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Francia niega la vacuna a decenas de españoles tras permitirlo durante el fin de semana sin ningún requisito

La sanidad francesa exige ahora un permiso de residencia o de trabajo para vacunarse en localidades como Biarritz

Un grupo de jóvenes universitarios de San Sebastián esperan en el exterior del centro de vacunación de Biarritz (Francia).
Un grupo de jóvenes universitarios de San Sebastián esperan en el exterior del centro de vacunación de Biarritz (Francia).Javier Hernández
Mikel Ormazabal

Francia ha decidido frenar en seco la afluencia de españoles que desde este pasado fin de semana han podido vacunarse en varias localidades vascofrancesas sin que se les exigiera ningún tipo de requisito. Cientos de guipuzcoanos, jóvenes en su gran mayoría, lograron inocularse la primera dosis sin que la sanidad vasca tuviera constancia de ello. Ante el aluvión de reservas que se estaban concertando desde este lado de la frontera, las autoridades francesas han acordado este lunes al mediodía endurecer las condiciones para los españoles y ahora les exigen la carta vital (la equivalente a la tarjeta sanitaria), un permiso de residencia o de trabajo para poder recibir la vacuna. A todas las personas que han acudido este lunes a Biarritz con su cita en regla se les ha negado la vacuna. Francia garantiza la segunda dosis a aquellos españoles que recibieron esa primera inyección.

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Julia Olano, de 25 años, está empadronada en San Sebastián y trabaja en Madrid. Esta mañana ha ido al Centro de Exposiciones Iraty de Biarritz, pero no ha recibido la vacuna: “Me han dicho que por temas administrativos no pueden vacunar a españoles si no justificamos que vivimos o trabajamos en Francia”. Ella había logrado cita, como otros cientos, a través de la aplicación móvil DoctorLib. Solo tuvo que dar su nombre y apellidos, la fecha de nacimiento y un correo electrónico. El sistema le permitía incluso elegir entre la fórmula de Pfizer-BioNTech y la de Moderna. La sencillez de este procedimiento, totalmente gratuito, animó desde la semana pasada a muchos jóvenes que en España aún no tienen esta opción. El boca-oído hizo que la demanda fuese aumentando exponencialmente. Elena Maeztu, de 21 años, lo hizo así y le vacunaron este pasado sábado: “Fue facilísimo. La voz corrió enseguida y varias amigas nos enteramos por varías vías diferentes. Cogimos cita desde el móvil, nos pincharon y nos dieron un resguardo y la segunda cita para dentro de tres semanas”.

El Servicio vasco de Salud-Osakidetza no estaba al corriente de que Francia estaba ofreciendo vacunas a ciudadanos vascos. La consejera de Salud, Gotzone Sagardui, ha asegurado este lunes que el Gobierno francés no les había comunicado nada. Mientras, a la cola para vacunarse en Biarritz seguían llegando esta mañana muchos guipuzcoanos con la esperanza de recibir la primera dosis. Es el caso de Mikel (27 años), su novia Yolanda (28) y Maite (20), que han recorrido unos 110 kilómetros para desplazarse desde Bergara y Eibar. “Hemos decidido hacerlo así porque en España va todo más lento. No sabemos cuándo nos va a tocar y de esta forma podremos pasar el verano más tranquilos”, explica Mikel antes de acceder a la sala. Pocos minutos después, como el resto de españoles, han salido sin recibir el pinchazo.

Maider Arosteguy, alcaldesa de Biarritz, ha calculado que en esta localidad se habrá dispensado el preparado a “alrededor de 300 personas” durante el fin de semana, a las que se suman los que fueron a otros puntos, como Hossegor o Ascain. La regidora ha asegurado a este diario que la decisión de exigir ahora más documentación corresponde a la Agencia Regional de la Sanidad francesa: “Solo se abrirá la vacunación a españoles cuando sobren y haya riesgo de perder esas dosis”. En Francia se está dando un alto índice de citas canceladas, según la coordinadora del vacunódromo de Biarritz, Estefanie Gravé.

Julia Olano, que trabaja en Madrid, muestra en el móvil la cita para vacunarse en Biarritz (Francia).
Julia Olano, que trabaja en Madrid, muestra en el móvil la cita para vacunarse en Biarritz (Francia).Javier Hernández

La consejera vasca Sagarduy ha expresado su sorpresa por esta situación, cuando los criterios de vacunación son “más o menos parecidos” a nivel europeo. En una entrevista en Radio Euskadi ha opinado que ”tal vez” se deba a que el porcentaje de personas que quieren vacunarse en Francia es “menor” —un problema que “afortunadamente” no se da en Euskadi, ha matizado—, y por ello hay un “mayor número de dosis” disponibles en aquel país.

Xabier Garmendia y su hija Emma, ambos donostiarras, atienden a los periodistas para expresar su “decepción” por quedarse sin vacunar: “Es una faena hacer este viaje en balde. Nos costó bastante coger cita, parece ser que éramos muchos los que estábamos intentándolo. Hemos perdido el tiempo. A ver si nuestro Gobierno se pone las pilas y la vacunación va más rápido”, comenta el padre.

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En Francia ya se pueden vacunar los adolescentes de entre 12 y 18 años con el consentimiento de sus progenitores. En Euskadi, va más retrasado y se está llamando en estos momentos al grupo de edad 40-49 años. Para muchos jóvenes vascos, ir a vacunarse al otro lado de la muga supone “una oportunidad para viajar tranquilos durante este verano”, comenta Iñigo, de 19 años y vecino de San Sebastián, a quien tampoco le han vacunado pese a que este lo ha intentado presentando su expediente académico en un centro francés.

Magaly y Mark son una pareja, ella peruana y él inglés, que reside en San Sebastián desde hace poco tiempo. No disponen aún de la tarjeta sanitaria de Osakidetza y, al comprobar que no exigían este requisito en el País Vasco francés, decidieron hacerlo aquí. “Nos pareció asombroso la sencillez del trámite y que no pidieran documentación alguna”, afirma la joven mientras espera turno.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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