El Hospital Militar de Sevilla empieza a recibir pacientes: “Nos esperan días muy duros”

A la una de la tarde se bajaba de una ambulancia y entraba por su propio pie el primer paciente del renovado Hospital Militar Vigil de Quiñones de Sevilla, rebautizado como Hospital de Emergencia Covid-19, que este lunes ha reabierto sus puertas, después de 15 años de abandono. Se trata de un hombre de 50 años que no reviste serias complicaciones y que procede del Virgen del Rocío. A lo largo de la tarde y en las próximas semanas se irán sumando más contagiados que vendrán derivados de otros centros hospitalarios de la provincia de Sevilla para aliviar la presión que sufren por el repunte de ingresos de la tercera ola.

Este primer paciente ha ingresado en una de las 47 camas habilitadas en la sexta planta del hospital. Son las primeras del total de 144 que están distribuidas también por los pisos quinto y cuarto, pero que aún no están operativas. Allí, el movimiento de sanitarios y facultativos no difiere mucho del de cualquier otro centro en un día normal. Solo las habitaciones vacías y el trajín de operarios cargados con su cinturón de herramientas o portando cajas por las escaleras delata que está recién estrenado.

El Militar se reabre para aliviar la presión del resto de hospitales de la provincia, algunos al borde ya de su capacidad, como el Virgen de Valme o el San Juan de Dios, en Bormujos. Otros como el Virgen del Rocío, ya han habilitado una quinta planta para atender a enfermos covid, las mismas que abrieron durante la segunda ola, y ha llegado a recibir 50 ingresos en un día, señalan fuentes de ese centro. El mismo día en el que ha reabierto el Vigil de Quiñones, la comunidad ha alcanzado la mayor cifra de hospitalizados en 24 horas desde hace una semana (214), alcanzando los 4.783 ingresos, 698 de ellos en UCI.

El eco es el principal sonido que devuelven los pasillos blancos y amplios del renovado Hospital Militar, solo interrumpido por el taladrar de las máquinas de los operarios que ultiman la puesta a punto de alguna sala. La llegada de su primer paciente, al que solo ha acompañado el conductor de la ambulancia y los flashes de los fotógrafos apostados en la entrada principal, ha empezado a dotar de monotonía al primer día de su reinauguración. “Nos esperan días muy duros”, aventura el doctor Manuel Ollero, jefe de Medicina Interna del Virgen del Rocío —de quien depende la gestión del Hospital Militar― y uno de los facultativos que se ha prestado voluntario para atender en esta primera fase de la reinauguración del centro médico.

En esa planta hay camas individuales y otras dobles para acoger a familiares contagiados o a personas con dependencia. A la entrada de cada habitación, una mesita con todo el material de protección necesario aguarda a ser desplegado por los facultativos. Se trata de un orden inusual que evidencia la calma tensa con la que esperan los profesionales a que llegue ese primer paciente que les permita romper con su espera. La misma sensación que se vive en la segunda planta, donde se han abierto 25 UCI, de las que, de momento, solo estarán en funcionamiento nueve. El silencio de esa zona solo lo quiebra otro operario que está probando los respiradores almacenados en una sala contigua donde se ubica la farmacia de urgencias.

“Estamos muy ilusionados”, reconoce Ollero, que en este tiempo también se ha encargado de la medicalización de varias residencias de ancianos para contener los brotes de coronavirus. Él es el más locuaz del resto de profesionales que este lunes han comenzado a trabajar en el nuevo complejo y que comparten también la “emoción” de volver a pisar esos pasillos. “Yo terminé aquí mis prácticas antes de que cerrara”, recuerda una sanitaria que prefiere no dar su nombre.

Para esta primera fase, el hospital cuenta con 282 profesionales, entre los que se encuentran facultativos, enfermeras, resto de personal sanitario, administrativo y de cocina. Las plazas se han cubierto a través de traslados voluntarios desde el Virgen del Rocío y de nuevas contrataciones. “Se han cubierto las bajas en origen”, ha asegurado el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, durante la comparecencia ante la prensa después de visitar las instalaciones.

Por ahora solo están operativas 47 camas ordinarias de las 148 que están preparadas y nueve UCI de las 25 que se han habilitado, pero si la presión hospitalaria lo requiere, el Hospital Militar estará preparado para ponerlas en funcionamiento, ha asegurado Moreno. La dotación del personal para el caso de que haya que abrir las plantas quinta o cuarta suscita recelos entre los sindicatos. Este lunes, fuentes hospitalarias han asegurado que el personal necesario está contratado, pero que se encuentra destinado en otros centros, a la espera de que se les requiera. Una versión distinta de la que ofreció el consejero de Salud, Jesús Aguirre, la semana pasada, cuando aseguró que se cubrirían a través de la reasignación de personal de otros hospitales en los que se hayan interrumpido operaciones no esenciales. Dos opciones que no ven viables las organizaciones de trabajadores consultadas, que reclaman que se doten a través de nuevos contratos.

En los seis meses que han durado las obras de remodelación del Hospital Militar para abrirlo como centro para atención a pacientes covid, se han habilitado siete plantas, de las 13 con las que cuenta el edificio, aunque solo están operativas la de entrada, donde están las admisiones, una parte de la primera, dotada con salas de Ecografía, Rayos X y TAC, parte de la segunda, para UCI, y la sexta planta. Hasta ahora se han invertido 34,5 millones, de los cuales 15,6 se han dedicado a las obras, 6,4 a equipamiento y 12,5 al personal. Moreno ha adelantado que se ha abierto la licitación inmediata para recuperar el 100% del hospital por un montante de 40 millones, destinado a las labores de construcción, para un proyecto que espera contar dentro de un año y medio con un total de 450 camas, un número orientativo que podría ampliarse en el caso de que hubiera que hacer habitaciones dobles, explican fuentes del Gobierno andaluz.

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