Mayores de 70, obesos y personas con síndrome de Down: los candidatos a ser los próximos vacunados

Con una demanda creciente de vacunas de la covid y una oferta que no acaba de consolidarse, la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH) publicó este domingo una propuesta con una lista de grupos de población prioritarios para recibir la inmunización, una vez se concluya la siguiente etapa, la del personal esencial, y se pase a la de las personas con condiciones médicas que supongan un riesgo ante la covid. Esta clasificación —que no es parte de la estrategia nacional, sino una iniciativa de los especialistas— la encabezan cuatro grupos: los mayores de 70 años, las personas con tres o más comorbilidades (hipertensión más sobrepeso más colesterol, por ejemplo), las personas con síndrome de Down y aquellos que tengan obesidad mórbida (un índice de masa corporal, los kilos divididos por el cuadrado de la altura en metros, de 40 o más).

La sociedad ha establecido tres niveles en función del riesgo de los distintos grupos si se contagian del coronavirus, explica José Luis Barranco, de la Red de Vacunas de la SEMPSPH, y para ello se han basado en dos factores: que haya una relación directa (a peor enfermedad, más riesgo de consecuencias graves por la covid) y en la calidad de los ensayos que avalan esa relación. Esta metodología se denomina síntesis rápida de la evidencia y para ello se han revisado más de 150 artículos publicados en revistas científicas (metaanálisis, ensayos clínicos, etcétera) y, en ellos, se ha evaluado “la confianza de la asociación y la magnitud de la asociación”, afirma la sociedad médica en una nota.

Aunque el documento original solo señala tres niveles de riesgo (grave, moderado o bajo), que se corresponderían con el hipotético orden en que habría que vacunar, Barranco admite que en cada uno de ellos se podrían establecer subcategorías en función de la solidez de la relación. Y eso es lo que, con sus recomendaciones, ha hecho EL PAÍS estableciendo tres subgrupos dentro de cada grupo, siempre teniendo en cuenta que no se trata de una clasificación estricta, y que hay otros factores que hay que considerar. Por ejemplo, Barranco menciona la cantidad de personas afectadas por cada una de las características definidas. Si hay muchas en un grupo, aunque para cada una el riesgo no sea extremo, puede convenir vacunarlas antes para evitar que sobrecarguen el sistema. También puede pasar que de algún subgrupo haya tan pocas y estén tan localizadas que sea cómodo o ventajoso vacunarlas antes.

Según los ensayos

El especialista recalca que hay que tener en cuenta que esta clasificación no es rígida, y que está en función de los ensayos que se conocen, pero también de lo que se sabe de esta condición en concreto. Por ejemplo, la tabla sitúa como en el grupo de más riesgo (y, por tanto, de prioridad para vacunarse) a los trasplantados de progenitores hematopoyéticos (lo que se conoce tradicionalmente como de médula), y ello a pesar de que admite que no hay datos de ensayos clínicos específicos entre gravedad de la situación y la infección por coronavirus, pero aun así se considera que se los debe vacunar.

El problema de la falta de datos es común a otras situaciones. En estos casos, los especialistas recurren a otras informaciones como antecedentes de infecciones respiratorias en esos pacientes o las posibles interferencias entre el mecanismo de actuación del coronavirus y la vacuna con el proceso en concreto. Por ejemplo, la Federación de Asociaciones Médico Científicas de España, que elabora pequeñas guías sobre la conveniencia o no de vacunarse, al tratar el caso de los trasplantados solo pudo concluir que “no era esperable” que tuvieran problemas con la inmunización, ya que no hay datos directos, pero, a la vez, hay que dar una respuesta a estos pacientes.

En los últimos puestos de la lista están las personas con VIH, tradicionalmente un grupo de riesgo ante cualquier infección. La explicación es que la mayoría de las personas con esta infección en España la tienen controlada; tanto, que su sistema inmunitario es tan operativo como el de quienes no tienen el virus, por lo que no están en un riesgo mayor que el resto. Otra situación es la de aquellos que han desarrollado sida y este hace que sus defensas caigan, en cuyo caso entrarían en el grupo de las personas con inmunodeficiencias.

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