Quién se ocupa de gestionar los residuos minoritarios
Fluorescentes, libros, impresoras y hasta neumáticos. Entidades de carácter social y organizaciones sectoriales completan la labor de las Administraciones y de las empresas encargadas de gestionar los residuos convencionales
Los actores secundarios del reciclaje tienen un gran protagonismo. Una red de organizaciones sectoriales, fundaciones y asociaciones completa la labor de las Administraciones y de las grandes empresas encargadas de gestionar los residuos convencionales. Como Porsiete, una cooperativa que emplea a trabajadores con discapacidad para la recogida de aceite vegetal en la provincia de Salamanca. O la Fundación Melior, que hace acopio de libros y material escolar usado y los entrega a familias con pocos recursos en la Comunidad de Madrid. Se financian con los ingresos obtenidos de la venta de libros y enciclopedias donados. O Signus, que recoge neumáticos gastados y colabora con la universidad para que el polvo resultante de su tratamiento se utilice en la construcción de carreteras menos ruidosas y más seguras. Entidades especializadas en desechos minoritarios y que completan la tarea emprendida por Ecoembes, Ecovidrio y el sector público en el reciclaje de residuos convencionales, y cuyos datos más importantes puedes conocer si pinchas en la siguiente ilustración.
Por su parte, la gestión de residuos menos convencionales recae en dos tipos de entidades: las de carácter social, que emplean a colectivos a los que les cuesta encontrar trabajo o que su labor repercute en los segmentos más desfavorecidos de la sociedad; y las organizaciones sectoriales, formadas por los principales productores del material en cuestión y con una responsabilidad social corporativa definida.
Economía social
Fundación Melior
Biblioteca y librería al mismo tiempo. Su labor consiste en donar libros de texto y material escolar a familias con pocos recursos derivados de los servicios sociales de la Comunidad de Madrid. La Fundación Melior se financia con la venta de libros usados en una librería en la avenida de Filipinas (distrito de Chamberí, en Madrid) o en su tienda online por entre 1 y 5 euros. Marina Pérez, la directora de esta fundación en la que trabajan siete empleados, pone un ejemplo de donación. “Te llama alguien que tiene 1.500 libros de su tío que acaba de fallecer y mandamos a un transportista a recogerlos al domicilio”.
También reciben ejemplares que desechan las bibliotecas. O de alguna editorial que haya cerrado como El Olivo Azul, que hace poco les regaló 300 cajas de libros que habrían acabado en llamas. “Nos llega mucha enciclopedia”, cuenta a toda velocidad por teléfono pero sin escatimar en información, con detalle. “Hemos parado de recoger la Larousse. Pesa mucho”. El año pasado recibieron 195.000 donaciones. Los libros inservibles los reciclan, pero “nos los pagan fatal”: 10 euros por tonelada. Otro servicio que prestan es la venta de libros para decorar. A 20 céntimos el ejemplar. Al restaurante Sushita, con seis sucursales en Madrid, les han vendido miles. El del paseo de la Habana parece una biblioteca.
Desde que arrancó el proyecto en 2011, atienden cada año a unas 400 familias. Han prestado 2.350 libros de texto y 2.010 sets de material escolar. La típica libreta de publicidad que las empresas regalan o mochilas con el logotipo de la compañía. “Siempre damos cosas en buen estado”, explica Pérez. A pesar de que existen ayudas públicas, algunas familias no optan a ellas. A veces les exigen 150 euros de fianza por hijo, que no pueden pagar. Entonces entra en escena este banco de libros.
Porsiete
Se trata de una cooperativa que recoge el aceite vegetal en 326 municipios de la provincia de Salamanca. Distinguida como centro especial de empleo, da trabajo a un mínimo de un 70% de personas con discapacidad física, intelectual o sensorial (sordera, por ejemplo). En su caso, 17 de sus 23 empleados. Porsiete recogió 336.000 kilos de aceite en 2019. Para ello cuenta con 430 contenedores en la calle gracias "al acuerdo que firman con las Administraciones públicas, que destinan parte de los contratos a empresas sociales”, explica Pilar Rodríguez, su directora. La Junta de Castilla y León asume el pago del 50% del salario mínimo interprofesional y de la cuota de la Seguridad Social. La cooperativa también recoge la grasa vegetal utilizada para cocinar en restaurantes, bares, comedores y hospitales, fruto de “una labor comercial que consiste en ir a los establecimientos a ofrecer sus servicios”.
Los vecinos acumulan el aceite usado en botellas de plástico, que depositan en los contenedores habilitados en la calle. En la planta de tratamiento se vacían y el líquido se vende a empresas que lo transforman en biodiésel. Licenciada en Magisterio y volcada en proyectos sociales, a Rodríguez le importa mucho la formación en residuos y que los empleados trabajen a gusto y con el menor esfuerzo físico posible para evitar lesiones. “Siempre que vienen los camioneros nos dicen que nunca han visto unas instalaciones tan limpias como las nuestras”, se enorgullece esta mujer por teléfono con un tono apacible y cercano. Con los años, Porsiete se ha diversificado y recogen prendas usadas y residuos de aparatos eléctricos y electrónicos. Operan desde 2005. Mantienen contacto con otras empresas sociales como una francesa a la que van a ir a visitar. Tal vez un día ellos mismos obtengan biodiésel.
Dónde depositar los residuos menos convencionales
El Corte Inglés recicla
Además, El Corte Inglés te ayuda a reciclar
Los centros comerciales y almacenes de Galicia de El Corte Inglés cuentan con la certificación Aenor Residuo Cero. Con ella garantizan que los residuos generados se reutilizan, reciclan o valorizan energéticamente, evitando su depósito en el vertedero. El compromiso es conseguirla en los de toda España y Portugal en el ejercicio 2022.
Bajo este sistema se optimizan los procesos y herramientas asociadas a la gestión de residuos (instalaciones, contenedores, flujos, almacenamiento, rutas, formación específica, desarrollos informáticos…) para tratar las 42 fracciones distintas de residuos. Se prima la valorización y se elimina o minimiza el depósito en vertedero.
Pincha en cada uno de los iconos de las diferentes plantas del edificio para conocer los residuos que puedes entregar en los centros comerciales. El Corte Inglés se asegura de que reciban el tratamiento adecuado en las plantas especializadas.
Organizaciones sectoriales
Signus
Constituida por los cinco productores de neumáticos que más venden en el mundo, Signus recoge las ruedas gastadas que los talleres u otras empresas acumulan. Un real decreto obliga a los fabricantes a encargarse de la gestión de los residuos. Recogen unos 25.000 neumáticos, de los que el 10% se reutilizan. El grueso va a una planta de transformación que los separa en caucho (para hacer campos de fútbol de césped sintético), textil (se fabrican aislamientos) y acero (se funde y se obtiene acero nuevo). Isabel Rivadulla es su directora de Comunicación y atiende por teléfono: “La particularidad de este residuo es que no sirve para fabricar un neumático nuevo”.
Junto a las consabidas marcas de moda que utilizan residuos para elaborar nuevas prendas, Signus trabaja con la Universidad Complutense para investigar en la aplicación del polvo de neumático obtenido en el proceso de reciclaje. Rivadulla informa de sus aplicaciones en la construcción de carreteras: “El caucho confiere rigidez al firme, mayor absorción de agua, reducción de ruido y el color negro aguanta más, lo que consigue que se vean mejor las líneas blancas”. Signus, que cuenta con 18 empleados, ha participado en la limpieza de fondos marinos y ha patrocinado una carrera popular en Campamento (Madrid) con la que recaudar fondos para plantar árboles y cuidar esa zona próxima a la Casa de Campo.
Ambilamp
Con 400 empresas adheridas, Ambilamp recoge y trata los residuos de lámparas y luminarias. Existen 35.000 puntos de recogida en tiendas, ferreterías y grandes cadenas de distribución. Esta organización sectorial fundada hace 15 años recogió 8.843 toneladas de residuos en 2019, según un cuestionario respondido por su Departamento de Marketing por correo electrónico. Los contenedores se dividen en uno para fluorescentes, otro para bombillas de bajo consumo y LED y un tercero para fluorescentes circulares.
En la planta de reciclaje los residuos se separan en los siguientes elementos: vidrio, con el que se fabrican frascos; metales, para la industria siderúrgica; plásticos, que se reciclan, y mercurio, que se almacena en condiciones de seguridad.
Ecofimática
Formado por los grandes productores de copiadoras, impresoras y faxes, Ecofimática gestiona los equipos inservibles o desfasados, así como los tóners y cartuchos de tinta. La mayoría van a una planta de tratamiento en la que se separan y trituran las partes. Su director general es José Pérez y proviene de la patronal del sector eléctrico. "Ecofimática fue bastante pionero. Pusimos en marcha la fundación hacia 2001", comenta. Esta organización sectorial se encuadra junto con otras tres entidades de gestión de residuos electrónicos bajo el paraguas Recyclia. "Lo que antiguamente se conocía como el que contamina, paga", cuenta Pérez para explicar la directiva europea de 2005 que obliga a los productores a gestionar los residuos. Los fabricantes del mismo sector se asocian en torno a estas organizaciones sin ánimo de lucro para compartir costes.
Ecofimática cuenta con 8.191 puntos de entrega de aparatos viejos en tiendas y grandes establecimientos. El ciudadano puede llevar su impresora de casa a uno de estos sitios. En lo que se refiere a equipos profesionales, la fundación acude a recogerlos. Ecofimática recicló 4.400 toneladas de aparatos ofimáticos y de impresión –el 65% procede del canal profesional–. Recyclia, en colaboración con la empresa Revertia, contribuyó a la reutilización de 15.440 kilos de aparatos electrónicos. Un 11% corresponde a impresoras y fotocopiadoras..