Argentina se enreda con la vacuna rusa días antes de la llegada al país de las primeras dosis
Putin advierte de que no está probada en mayores de 60 años y descoloca a los negociadores argentinos que ultimaban la compra de la Sputnik V en Moscú
Alberto Fernández, de 61 años, difícilmente será el primero en recibir en Argentina la vacuna rusa contra la covid-19. Este jueves, se ha enterado que tampoco lo hará, por ahora, su par Vladímir Putin. Mientras la Casa Rosada ultimaba en Moscú el arribo a Buenos Aires de los primeros lotes de la Sputnik V, Putin advirtió que aún no estaba aprobada para mayores de 60 años. El comentario descolocó a la delegación argentina, que planeaba iniciar la campaña de vacunación contra el coronavirus con el fármaco ruso antes de fin año justamente en ese rango de edad, considerado el grupo más vulnerable.
El Ejecutivo de Fernández confía en salvar la estrategia de vacunación con una rápida autorización rusa, pero la oposición política en Buenos Aires ha criticado con dureza al Ministerio de Salud, a cargo de las negociaciones con Moscú. “No tengo ninguna duda de su calidad. Yo voy a ser el primero en vacunarme”, había dicho el presidente argentino una semana atrás al anunciar la compra de millones de dosis de la Sputnik V. El plan gubernamental es vacunar primero a grupos de riesgo y personal estratégico —adultos mayores, trabajadores de la salud, fuerzas de seguridad y docentes—, pero ahora ha quedado en entredicho.
“Lo consultamos nuevamente y lo venimos monitoreando. Los ensayos clínicos se analizan por grupo. Hasta ahora los datos analizados y la recomendación de utilización es hasta los 60 años. Y nos contaron que ya evaluaron en el comité independiente los mayores de 60 y lo elevaron al Ministerio de Salud”, ha dicho desde Moscú la secretaria de Acceso a la Salud de Argentina, Carla Vizzotti, en diálogo con la cadena C5N. “Están terminando los últimos pasos para poder aprobar el uso de esta vacuna en mayores de 60 años. Es fundamental para el mundo y para nuestro país”, ha subrayado.
Las declaraciones de Vizzotti se han conocido después de que Vladímir Putin comentase que aún no se ha inoculado la inmunización rusa contra el coronavirus por ser demasiado mayor. “Los expertos nos dicen que las vacunas que entran en la circulación civil se proporcionen a ciudadanos de una determinada edad; aún no han llegado a gente como yo”, comentó en su rueda de prensa anual. El líder ruso, que lleva más de dos décadas en el poder, ha cumplido 68 años. Rusia empezó a inocular su principal vacuna contra el coronavirus, la Sputnik V, hace diez días pero por el momento solo está indicada para personas entre 18 y 60 años.
“Soy una persona respetuosa de la ley, escucho las recomendaciones de los especialistas y por eso aún no me he vacunado, pero definitivamente lo haré tan pronto como sea posible”, ha insistido Putin en la maratoniana rueda de prensa de casi cinco horas, en la que ha participado por videoconferencia debido a la pandemia. Más de 28.500 personas se han puesto la Sputnik V (dentro de la campaña regular, fuera de los ensayos clínicos) en Rusia, según el primer ministro Mijaíl Mishustin; el país está tratando de acelerar en la carrera mundial de la vacuna. El fármaco tampoco está indicado para embarazadas o enfermos crónicos.
Producto de exportación
Rusia asegura que su principal inmunización contra el coronavirus, que planea exportar a decenas de países, entre ellos varios de América Latina, tiene una efectividad de casi el 92% tras la segunda dosis, pero aún no se está determinando su uso y resultados para los mayores. con un estudio separado, según informó hace unas semanas el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF), la entidad que financia los trabajos de la vacuna.
Rusia (145 millones de habitantes), donde han muerto casi 50.000 personas por el coronavirus, ocupa el cuarto lugar en el mundo en número de contagios: más de 2,7 millones. La campaña de vacunación, que empezó por el personal sanitario de enseñanza y de servicios sociales, debido al número limitado de inmunizaciones, se ha extendido ahora al resto de la población, dentro de las indicaciones del fármaco, basado en el adenovirus humano del resfriado, y que se compone de dos dosis.
Moscú, que aspira a apuntarse una baza geopolítica con la Sputnik V y su exportación y quiere con su fármaco estrella devolver la ciencia rusa a primera línea, está sin embargo enfrentando serios problemas de producción. Rusia tiene dificultades logísticas para mantener sus previsiones y está recurriendo a compañías farmacéuticas privadas para cumplir con la fabricación de dos millones de dosis prometidos para final de mes. Una cifra aún así muy lejos de los 30 millones pronosticados en verano. Una previsión que se ha demostrado poco realista.
Una dosis única
Este jueves, Putin ha apuntado que el Gobierno está estudiando dar una sola dosis de la Sputnik V, en vez de dos, para que la vacuna llegue a más población y más rápido. “Una posibilidad es crear una versión ‘ligera’ de la vacuna. Eso significaría dar una sola toma. Sería de menor duración, el nivel de protección sería menor, pero aún llegaría hasta un 85%. Y así podríamos producir decenas de millones de inmediato”, ha comentado a un reducido círculo de periodistas —que previamente habían guardado cuarentena durante dos semanas en un hotel de Moscú—, que han podido estar en la misma sala que el líder ruso durante la conferencia de prensa.
El comentario sobre la edad de vacunación del presidente ruso ha causado sorpresa en Argentina, donde más de 41.000 personas han fallecido por la covid-19, y ha provocado una dura reacción desde las filas opositoras al Gobierno. “Hoy estamos sorprendidos porque Vladímir Putin dijo que la vacuna rusa no se aplicará a mayores de 60 años. La viceministra ha viajado a Rusia y jamás comunicó esto”, ha declarado el jefe de diputados de la coalición opositora Juntos por el Cambio, Mario Negri. “Es una vergüenza que no se le explique al Parlamento cuál es el estado de situación y mantengan todo con secretismos. Exigimos que las máximas autoridades de Salud asistan antes de fin de año a la Cámara de Diputados”, ha agregado.
El organismo responsable de la aprobación de las vacunas en Argentina, la Anmat, aún no ha autorizado ninguna de ellas. Sin embargo, el Gobierno de Fernández había reforzado su apuesta por la Sputnik V tras complicarse la negociación con Pfizer, el laboratorio con la vacuna aprobada en un mayor número de países hasta el momento. El martes, el ministro de Salud argentino, Ginés González García, acusó a la empresa farmacéutica de pedir “condiciones inaceptables” para la compra, aunque dejó abierta la puerta a firmar un contrato más adelante.
Argentina también ha apostado a la vacuna desarrollada por el laboratorio AstraZeneca y la Universidad de Oxford, pero la pruebas de confiabilidad están demoradas. En agosto pasado, el país sudamericano y México anunciaron un acuerdo con AstraZeneca para la producción conjunta en laboratorios locales de 250 millones de dosis, a un precio de entre dos a cuatro dólares cada una.
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