Chile cierra sus fronteras al borde del colapso por la covid-19
Pese a los 6,7 millones de vacunados, los contagios alcanzan una cifra récord y hay un 95% de ocupación de camas UCI
Chile cierra sus fronteras por todo abril para intentar controlar la nueva ola de la covid-19, que tiene al borde del colapso el sistema hospitalario. Este jueves, el gobierno de Sebastián Piñera ha anunciado un endurecimiento de las restricciones, que incluye la prohibición de ingreso a los extranjeros no residentes y la imposibilidad de salir para los chilenos y extranjeros con residencia. Junto con adelantar el toque de queda a partir de las nueve de la noche, en vez de las once, se han delimitado las actividades consideradas esenciales que pueden seguir funcionando en cuarentena, que actualmente tienen confinados a unos 16 de los 19 millones de chilenos. Las nuevas medidas se anuncian cuando Chile alcanza un récord de contagios diarios en toda la pandemia (7.830), apenas 159 camas críticas disponibles a nivel nacional y cuando los ingresos de pacientes entre 40 y 49 años a las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) superan a los mayores de 70 años.
Fueron informadas 193 muertes en esta jornada, por lo que son 23.328 las muertes confirmadas por la covid-19 en los 13 meses de pandemia. “La cantidad de muertos es muy impresionante”, opina el epidemiólogo Gabriel Cavada, experto en bioestadística. Este jueves se superó, además, el millón de contagios. “Es probable que el margen de camas disponible se haga cada vez más preocupante y alarmante”, asegura Cavada.
El epidemiólogo explica que este nuevo récord de contagios se produce “porque definitivamente hay un cambio de cepa: o nos está atacando la cepa brasileña o británica”, aunque él se inclina por la brasileña, que es mucho más contagiosa. Que estas se hayan detectado recientemente y con pocos casos —el ministerio de Salud ha informado de 64 y 45 pesquisados, respectivamente—, no quiere decir que sea esa la cantidad de casos que han entrado, de acuerdo al experto. La presencia de nuevas cepas se demuestra en que las probabilidades de contagio han ido subiendo: si en la primera ola se incrementaban un 14% o 15% por semana, en Santiago esa cifra llega hoy al 26% hace dos o tres semanas. “La historia de la cepa puede venir perfectamente desde hace un par de meses”, añade Cavada.
Pero no se sabe exactamente en qué medida están impactando las variantes británica o brasileña en Chile, indica el académico. Para hacerlo, añade, las autoridades deberían estudiar muestras aleatorias de los últimos exámenes PCR realizados y analizar las genómicas del virus.
El último informe ICOVID Chile, una iniciativa liderada por la Universidad de Chile, la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad de Concepción con base en los datos oficiales, alerta de que “el sistema hospitalario no resiste un fin de semana largo con alta movilidad”. El Gobierno ha decidido adelantar el funcionamiento de los cordones sanitarios hoy, en la previa de los días feriados de Semana Santa. Al mismo tiempo, se han restringido las salidas permitidas a la población en cuarentena (de las dos disponibles a la semana, solo una puede ser utilizada el sábado o el domingo). Según ICOVID Chile, “la carga observada (…) es la más alta registrada en lo que va de la pandemia, llegando a un estimado de 35,5 casos por 100 mil habitantes a nivel nacional, con un aumento sostenido y sin signos de desaceleración”. De acuerdo a este índice, la situación de mayor complejidad se observa en el sur del país: en las regiones de La Araucanía (65,6), Los Ríos (65,5) y Biobío (49).
No existen exámenes PCR suficientes —aunque se realizan unos 70.000 a diario, como nunca—, la tasa de positividad alcanza un 10% (como no sucedía desde julio pasado) y la trazabilidad no mejora, de acuerdo al informe universitario. La ocupación de las camas UCI está al límite: un 95%, con seis regiones que superan incluso esa cifra, incluida Santiago de Chile. En la Araucanía, en el centro de país, la ocupación se eleva al 98%.
El peor momento de la pandemia llega a Chile justamente cuando se han vacunado 6.795.818 personas (3.665.965 con dos dosis). De acuerdo a los datos del gobierno, por primera vez se registra un mayor número de ingresos a la UCI de pacientes entre 40 y 49 años (404) que mayores de 70 (390), en los últimos siete días. El informe ICOVID Chile advierte de que “aún hay que esperar algunas semanas para poder evaluar mejor esta tendencia y analizar sus causas, pero dos hipótesis no excluyentes son un efecto de la vacunación en este grupo de edad y el acceso diferenciado a UCI debido a adecuación del esfuerzo terapéutico”.
Sin “fuerte evidencia” del éxito de la vacuna
El epidemiólogo Cavada realizó un cálculo a inicios de la primera ola, en marzo de 2020, y proyectó 1,3 millones de contagiados en Chile, si el control era mínimo. En octubre quedó esperanzado por la baja de infectados, por lo que se podía observar que la epidemia iba en retroceso, pese a que existía la experiencia de Europa y sus rebrotes luego de las vacaciones del hemisferio norte. “Pero nosotros tuvimos un brote en verano (en enero) y otro luego del verano (en marzo). Tener estas tres olas no estaba en la previsión de nadie. Y esta tercera está siendo mucho más cruenta que la primera”, asegura el profesor del Departamento de Salud Pública de la Universidad de Chile. Dado el actual panorama, Cavada vuelve a sus proyecciones iniciales de que habrá en total 1,3 millones de contagios en el país. Como hoy se traspasó la barrera del millón, habría un espacio de crecimiento de otros 300.000 infectados. “Es una hipótesis que se desembolsa”, asegura el académico.
Es un brote rebelde, los contagios crecen alrededor de un 4% diario. “Si todo fuera bien, comenzaríamos el lunes a vivir el cerro epidémico, pero no hay evidencia, sino solo una esperanza”, indica Cavada. “La autoridad siempre ha tomado las medidas restrictivas en forma reactiva y nunca preventivas y, en general, llegan tarde, cuando el incendio se hizo. Aunque dicen que mejor tarde que nunca”, dice el experto en bioestadística.
Pero, ¿por qué Chile es un éxito vacunando y le ha ido tan mal evitando los contagios? El proceso de inmunización ha sido exitoso en términos numéricos, de cantidad y velocidad de vacunación, pero a Chile no le ha acompañado lo que los expertos llaman “instalación de riesgo”. “Las catástrofes sanitarias hay que manejarlas con sobriedad y menos exitismo. Chile siempre ha tenido esta infraestructura de poder vacunar muy bien y el plan contra la covid-19 no se ha salido de esos márgenes. La autoridad sanitaria, sin embargo, en un ejercicio peligroso hizo ver que este plan nos dejaba ad portas de terminar la epidemia, por lo que la gente se empezó a relajar”, analiza Cavada. Si es este elemento se le agrega el cansancio pandémico luego de un año de crisis sanitaria, por lo que no se hace caso a las medidas restrictivas, pedirle a la población que se quede en su casa resulta extremadamente difícil. “Es cuestión de mirar la cuarentena cerrada en la Región Metropolitana (Santiago), donde la movilidad no baja”, dice el epidemiólogo. “Si van a disminuir los casos será por la dinámica epidémica –las curvas suben y luego bajan–, y no tanto por el éxito de algunas medidas coercitivas”.
El Gobierno chileno ha rechazado las acusaciones de exitismo por la vacunación. “Nosotros tenemos derecho a mostrar lo que hacemos, tenemos derecho a estar orgullosos del trabajo que hacen nuestros funcionarios de salud, estar orgullosos de lo que hace el Instituto de Salud Pública (ISP) y de la logística. ¿por qué no lo vamos a decir?”, aseguró ayer el ministro de Salud, Enrique París. “Si eso causó una falsa sensación de seguridad, eso es lo que hay que revisar. ¿Pero quieren que no digamos nada de lo que hacemos, que no anunciemos nada de lo bueno?”, se preguntó el médico.
La eficacia de las vacunas está enfocada a prevenir cursos moderados o graves de la enfermedad (sobre 90%) y no los contagios (alrededor del 70%), lo que no fue correctamente informado a la población, según Cavada. Pero la curva de muertos y los cursos graves de enfermedad siguen siendo altos. De acuerdo a los plazos de eficacia de las vacunas, de alrededor de 15 días después de la segunda dosis, “es bastante esperable que los fallecidos comiencen a bajar a finales de abril, al igual que las personas que requieren de una atención fuerte de salud”, asegura el experto. “El efecto vacunas está dando evidencia –hay una disminución de la mortalidad–, pero no una fuerte evidencia que permita asegurar que las vacunas están haciendo su trabajo. Espero que suceda en la segunda quincena de abril o a fines de abril”.
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