Aumenta la intensidad de los seísmos por el volcán de La Palma, con terremotos de magnitud superior a 4
La lava da un respiro al discurrir por caminos ya hollados sin apenas afectar nueva superficie
La lava del volcán de La Palma ofrece una jornada de respiro tras los fuertes sobresaltos de los días anteriores. El aluvión de lava que ha manado del cono principal tras los derrumbes del lunes y el martes apenas ha alcanzado superficie nueva, casi no ha afectado edificaciones y prosigue su camino por la colada principal hacia el mar. “La noticia en el día de hoy al menos es buena”, ha resumido este miércoles el director técnico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende. “Lo más importante es que se mantenga controlado el flujo lávico, que es muy favorable para nosotros”, ha explicado. Los ríos de magma se dirigen en su mayor parte hacia el oeste, aumentando el volumen y la altura de la colada principal.
Los terremotos, en cambio, continúan sin dar tregua a la isla. Este miércoles, pasadas las tres de la tarde hora canaria, se han sentido tres seísmos consecutivos de magnitud superior a 4. “La sismicidad es importante y relevante”, ha explicado Morcuende, “y hay que decir que ha aumentado ligeramente a niveles intermedio y profundo”. La portavoz del comité científico, María José Blanco, ha vuelto a insistir en que entra dentro de lo posible que los temblores alcancen intensidades de hasta VI (fuerte), aunque no es seguro que esto suceda. Si se alcanzase este grado, el terremoto sería sentido por toda la población de la isla. Cuando esto ocurre, son frecuentes los casos de pánico entre los ciudadanos y resulta difícil caminar o sostenerse.
Por el momento, los seísmos en La Palma no han llegado a ese punto y los expertos han optado por agarrarse a las señales positivas que se han sucedido este miércoles respecto a la lava. Las dos coladas más preocupantes, las que se dirigían al barrio de El Corazoncillo, en Las Manchas, y al casco urbano de La Laguna, se han mantenido frenadas un día más. “En este aspecto son buenas noticias que la colada discurra por terreno hollado, ya destruido”, ha dicho Morcuende.
Los datos reflejan este comportamiento favorable de la lava. Copernicus, el programa de observación de la Tierra de la Unión Europea, ha informado este miércoles de que la lava ha avanzado 1,9 hectáreas en 24 horas. Hasta ahora, 908,2 hectáreas de terreno han sido cubiertas por la lava y 2.162 edificios han sido destruidos, ninguno en el último día. Las cifras del Catastro, que suelen ser menores que las del sistema de vigilancia europeo dado que discriminan construcciones como cuartos de aperos o aljibes, sostienen que han caído cuatro nuevas casas para un total de 1.291 edificaciones.
Otra de las buenas noticias de la jornada ha sido la reversión de la deformidad del terreno, que el martes había alcanzado los 10 centímetros en un punto cercano al cono, que no se había observado en el resto de la red, y que podía estar motivada por un aumento de acumulación de material magmático bajo esa estación. Si hubiera seguido creciendo, podría haber creado otra boca, como ha ocurrido en ocasiones anteriores. Este patrón ya se había producido en dos ocasiones previas, siendo seguido de una intensificación de los fenómenos observables en los centros eruptivos.
Visita de Luis Planas
El ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Luis Planas, ha remitido una carta al comisario europeo de Agricultura, Janusz Wojciechowski, en la que solicita que los fondos del programa europeo de ayuda a la agricultura en Canarias vinculados a la comercialización de los productos puedan percibirse aunque no hayan podido ponerse en el mercado por la ceniza o falta de riego.
En una rueda de prensa celebrada tras la reunión de la comisión mixta para la reconstrucción de La Palma, el ministro ha comentado que la “excepcionalidad” del caso en la isla “justifica” que esta medida pueda ser exceptuada de la norma general. De ello se beneficiarían tanto las explotaciones agrícolas directamente arrasadas por las coladas como las que perdieron cosechas por culpa de la ceniza o por las dificultades de riego ante la rotura de las conducciones de agua preexistentes. Los agricultores han de justificar el 75% de la producción anual para poder percibir estas subvenciones.
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