La búsqueda de las niñas de Tenerife se centra en el mar aunque “no se descarta ninguna hipótesis”

La búsqueda de Anna y Olivia, las niñas de uno y seis años desaparecidas hace una semana en la isla canaria de Tenerife junto a su padre, Tomás Gimeno, continúa por aire, tierra y, sobre todo, mar, como ha admitido este martes el delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana. El padre, de 37 años, no las devolvió a su expareja tras pasar varias horas con ellas el martes pasado. “Se está buscando más al sur de donde se encontró el barco a la deriva, dado que estamos teniendo en cuenta el efecto de las corrientes”, ha explicado en una comparecencia en la Comandancia de la Guardia Civil de la capital tinerfeña junto al general jefe de la Zona de Canarias, Juan Miguel Arribas. Pestana ha reiterado en diversas ocasiones que la Guardia Civil “no descarta ninguna hipótesis”.

En la búsqueda participan el servicio aéreo y marítimo de la Guardia Civil, así como el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) y la Unidad Orgánica de la Policía Judicial, que está al frente de la investigación, apoyada por agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) llegados de Madrid. Además apoyan la búsqueda otros organismos como Salvamento Marítimo y el 112 de Canarias con un helicóptero.

El delegado del Gobierno ha reclamado la colaboración ciudadana en busca de cualquier detalle que pueda ayudar a esclarecer la desaparición, y ha reclamado que se deje actuar a las fuerzas de seguridad. “Se está llevando a cabo una intensa labor policial. La jueza titular ha declarado el secreto del sumario, es un secreto muy razonado y razonable, y por lo tanto todos los elementos de la investigación están recogidos por él”. Ha explicado, además, que este martes se reunirá con la madre de las niñas: “Ella está sintiendo la solidaridad de toda la ciudadanía canaria”.

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Anna, Olivia y su padre desaparecieron el martes pasado, después de que su padre se llevase a las niñas en una visita acordada con su expareja. A partir de las 21.00, la hora pactada para la devolución, la madre acudió a la casa de Gimeno, en la que no había nadie. Comenzó entonces un cruce de llamadas en las que el padre anunció a la madre que no iba a volver a ver más a sus hijas ni a él, y que no se preocupara, que él se iba a encargar bien de las niñas. A partir de esa hora, las cámaras de seguridad del puerto deportivo en el que el desaparecido tenía atracado su barco de seis metros de eslora le captaron subiendo bolsas a la embarcación. A las 00.30, Gimeno zarpó. El barco fue encontrado al día siguiente vacío y a la deriva. Un posterior examen reveló restos de sangre en su interior. Además, los servicios de rescate encontraron una silla infantil de retención flotando en el mar. La silla es la usada por la niña menor, Anna.

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Este lunes, una veintena de miembros de la Guardia Civil y la Unidad Central Operativa (UCO) del instituto armado inspeccionaron por segunda vez la finca de Gimeno en la localidad de Igueste de Candelaria (municipio de Candelaria, en el este de la isla). Durante la inspección, de unas cuatro horas, estuvo presente un familiar de Gimeno, quien abandonó la residencia poco antes de que concluyese. Este lunes se conoció además que la sangre hallada en la embarcación de recreo de Tomás Gimeno, el padre de Anna y Olivia, no es de las menores, sino del propio Gimeno, según sostienen fuentes del caso tras cotejar las muestras enviadas al laboratorio de criminalística con las que se conservan de las dos menores.

Uno de los rastros que siguen los investigadores es el de la transferencia de 55.000 euros entre dos cuentas de Gimeno, efectuada el día antes de su desaparición. Fuentes de la investigación consultadas han asegurado que el padre de las niñas no ha retirado efectivo en cajeros automáticos desde que desapareció el pasado martes.