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La UE alerta del riesgo de nuevas variantes en los países más rezagados en la vacunación

El documento de conclusiones de la cumbre europea celebrada en Bruselas señala que deben intensificarse los esfuerzos para vencer las dudas ante las inyecciones

Una mujer recibe la tercera dosis de la vacuna contra la covid-19 en un hospital de Bucarest (Rumania), el 28 de septiembre.
Una mujer recibe la tercera dosis de la vacuna contra la covid-19 en un hospital de Bucarest (Rumania), el 28 de septiembre.ROBERT GHEMENT (EFE)

El patinazo de las campañas de vacunación contra la covid en algunos de los países de la Unión Europea preocupa al Consejo Europeo, que teme que corra peligro el formidable despliegue logístico y sanitario puesto en marcha desde principios de año para frenar la propagación del virus en el Viejo Continente. Y la señal de alerta ha llegado este jueves desde la cumbre que se celebra en Bruselas, donde el documento de conclusiones señala que “deben intensificarse los esfuerzos para vencer las dudas [para vacunarse], así como afrontar la desinformación, en particular la de las plataformas de los medios sociales”. La UE califica de “muy grave” la situación en algunos socios comunitarios y pide que se mantenga la vigilancia ante la posible aparición de nuevas variantes del virus.

La probabilidad de mutación del virus es directamente proporcional al número de contagios. Cuanto más se difunda más oportunidades tiene de evolucionar, aunque la inmensa mayoría de los cambios que se producen en su estructura son intrascendentes. Los expertos creen que existe una posibilidad de que una de estas variaciones lo haga más peligroso o produzca lo que llaman un “escape inmunitario” (que las vacunas pierdan efectividad), aunque no lo ven muy probable.

El crecimiento de los contagios en el este de Europa contribuye a añadir algunos números más para esta lotería que se juega en todo el mundo. En el mapa del Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), la zona oriental de la UE aparece dibujada de colores oscuros, mientras que la occidental está mayoritariamente en verde y amarilla, signo de altas y bajas tasas de diagnósticos, respectivamente.

La incidencia acumulada a 14 días de Croacia, Hungría y Bulgaria se acerca a los 500 casos por 100.000 habitantes; Rumania ha llegado al millar; Estonia, Letonia y Lituania los superan con creces y viven ahora una de sus grandes olas de covid. Mientras, en España ronda los 50, según los datos del ECDC (43,2, según el Ministerio de Sanidad).

Las conclusiones de la cumbre europea no señalan a ningún socio en concreto. Pero todos los presentes en la sala del Consejo Europeo son conscientes de que los datos más alarmantes apuntan a Rumania, Bulgaria o Letonia, donde las tasas de vacunación siguen sensiblemente por debajo del 70% que la media de la UE alcanzó a finales de agosto. Algunos de los países rezagados en la vacunación sufren ahora el zarpazo de la pandemia que atravesaron otros en la primera ola de la primavera de 2020. Y año y medio después, las trágicas escenas en la parte occidental de la UE se repiten en el este europeo como en un trágico espejo.

Este mismo jueves, la Comisión Europea ha anunciado todo un despliegue de medios para socorrer a Rumania, uno de los países más golpeados por la oleada de contagios de este otoño. La operación, coordinada por la Comisión, ha contado con la aportación de material sanitario por parte de cinco países (Austria, Francia, Polonia, Dinamarca e Italia).

Bucarest recibirá medicamentos, respiradores, ventiladores y concentradores de oxígeno, entre otros productos que la Comisión considera imprescindibles para “responder al tratamiento del gran número de pacientes contagiados con la covid-19″ que hay en Rumania. Al país ha llegado además personal sanitario procedente de Moldavia y el desbordamiento de los hospitales rumanos ha obligado a trasladar a Hungría a los pacientes de covid-19 que no pueden ser atendidos.

En muchos de estos países con altas incidencias las tasas de vacunación son bajas. Existe cierta correlación entre ambos factores: en general, hoy por hoy, las zonas con más personas con la pauta completa registran menos contagios. Aunque los pinchazos no son totalmente esterilizantes, y quienes los reciben pueden contagiar y contagiarse, reducen el riesgo, así que muy probablemente tienen un papel en la reducción de diagnósticos positivos. Pero sería un error achacar por completo a las vacunas estas diferencias.

Como explica Pedro Gullón, de la Sociedad Española de Epidemiología, hay que tener cuidado al interpretar “fotos estáticas” del momento epidemiológico en cada lugar. “Los países del este están en un momento de crecimiento de su ola, y sabemos que la covid acaba yendo con ciclos más o menos de dos meses. Creo que hay que evitar los discursos de la causalidad en cada momento e intentar ver toda la dinámica”.

Coincide Daniel López Acuña, exdirectivo de la Organización Mundial de la Salud: “El tema no está relacionado con el porcentaje de vacunación, sino con mantener medidas de protección y evitar interacciones sociales desprotegidas. Y los países del este que tienen altas incidencias no solo tienen baja vacunación, sino que han relajado restricciones”.

En lo que sí influye la vacunación es en la saturación hospitalaria. Rumania, con una cobertura de tan solo el 30% está viviendo su peor crisis en las unidades de cuidados intensivos desde que comenzó la pandemia.

La UE también había extremado hasta ahora la cautela a la hora de pronunciarse sobre los socios comunitarios que se han quedado rezagados en las campañas de vacunación para no alentar suspicacias ante una presión muy visible a favor del pinchazo. Pero la brecha en la ratio de vacunación entre países y regiones no ha dejado de crecer y alcanza ya niveles que las instituciones comunitarias empiezan a considerar alarmantes.

Las conclusiones de la cumbre disparan las alarmas. “La situación en algunos Estados miembros sigue siendo muy grave”, señala el texto pactado a nivel diplomático poco antes de la reunión de los líderes de los 27 gobiernos de la Unión. Las conclusiones de la cumbre señalan que “es necesario permanecer vigilantes ante la aparición y propagación de potenciales nuevas variantes”, un riesgo que, según los expertos, es mayor en los países con bajas tasas de vacunación.

Bruselas teme que la renovada virulencia de la pandemia en algunas zonas de la UE lastre o haga capotar el despegue económico que ha facilitado la contención del virus en los países con mayor tasa de vacunación. En la cumbre europea de esta semana, precisamente, los 27 han dado el pistoletazo de salida para la relajación de las limitaciones al movimiento impuestas entre muchos países durante las primeras olas de contagios.

“La resistencia a la vacuna es alta en algunos países y los niveles de mortalidad están alcanzando niveles preocupantes”, apunta una fuente comunitaria. La disparidad en las tasas de vacunación se puso en evidencia tan pronto como las campañas de vacunación alcanzaron su velocidad de crucero a partir de abril. Pero su enquistamiento y agravamiento a lo largo de los meses ha acentuado la inquietud de las autoridades comunitarias.

Y el riesgo de perturbaciones en el mercado interior o de fisuras en la libre circulación es creciente porque en la mayoría de los países se está alcanzado el techo de la población dispuesta a vacunarse de manera voluntaria. Y en alguno de los socios, ese umbral se está quedando excesivamente bajo tanto para garantizar la protección de su propia población como para facilitar la movilidad transfronteriza sin aumentar el riesgo de provocar nuevos brotes o, en el peor de los casos, la aparición de nuevas variantes que podrían saltar rápidamente de un país a otro.

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