Estados Unidos permitirá el ingreso de los viajeros vacunados de la UE y el Reino Unido desde noviembre
La nueva política de viajes pondrá fin a las restricciones impuestas hace 18 meses durante la Administración de Donald Trump
La Casa Blanca ha informado este lunes de que Estados Unidos levantará a principios de noviembre las restricciones para los viajeros vacunados contra el coronavirus que provengan de la Unión Europea y el Reino Unido. Los inmunizados, además, deberán mostrar un test negativo hecho en las últimas 72 horas. La nueva política de viajes pondrá fin a las restricciones impuestas hace 18 meses por la Administración de Donald Trump, culminando así meses de negociaciones entre Washington, Londres y Bruselas. El esperado anuncio del Gobierno de Joe Biden llega en la víspera de la jornada inaugural de la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
El coordinador de la respuesta a la covid de la Casa Blanca, Jeff Zients, ha anunciado este lunes por la mañana las futuras directrices, que incluyen presentar el certificado de vacunación antes de abordar el vuelo y realizarse una prueba de covid-19 dentro de los tres días anteriores al viaje, que deberá ser negativa. Zients no especificó qué vacunas serán aceptadas y sostuvo que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) tomarán esa decisión. Quienes tengan la pauta completa no deberán hacer cuarentena, y los ciudadanos estadounidenses no vacunados deberán hacerse el test un día antes de regresar a EE UU y otro al llegar a su país.
Los CDC también exigirán que las aerolíneas recopilen información de contacto de los viajeros internacionales para facilitar el rastreo. Actualmente, la mayoría de los ciudadanos del Reino Unido, la Unión Europea, China, India, Irán, República de Irlanda, Brasil y Sudáfrica tienen prohibido entrar en EE UU. La nueva política afectará a todos ellos. “Esto se basa en individuos en lugar de un enfoque basado en países, por lo que es un sistema más fuerte”, ha apuntado Zients.
Miles de ciudadanos europeos que tienen familia en Estados Unidos han estado separados durante casi toda la pandemia. La política vigente en EE UU solo permite el ingreso al país de viajeros hayan estado en Europa y gran parte de Asia que sean ciudadanos estadounidenses, familiares directos, poseedores de una tarjeta de residencia permanente (green card) o quienes cuenten con exenciones de interés nacional.
Las prohibiciones de viaje de EE UU habían generado frustración en la UE y el Reino Unido, que registran menos contagios de covid que la potencia mundial, y que levantaron las restricciones para los viajeros estadounidenses a principios de agosto. El argumento de la Administración de Biden para no actuar de manera recíproca fue la propagación del virus debido a la variante delta. El país registra un aumento de casos, hospitalizaciones y muertes, mientras lucha para que esa cuarta parte de la población que no se quiere vacunar, lo haga.
El primer ministro británico, Boris Johnson, tuiteó que estaba “encantado” con la decisión de Washington. “Es un impulso fantástico para los negocios y el comercio, y es genial que la familia y los amigos de ambos lados del charco puedan reunirse una vez más”, escribió. La industria de viajes ha estado presionando durante meses al Gobierno demócrata para que levante algunas de las restricciones que tienen a media máquina el turismo internacional. Las aerolíneas y la hostelería han sido uno de los promotores de abrir la entrada de los vacunados. Esta buena noticia para la industria turística llega en el ocaso del verano estadounidense.
A finales de agosto el Consejo de la Unión Europea retiró a EE UU de la lista de países seguros desde el punto de vista epidemiológico. Estar en este listado permite a los ciudadanos de esos territorios viajar a la UE por placer y no solo por motivos esenciales. “Esto es sin perjuicio de que los estados supriman la restricción temporal sobre viajes no esenciales a la UE para viajeros completamente vacunados”, afirmó entonces el Consejo. La recomendación no vinculante se basa en el número de infecciones por cada 100.000 habitantes durante los últimos 14 días, en la tendencia de nuevos casos durante ese periodo y la capacidad de los países para trazar, contener y tratar posibles nuevos brotes.
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