Bolivia se acerca al colapso sanitario en la tercera ola de la covid-19
Los hospitales han llegado a su máxima capacidad y la falta de oxígeno ha obligado al presidente, Luis Arce, a recurrir a países vecinos en busca de ayuda
La tercera ola de la covid-19 está golpeando a Bolivia y empuja al país a un colapso sanitario. Los hospitales están llenos, el oxígeno escasea para los enfermos graves, los intentos para imponer cuarentenas en varias ciudades no están funcionando y las vacunas se están acabando. Con 65.685 positivos, mayo ha sido el peor mes, en cuanto a contagios, desde que empezó la pandemia en Bolivia. También ha sido el de mayor letalidad en lo que va 2021. El sistema de salud del país, que es débil pero ha intentado adecuarse a las necesidades, está desbordado. La Sociedad Boliviana de Terapia Intensiva informó a la prensa que existen unos 20 pacientes esperando por una de las 4.000 camas que hay en todo el país para atender enfermos críticos. Hasta ahora, 14.472 personas han muerto en Bolivia por la covid.
El principal problema que el país enfrenta es la falta de oxígeno. Los hospitales no tienen una provisión segura y constante, por lo que piden a los familiares de los enfermos que consigan sus propios botellones. Se ha vuelto cotidiano ver largas filas ante las plantas que producen este insumo fundamental para el tratamiento de la covid. Las fábricas han intentado pisar el acelerador y redoblar su ritmo de trabajo, pero no ha sido suficiente. El Gobierno de Luis Arce ha tenido que tramitar permisos especiales para poder importar oxígeno medicinal. De Chile han llegado 410 toneladas y se esperan 320 de Brasil y 30 más de Argentina.
Las vacunas se agotan
El epicentro de la tercera ola de contagios es Cochabamba, una ciudad de 600.000 habitantes donde están falleciendo más de 50 personas por día. De estas muertes, señalan los expertos, un porcentaje significativo corresponde a personas entre los 30 y 45 años. Según los médicos, esto puede deberse a que parte de la población no ha sido vacunada porque se empezó con lo adultos mayores.
Hasta ahora Bolivia ha vacunado, con una dosis, al 11% de su población de alrededor de 11 millones, pero solo el 2% está completamente vacunada. Al país han llegado algo más de 1,5 millones de dosis de la china Sinopharm y cantidades menores de otros laboratorios. La provisión se está agotando y la esperanza está puesta en otro un millón de dosis de la vacuna china que se espera para fines de este mes. Hay al menos 250.000 vacunados con AstraZeneca que no saben cuándo recibirán su segunda dosis porque, de momento, no hay fecha para recibir un nuevo cargamento de ese fármaco.
Las alcaldías de las ciudades bolivianas de Cochabamba y Santa Cruz están intentando restringir la movilidad con medidas como toques de queda o cierres del tráfico, pero el Gobierno nacional no lo ha respaldado y sin la actuación de la policía, que en Bolivia es un cuerpo único y de mando centralizado, ha sido difícil que las personas acaten las normas.
El presidente Arce quiere enfrentar la pandemia sin perjudicar la reactivación económica. A causa de los cierres por la pandemia, el año pasado se perdieron cerca de un millón de empleos. Una parte de la oposición le critica que priorice la economía y otros, como su competidor en las pasadas elecciones y expresidente, Carlos Mesa, lo señalan por el manejo que le ha dado a la pandemia. “Cada muerte causada por la falta de oxígeno o de medicamentos es responsabilidad de quienes gobiernan desde hace siete meses y tienen los recursos, el mandato y la responsabilidad de prevenir, proveer y garantizar la lucha contra esta pandemia”, señaló Mesa en un comunicado.
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