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Miles de franceses protestan por cuarta semana seguida contra el certificado covid

A partir del lunes, se exigirá una prueba de vacunación o test negativo para entrar en bares o restaurantes y para abordar vuelos nacionales o trenes de larga distancia

Una manifestante en contra del certificado sanitario durante una de las protestas convocadas este sábado en toda Francia. Vídeo: STEPHANE DE SAKUTIN / AFP/ EFE
Silvia Ayuso

Decenas de miles de franceses volvieron a salir este sábado a las calles, por cuarta semana consecutiva, para protestar contra el certificado covid y la imposición de una vacunación obligatoria a sectores profesionales como los sanitarios. A 48 horas de la implementación del certificado en todo el país a partir del lunes, después de que el Consejo Constitucional lo validara el jueves, las manifestaciones se convirtieron también en un nuevo —que no último— grito de frustración contra lo que muchos de los participantes consideran una “vacunación obligatoria” maquillada y una restricción de libertades de tintes “dictatoriales”. Según el Ministerio del Interior, al menos 237.000 personas se manifestaron en las más de 150 convocatorias en toda Francia, 17.000 de ellas en París. La cifra confirma la participación al alza en estas protestas que comenzaron hace un mes: la semana pasada, fueron 204.000.

Sanna, una parisina treintañera, se unió este sábado por primera vez a uno de los cuatro cortejos convocados en la capital francesa. No es “antivacunas” ni niega que haya una crisis sanitaria mundial. Pero la imposición del certificado sanitario supone una “enorme restricción de libertades que no sabemos cuándo recuperaremos”, afirma. “Es un chantaje nacional indigno de una democracia moderna” que va a provocar una “segregación, al límite de un apartheid, entre los vacunados que podrán vivir la vida normal y los que no están vacunados”.

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Aunque el portavoz del Gobierno, Gabriel Attal, prometió el viernes que habrá una semana de “rodaje” para permitir una adaptación a las nuevas medidas, estas entrarán en vigor, tal como había previsto el Ejecutivo de Emmanuel Macron, el 9 de agosto. A partir del lunes, para entrar en cualquier bar o restaurante, incluso en terraza, habrá que presentar una prueba de que o bien se está vacunado, se posee un test negativo reciente o se ha pasado el coronavirus. El certificado covid será también necesario para abordar vuelos nacionales o trenes de larga distancia y autobuses. La medida ya estaba en vigor desde el 21 de julio para lugares de “ocio y cultura” que reúnan a más de 50 personas, como museos, teatros o cines. La ley para implementar el certificado, anunciado por el presidente Emmanuel Macron en un discurso el 12 de julio, fue aprobada el pasado 25 de julio tras casi una semana de acaloradas disputas en el Parlamento francés.

El Consejo Constitucional la validó el jueves, en una decisión denunciada por algunas de las figuras más visibles de las protestas, como el exnúmero dos del ultraderechista Reagrupamiento Nacional, Florian Philippot, como una “traición de las instituciones al pueblo”. En su veredicto, los Sabios, como se conoce a los miembros del Constitucional, también aprobaron en líneas generales la obligación para el personal sanitario de vacunarse antes del 15 de septiembre, so pena de ser suspendidos de empleo y sueldo si no lo hacen.

Christophe, un técnico de radiología, sabe que puede quedarse sin empleo en poco más de un mes si sigue negándose a vacunarse. “Perderé mi trabajo, pero seré coherente. También estoy dispuesto a detener mi vida normal” en ausencia de certificado para poder ir a cines o restaurantes, dice este sanitario que este sábado se manifestó en París. Asegura que no es antivacunas en general, pero considera que los gobiernos se han precipitado a la hora de “imponer unas vacunas de tecnología ARN no completamente probadas aún”, lo que le lleva a rechazarlas.

A unos metros de Christophe, Soilha, que trabaja como administrativa en un hospital, no está tan segura de que no acabará cediendo y se vacunará para no perder su trabajo. Pero, por el momento, seguirá protestando y esperando que la presión de las calles haga ceder al Gobierno de Macron. “Estoy en contra de que obliguen a vacunarse, se nos priva del derecho a la libertad”, critica.

No parece, sin embargo, que el Gobierno vaya a dar marcha atrás. Durante toda la semana, Macron ha lanzado múltiples mensajes en las redes sociales instando a la población a vacunarse. “Vacunaos, vacunaos, vacunaos. Es una cuestión de civismo y de un pacto como nación”, reiteró el viernes el presidente, que volvió a rebatir la noción de libertad esgrimida por los manifestantes: “Nuestra libertad solo vale si se preserva la libertad de los demás. No vale nada si ejerciéndola contaminamos a otros; entonces, ese ser libre se vuelve irresponsable. Vacunaos si queréis a vuestros amigos, a vuestros padres y hermanos”.

Casi el 66% de la población francesa ha recibido ya al menos una dosis y el 54,6% ha completado ya la pauta, según el Ministerio de Sanidad. Según las últimas estadísticas oficiales, publicadas por el Gobierno el viernes, a finales de julio se registraban 6,4 veces más hospitalizaciones diarias entre los no vacunados que entre los vacunados, una cifra que se eleva a 12 veces más en el caso de los ingresos en cuidados intensivos. También se registraron 5,2 veces más de decesos entre los no vacunados que entre los vacunados.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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