónoma, sección de la que forma parte el Área de Delitos Contra las Personas. Además, ha añadido: “Estamos en contacto con diócesis y órdenes religiosas, pero solicitarles información resulta lento y complicado. Por eso queremos ir a la fuente original”.
Tras la entrega del informe al Papa y los obispos españoles el pasado mes de diciembre, y la publicación de la lista de los 251 casos que contiene, EL PAÍS ha ido publicando muchas de esas historias con detalle. Las dos siguientes son algunas de las registradas en el País Vasco, inéditas hasta ahora. La primera es la de Aitor (nombre ficticio), en los corazonistas de Errenteria. La segunda, la de José María Campos Regúlez, en la parroquia de Cristo Rey, en Bilbao.
Aitor asegura que el profesor seglar F.L. intentó abusar de él en el Colegio Sagrado Corazón de Errenteria (Gipuzkoa), de los corazonistas. Corría el año 1976, Aitor tenía 11 años y el acusado era el docente de la asignatura de lengua vasca. “Era un maestro enrollado y para reforzar el aprendizaje de la lengua daba clases particulares fuera del colegio”, recuerda. “Yo iba a esas clases. Un día, al terminar, me propuso visitar una huerta y unas gallinas que tenía en las afueras de Errenteria. Tenía un Land Rover, era invierno y ya había oscurecido, pero a mí me gustaban todas esas cosas de campo. No vi ningún peligro. Me empezó a decir que le gustaba mi cuerpo, que sentía deseo, que le encantaría tumbarme desnudo en el suelo. Me llegó a poner la mano en la pierna y empezó a frotar y le dije que no, no, no. Sabía de lo que me estaba hablando porque fue muy explícito”, relata.
“Vimos las gallinas y comenzó a decirme que no se lo contara a nadie, que era un juego”, continúa Aitor. “Le dije que no se preocupara, que no iba a decir nada, pero cuando llegué a casa se lo dije a mis padres. Su reacción fue quedarse muy sorprendidos. Pero mi padre lo primero que hizo fue sacarme de las clases particulares y al día siguiente fue a hablar con el profesor, estando yo delante. Él se quedó blanco, temblando, mi padre quería intentar que le echaran. Habló con el director y no le despidieron, nos dijeron que eran imaginaciones de un niño”, narra. Aitor asegura que en el colegio de los corazonistas de Errenteria “se abusaba” de menores: “Había un cuarto al que subían a niños y los tocaban. Lo decían compañeros míos. Al menos recuerdo que me lo contaron dos o tres”.
La otra historia es la de José María Campos Regúlez, que acusa al difunto sacerdote Ignacio María de Arberas Jauregui de haber abusado de él en tres ocasiones en 1976. El acusado era párroco de la parroquia de Cristo Rey en Bilbao. “Yo tenía por aquel entonces 16 años. Me besó en la boca y, bajándome los pantalones, tocó y retocó mi pene y mis genitales. Me abrazaba y me volvía a besar mientras mi cuerpo se paralizaba como un poste. Una de las veces me resistí y me amenazó con sacarme a la calle desnudo. En la tercera ocasión decidí no volver a verle y que su distancia entre él y yo sería por lo menos de 50 metros”, recuerda la víctima.
Nunca se lo contó a nadie: “En aquellos años en blanco y negro tenías que guardártelo porque las familias, al ser muy religiosas, nunca comprenderían aquella situación. Me daba pavor contárselo a mi padre y mucho menos a mi madre porque la educación del respeto campaban a sus anchas en aquella época”. “He vivido con ello 43 años y ahora veo la oportunidad de ayudarme un poco a mí y a otros muchos que de seguro vivieron aquella situación. Jamás se lo perdonaré”, concluye.
Antes de que la policía vasca contactara con EL PAÍS, el consejero del Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka, informó este martes de la apertura de una investigación, “aún en fase de instrucción”, sobre cinco casos de abusos sexuales a menores que ocurrieron en centros religiosos de la provincia de Bizkaia entre los años cincuenta y noventa. Estos cinco fueron incluidos en el dosier que este diario entregó a la Iglesia para que los investigase: en el colegio Maristas de Bilbao en 1990; en el sanatorio infantil de Santa Marina, también en la capital vizcaína, en 1971; en el colegio Paúles de Barakaldo en los años cincuenta; en la iglesia de San Juan Bautista de Bedia, en los años 1964-1966; y en la parroquia de Cristo Rey de Bilbao, en 1976.
A ellos se suman uno en Álava, en el colegio de los corazonistas, en los años setenta, y siete en Gipuzkoa, en los siguientes centros: los jesuitas y la escuela primaria de la parroquia de San Sebastián Mártir, en San Sebastián; los centros de Beasain e Irún de la orden de La Salle; y el colegio de los corazonistas en Errenteria. Todos en los años setenta, excepto el caso de la escuela primaria donostiarra, que se data entre 1958 y 1963.
En todo caso, la cifra total de casos conocidos hasta ahora es mayor. La contabilidad de EL PAÍS, que es la única existente en España ante la ausencia de datos oficiales o de las instituciones eclesiásticas, suma ya más de 33 casos en el País Vasco: 22 en Bizkaia; ocho en Gipuzkoa; y tres en Álava.
La diócesis de Bilbao ha confirmado que, además de las cinco denuncias del informe de EL PAÍS, ha recibido más en las últimas semanas —en total son una veintena, según medios locales—, y aún están bajo estudio de la comisión para la protección de menores del obispado. En Álava, la diócesis de Vitoria asegura que el caso de los corazonistas es el único que tienen “en diligencias”. “Lo compartimos con la Ertzaintza en cuanto nos lo pidieron, y sabemos que la orden está intentando ponerse en contacto con la víctima. Les hemos pedido que nos tengan al corriente de todo”, señala un portavoz.
Si conoce algún caso de abusos sexuales que no haya visto la luz, escríbanos con su denuncia a abusos@elpais.es
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