La solidaridad desborda la capacidad de gestión en La Palma
Las autoridades piden que no se envíe más ropa y enseres, mientras unos 750 voluntarios, entre ellos muchos afectados y personal de la Cruz Roja, trabajan a diario para ayudar a los damnificados
“No necesitamos que envíen más ayuda en forma de ropa o enseres”. El director técnico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, hacía este llamamiento el pasado domingo a toda la población de las islas y del resto de España que se ha lanzado a prestar ayuda a los más de 5.600 evacuados por el volcán de La Palma. “Nos causan problemas logísticos, no tenemos manera de gestionarlo y, además, ocupan espacio en los barcos que llegan a la isla que pueden ser usados para transportar a servicios de seguridad y emergencias”.
Tenemos mucha gente dentro del propio equipo de Cruz Roja que a la vez son beneficiarios de nuestras labores de ayudaJavier Senent, presidente de Cruz Roja Española
Han pasado más de dos semanas desde que la lava empezó a cubrir parte del territorio de La Palma y la solidaridad, igual que el volcán desde el que brota el magma, sigue exhibiendo su fuerza. Prueba de ello es la actividad incesante que a diario se registra en el polideportivo de Los Llanos de Aridane, el municipio más poblado de la isla y en el que se registra el mayor número de afectados. “Aquí somos unos 500 trabajando día a día en turnos. No solo de La Palma, también mucha gente de Tenerife y Gran Canaria. Hacemos de todo, [gestionar] ropa, comida, enseres, atención psicológica...”, explica Jacob García, uno de los voluntarios. La familia de García ha perdido, engullida por la lava, una finca de plataneras que durante años fue el sustento familiar. “Habría sido un milagro que se salvase”, admite resignado.
El vecino municipio de El Paso ha abierto una lista para que se apunten los ciudadanos que deseen echar un cable. Hasta el momento, la lista alcanza las 1.200 entradas de un municipio de 7.500 habitantes, si bien son unas 250 las personas que actualmente ayudan en materia de ganado, ropa, enseres y demás. “Estamos tratando de ordenar las donaciones”, admitió recientemente su alcalde, Sergio Rodríguez, que confiesa que la ayuda y solidaridad le “ha abrumado”. “Las aportaciones provienen tanto de empresas locales como, sobre todo, de particulares”. Rodríguez, al igual que buena parte de sus conciudadanos, está evacuado de su domicilio desde la primera noche.
“La gente joven se ha volcado”, explica la concejala de Sanidad e Igualdad del Ayuntamiento de Los Llanos, Elena Pais. “Ha sido un trabajo mayúsculo: hemos tenido que separar la ropa que nos llegaba según el tipo, talla y si es para hombres o mujeres”. Una visita al pabellón, de hecho, muestra la organización, similar a la que se puede encontrar en unos grandes almacenes. Sobre la pista se encuentra Sonia Domínguez, de 30 años, que ha acudido con su madre e hijo de siete años a recoger algunos enseres ayudada por una voluntaria: “Aún no sé nada de mi casa, y salimos casi con lo puesto”.
La ayuda solidaria también procede de organizaciones consolidadas. La presencia de los chalecos rojos de Cruz Roja es constante en El Paso y Los Llanos. Bien en un puesto de control repartiendo agua a los vecinos que esperan su turno bajo el sol para entrar en sus domicilios, bien en el puesto de mando avanzado llevando a cabo labores de asistencia. La institución tiene desplazadas en La Palma unas 80 personas, muchas de las de la propia isla de La Palma. “Tenemos mucha gente dentro del propio equipo, técnicos y voluntarios, que a la vez son beneficiarios de nuestras labores de ayuda”, explica Javier Senent, presidente de Cruz Roja Española. “Algunos de ellos han visto afectadas sus propiedades, o les ha afectado a sus familias, pero están siempre al pie del cañón”, añade.
Cruz Roja fue la encargada de dar las primeras asistencias a los desplazados en el acuartelamiento de El Fuerte, donde se trasladó de urgencia a unas 600 personas la noche de la erupción. También se encarga de atender a los poco más de 200 afectados que viven en el hotel Teneguía Princess, en el municipio de Fuencaliente (al sur, donde se ubica el volcán Teneguía, hasta ahora el último en entrar en erupción en España). “Estamos en una fase aguda”, explica Senent, “hemos creado una cartera de proyectos, y a medida que van avanzando las circunstancias tenemos preparados proyectos de voluntariado en materia de socorro, inclusión social, salud o medio ambiente”.
Buena parte de los voluntarios de la organización también necesita de atenciones, asegura Senent. “Tenemos que trabajar muy duro para que no se desmoronen de alguna manera, para que no colapsen, dándoles ciertos descansos. Pero hay que hacerlo con mucho cuidado, no se les puede retirar del servicio desde el principio porque es positivo el estar ocupados para no pensar en el desastre y sentirse útiles”.
Miguel Ángel Morcuende ha insistido en todo momento en que la verdadera ayuda que se necesita son las donaciones de dinero. Solo el Cabildo de la Palma ha recibido en estas dos semanas 4,18 millones de euros, que se suman a los 1,28 millones que ha acumulado la cuenta abierta por el consistorio de Los Llanos en los 16 días que lleva abierta, aportaciones tanto de particulares como de empresas y “entidades de todas partes del mundo”.
Ayudar sin importar la situación personal de cada uno. Esa es la consigna que mueve a Luis. Él ha perdido su casa en Todoque. Pero eso no impide que se pase los días en el polideportivo ayudando a transportar cajas y enseres, y atender a damnificados, sobre todo personas mayores, que siguen llegando en estado de conmoción. Ahora se está tomando un café y un bocadillo de pata asada (plato típico de las islas con pata de cerdo) y queso tierno. “Mira, esto es lo que hay. Yo lo tengo asumido, y lo mejor es tirar pa’lante y echar una mano a los demás”.
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