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La importancia de vacunar a los rezagados

La necesidad de superar el 70% de la población por las nuevas variantes lleva a las comunidades a desarrollar acciones para atraer a quienes por edad ya deberían haber sido inmunizados

Vacunación en el Estadio Olímpico de Sevilla, el 14 de julio.
Vacunación en el Estadio Olímpico de Sevilla, el 14 de julio.PACO PUENTES (EL PAÍS)

La campaña de vacunación frente al coronavirus avanza a muy buen ritmo en España. Con más de la mitad de la población inmunizada, el país disfruta de una de las mejores coberturas de la Unión Europea y el objetivo de alcanzar el 70% de la población en agosto está al alcance de la mano. La propagación de nuevas variantes más contagiosas, como la delta, ha dejado sin embargo desfasado ese hito y “será necesario superar el 80% e incluso acercarse al 90% para llegar a la inmunidad de grupo”, afirma el epidemiólogo e investigador Icrea del Instituto ISGlobal de Barcelona, Quique Bassat.

Con este objetivo, las comunidades están desplegando un abanico de medidas para que nadie se quede sin su pinchazo. Unidades móviles en las que es posible recibir el suero monodosis de Janssen, jornadas de vacunación sin cita, llamadas telefónicas y mensajes a quienes aún no se han inmunizado, acciones dirigidas a colectivos específicos… “Hasta donde llegue la imaginación, toda acción es buena si logra que más gente se vacune. Cada pinchazo puede ser una vida salvada y levanta una barrera que frena la circulación del virus”, defiende José Miguel Cisneros, jefe de servicio de enfermedades infecciosas del Hospital Virgen del Rocío (Sevilla).

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14. 5-2021. Terrassa. Vacunacion masiva para mayores de 50 anos en el Centre Civic Montserrat Roig .© Foto: Cristóbal Castro.
Las nuevas variantes, más contagiosas, dificultan llegar a la inmunidad de grupo
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FOTO: PACO PUENTES/EL PAIS
España ya ha completado la vacunación de más de la mitad de sus habitantes
In English: Spain’s regions ramp up vaccination drive as coronavirus cases continue to rise

Las contracciones del parto de su hija Ángela impidieron a Jessica Martín, de 28 años, acudir a la cita para vacunarse. 10 días después de visitar el paritorio, este viernes acudió al polideportivo Río Chico de Órgiva, en las Alpujarras granadinas, en la jornada montada por la Junta de Andalucía para aquellos que, por una razón u otra, no se han vacunado cuando les tocaba. “He tardado un poco en organizarme, pero hoy tenía con quien dejar a la bebé y aquí estoy”, explica justo antes de que la pinchen.

La jornada de Órgiva, como las de Motril y Almuñécar organizadas el mismo viernes, tenían como diana a los treintañeros que empezaban a quedar rezagados y a los que se administró el primer pinchazo de Pfizer-BioNTech. En ocasiones, son las disfunciones de la gigantesca logística necesaria para desarrollar la mayor campaña de vacunación de la historia de España las que dejan a algunos ciudadanos sin cita. Es el caso de Enrique, vecino de 36 años de Torviscón, un pueblo en el interior de la Alpujarra. “Pensaba no venir”, cuenta un poco molesto con el sistema, “porque si ellos no se acuerdan de mí, pues no voy”, dice. Sin embargo, “por concienciación” cambió de opinión. “Pero habrá mucha gente en los pueblos de montaña que no vengan porque si no tienes redes sociales, no te enteras de estas convocatorias extraordinarias”, afirma.

Arkaitz Murua Gartzia, coordinador de enfermería de la zona básica de salud de Órgiva, confirma que estas jornadas permiten atraer al sistema sanitario a personas que no han sido citadas. El viernes empezó el día de forma muy ajetreada, llenando jeringuillas. “Esperamos a mucha gente”, relata según su experiencia en jornadas anteriores y porque su zona incluye a 18 pequeños pueblos dispersos por la comarca. “No hemos parado de hacer campaña de rescate en ningún momento, con llamadas periódicas a las personas con más de 50 años y campañas de vacunación sin cita en todas las provincias”, explica una portavoz de la Junta.

Extremadura también ha apostado por las jornadas masivas de vacunación como vía para dar un mayor impulso a la campaña. “Hacemos llamamientos mediante redes sociales, cartelería y publicidad en medios para que la gente que aún no se ha vacunado de los tramos de edad más avanzados puedan hacerlo sin cita”, explica un portavoz.

La Generalitat de Cataluña ha recurrido a camiones itinerantes convertidos en puntos de vacunación en aquellas zonas en las que se detecta que la campaña afloja el ritmo. Esta acción ha estado dirigida hasta el momento a personas mayores de 40 años, a las que se administra la vacuna monodosis de Janssen para completar la pauta en ese mismo momento.

Vacunacion coronavirus
Punto de vacunación móvil sin cita previa, situado en la plaza Roja de Ciutat Meridiana de Barcelona el 11 de julio.Albert Garcia (EL PAÍS)

“Esta es una de las acciones desarrolladas, pero ha habido muchas otras organizadas a localmente”, precisa una portavoz del Gobierno catalán. Un ejemplo fue aprovechar una reciente e importante jornada festiva en el calendario de la comunidad filipina para coordinar con sus promotores un punto de vacunación en uno de sus eventos.

En busca de cada persona

Sin descartar otras opciones, varias comunidades han centrado sus esfuerzos en monitorizar tarjeta sanitaria a tarjeta sanitaria “para localizar a los no vacunados y llamar a las personas en las franjas de edad abiertas hace meses que no se han vacunado todavía”, explica un portavoz del Gobierno de Canarias.

“De forma proactiva, estamos llamando todas las semanas a los usuarios de grupos de edad ya vacunados que aún no lo han hecho”, explica por su parte la Junta de Castilla-La Mancha, que también ha “habilitado un teléfono y un correo electrónico en cada gerencia para poder pedir cita”. Esta última estrategia también ha sido adoptada por Galicia y Madrid: “La repesca está activa desde hace bastantes semanas. Se puede pedir cita, pero también se envían mensajes SMS a los que no acudieron al primer aviso”, explica un portavoz de la Xunta.

La Comunidad Valenciana ha bautizado a estas acciones como Operación Repesca, en la que se volverá a citar a los ciudadanos que no se vacunaron en su momento. El objetivo son las 125.000 personas pendientes de 40 a 59 años, a las que administrará la monodosis de Janssen, y los no inmunizados de la franja 60-69, a los que se dará AstraZeneca. La Generalitat se ha marcado igualmente como objetivo vacunar este mes de julio a unas 5.000 personas sin hogar, un proceso que se está desarrollando de forma coordinada con varias ONG en 28 puntos de vacunación.

El Gobierno de La Rioja también insiste con llamadas a las personas que en sus bases de datos constan como aún no vacunadas y ha abierto la opción de ofrecer a aquellos ciudadanos de 60 a 65 años que “rechazaban” la vacuna de AstraZeneca recibir como alternativa la de Janssen.

La Región de Murcia utiliza asimismo las llamadas telefónicas para volver a citar a las “personas mayores de 40 años que no se han vacunado” y además convoca jornadas de “puertas abiertas” para aquellos que “tienen dificultades para acceder al sistema sanitario, como personas sin hogar o en situación irregular”. Aragón también ha emprendido acciones similares para llegar a colectivos como los jornaleros que trabajan en la recogida de la fruta, que no siempre disponen de domicilio fijo.

Navarra, por su parte, ha constatado que “el rechazo a la vacunación está siendo bajo, solo del 2,78% de la población”, pero sigue tratando de localizar a aquellas personas que no han recibido sus pinchazos para que se vacunen.

El País Vasco, Asturias, Cantabria, Castilla y León y Baleares, por su parte, no han detallado acciones específicas para vacunar a los rezagados, más allá de las campañas de comunicación y llamamientos genéricos para informar a la población de la importancia de completar las pautas de inmunización.

La insistencia en las campañas informativas y las jornadas de vacunación también sirven para acabar de convencer a aquellos que tuvieron dudas en su momento. Adrián Díaz, de 31 años y vecino de Órgiva, le ha dado todas las vueltas del mundo. Cuando comenzó el proceso de vacunación estaba realizando las prácticas de maestro y lo llamaron para inyectarse la AstraZeneca. “Fue justo cuando comenzó el lío con si era buena o no lo era, y como no estaba convencido lo dejé pasar”. Después, continúa, lo llamaron para que se inyectara la de Moderna. “Tampoco lo vi claro”, dice. “Ahora no me han llamado, pero es evidente que ya no lo puedo posponer más”, termina un segundo antes de que sea su turno.

Con Información de Javier Martín Arroyo, Bernat Coll, Guillermo Vega, María Fabra, Silvia R. Pontevedra, Juan Navarro, Mikel Ormazabal y Lucía Bohórquez.

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