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El Me Too llega al deporte francés

La Fiscalía abre una investigación después de que varias patinadoras y nadadoras denuncien por abusos sexuales a sus entrenadores

Silvia Ayuso
La patinadora francesa Sarah Abitbol en 2001
La patinadora francesa Sarah Abitbol en 2001OLIVIER MORIN (AFP)

Tras el cine y la literatura, llega el Me Too del deporte francés. Días después de que antiguas atletas de élite de la natación y el patinaje galo denunciaran en la prensa que sufrieron abusos sexuales por parte de sus entrenadores, el fiscal de París, Rémy Heitz, ha anunciado este martes la apertura de una investigación preliminar por violación y agresiones sexuales contra menores por personas que tenían autoridad sobre las víctimas en el mundo del patinaje artístico.

Las pesquisas se centran sobre todo en la antigua campeona del patinaje francés Sarah Abitbol, que denuncia en un libro a su exentrenador, Gilles Beyer, por haberla violado repetidas veces cuando tenía entre 15 y 17 años. Sin embargo, la Fiscalía ha subrayado que irá más allá de estos hechos y buscará “identificar a todas las víctimas que hayan podido sufrir, en el contexto descrito, infracciones de la misma naturaleza”. Y estas amenazan con ser numerosas.

El “fin de la omertà” en el mundo del deporte sobre las violencias sexuales, como lo tituló L’Équipe, se produjo a finales de la semana pasada, cuando en el mismo día en que el diario deportivo denunciaba los abusos sexuales sufridos por varias antiguas deportistas de élite francesas, nadadoras y patinadoras, la revista L'Obs adelantaba el caso de Abitbol. La diez veces campeona de Francia de patinaje artístico por parejas, además de ganadora de varias medallas europeas y mundiales, revela en Un si long silence (Un silencio tan largo), un libro que sale a la venta este jueves, los abusos que afirma haber sufrido por parte de su exentrenador entre 1990 y 1992 al igual, asegura, que otras patinadoras bajo la égida de Beyer incluso más jóvenes que ella. De hecho, en L’Équipe, otras patinadoras también acusan a Beyer y otros entrenadores de la época de similares abusos cuando tenían 13 años.

Más allá de los hechos en sí, ha sucedido lo mismo que con El Consentimiento, el libro donde la editora Vanessa Springora revela que en 1980, cuando tenía 14 años, estuvo con el escritor Gabriel Matzneff, que entonces tenía 50 y que que en sus libros relata sus encuentros sexuales con adolescentes y hasta niños y niñas. Lo que ha sacudido a la opinión pública francesa es que se trate de hechos que se conocían en los círculos respectivos, pero que nadie actuó de manera firme para evitar esos abusos contra menores. “Yo lo admiraba. Salvo que él era adulto y consintió (la relación). Yo era menor”, declaró Godard sobre Beyer, en unas palabras que recuerdan enormemente a la misma reflexión realizada por Springora respecto de su propia vivencia con Matzneff.

De hecho, a comienzos de 2000, varios padres denunciaron ya al entrenador Beyer, que fue sometido a una investigación judicial, que no prosperó, y a otra administrativa. Esta última llevó al Ministerio de Deportes a despedirlo, un año más tarde, de sus funciones como director de los equipos de Francia y entrenador nacional con un contrato como preparador olímpico, como recordó L’Équipe. Sin embargo, Beyer pudo continuar trabajando en el club Français Volants como directivo, donde permanece hasta hoy. También estuvo en la oficina ejecutiva de la Federación Francesa de Deportes de Hielo (FFSG, por sus siglas en francés) que agrupa a varios clubs y organizó giras del equipo nacional por todo el país en su nombre hasta 2018.

Tras la oleada de denuncias, la actual ministra de Deportes, Roxana Maracineanu, convocó el lunes al presidente de la FFSG, Didier Gailhaguet, para que explique cómo ha mantenido a Beyer en su puesto todo este tiempo. En entrevista en varias cadenas este martes, Maracineanu, que también se ha felicitado por el paso dado ahora por la Fiscalía, denunció un “silencio institucionalizado” extendido durante demasiado tiempo en el mundo del patinaje. Y aunque dijo que no puede obligar a dimitir a Gailhaguet porque la FFSG no depende de su ministerio, dejó claro que espera que el comité directivo de la federación sí le reclame su puesto porque, “sea cual sea su nivel de conocimiento de los hechos” denunciados en los últimos días, “debe asumir sus obligaciones como dirigente y como adulto”.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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