Los jóvenes se cuidaron más durante el confinamiento
Casi el 50% de los españoles de entre 15 y 29 años ha practicado más deporte durante y tras el confinamiento y un 37% ha comido más saludablemente
Los jóvenes se preocuparon más de lo habitual por su salud durante el confinamiento. Esta es una de las principales conclusiones de un informe presentado este jueves por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de FAD (Fundación de Ayuda Contra la Drogadicción) y la Fundación Pfizer. Casi el 50% de los jóvenes españoles afirma haber hecho más deporte durante y tras el confinamiento y un 37% dice haber mantenido hábitos alimenticios más saludables (el 30,9% conservaron su dieta habitual y 28,9% tuvieron una dieta menos sana), según el informe Jóvenes en pleno desarrollo y en plena pandemia. Cómo hacen frente a la emergencia sanitaria presentado este jueves en un encuentro en línea. Respecto a los hábitos alimenticios, otros estudios apuntan a un empeoramiento entre los jóvenes, como la encuesta de la Sociedad Española de Obesidad publicada en julio, que refleja que la forma de comer durante el confinamiento para un 44% de los jóvenes de entre 18 y 24 años fue picotear continuamente.
Miguel Luque, de 24 años, había soñado con ser cocinero desde pequeño. El parón del confinamiento le permitió ahondar en unas capacidades culinarias que nunca antes había desarrollado en profundidad. “Todo el dinero que dejé de gastar en salir lo dediqué a comer mejor”, afirma. Se compró unos libros de cocina y empezó a practicar la cocina japonesa. Además, se define como una persona “muy deportista”, nunca ha dejado de lado sus hábitos de entrenamiento y el confinamiento no le impidió mantener su rutina de ejercicio físico dentro de casa.
Además del cuidado propio, los jóvenes se han preocupado por su entorno. El 42,9% de los encuestados ha sentido miedo de contagiar a algún familiar durante la desescalada y un 24,5%, a su entorno. Las mujeres muestran una actitud más precavida, porque han temido en mayor medida contagiar a la familia (50,3%), que se dé un repunte (34,4%) o coger el virus (30,8%). La directora general de FAD, Beatriz Martín Padura, ha subrayado este jueves en la presentación del informe que los datos contrastan con el estereotipo que se ha construido de los jóvenes, que han sido “culpabilizados” por determinados comportamientos durante la pandemia. “Quizá debamos preguntarnos si es justa su continua estigmatización como colectivo” ha planteado.
El estudio del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de FAD y la Fundación Pfizer, elaborado a partir de una encuesta online a 1.200 personas de entre 15 y 29 años en los meses de junio y julio —en plena desescalada— traza las emociones que los jóvenes han sentido durante el confinamiento. Destacan la preocupación por el futuro (63%), el aburrimiento (60,2%) y el estrés (51,2%). Las principales fuentes de inquietud han sido los estudios (53,5%) y el trabajo (41,5%). No obstante, los jóvenes han descubierto la introspección. La mitad de los encuestados se ha mostrado satisfecho por tener tiempo para sí mismos. Eulalia Alemany, directora técnica de FAD, valora estos datos positivamente. “Los jóvenes han podido mirarse y ver qué cambios les gustaría hacer. Quieren ser mejores en un futuro que no tienen muy claro”, dice Alemany al otro lado del teléfono.
Jóvenes realistas ante el futuro
El 62,1% de los jóvenes cree que es muy probable que empeore la situación económica en España y un 59,5% está convencido de que se deteriorarán las oportunidades laborales y de futuro para su generación. “Los jóvenes son muy realistas con la situación en la que viven, ven la dificultad de organizar su proyecto de vida cuando estaban en pleno desarrollo”, aclara Alemany. Marga Marí-Klose, socióloga y profesora de la Universidad de Barcelona, ha recordado en el encuentro online celebrado este jueves que los jóvenes fueron los más afectados por la recesión económica de 2008. “La verdadera cara de la crisis del empleo era y sigue siendo joven y eso tiene enormes repercusiones en el desarrollo de su transición a la vida adulta”, ha afirmado.
Los jóvenes se plantean ahora qué hacer con su futuro en un contexto de incertidumbre. Los encuestados ven muy probable tener que trabajar en lo que sea (54,1%), recortar los gatos en ocio (48,6%) o tener que depender económicamente de la familia (43,6%). Pablo Santoro, sociólogo y profesor de la Universidad Complutense de Madrid, ha reclamado este jueves la necesidad de adoptar fórmulas que permitan a los jóvenes mantener su independencia. “La transición a la vida adulta implica la ganancia de autonomía y es muy trágico que las posibilidades de que los jóvenes se desarrollen se vean coartadas por la pérdida de recursos”, ha afirmado.
Natalia Francisca, de 27 años, nunca ha podido trabajar en su sector. Esta joven cántabra estudió Comunicación Audiovisual y un máster de Postproducción Digital. Ante la falta de oportunidades laborales, trabaja como camarera en Valencia. “Me gustaría encontrar un trabajo de lo mío, que es lo que me ilusiona y para lo que me he formado”. Su intención es buscar prácticas el año que viene, pero es consciente de que la crisis económica derivada de la pandemia alargará ese proceso. Teme depender de nuevo de su familia, aunque si la situación empeora, no lo descarta: “Si no puedo sobrevivir, no voy a permitir que mi madre me mantenga aquí. Tendría que volver a Cantabria, donde hay menos oportunidades en mi sector”.
En un contexto de lúgubres expectativas laborales, un tercio de los jóvenes cree que los temas que generarán más interés tras la pandemia serán la defensa de los servicios públicos, la política y la ecología. Respecto a los cambios personales, los jóvenes garantizan que disfrutarán más de la vida (37%) y serán más responsables tras la pandemia. Solo un 7,8% cree que no sufrirán cambios. Luque considera que esta evolución se dará tan pronto como se levanten las restricciones: “En cuanto sea posible, mi plan es ir a esquiar. Pienso salir, pasar tiempo con la gente que he echado de menos y buscar planes que no hubiese hecho en otro momento”, cuenta.
La rutina de lo extraordinario
Otra de las conclusiones que arroja el informe es que los jóvenes han procurado mantener las relaciones personales a pesar de la distancia marcada por la pandemia. El 68,5% de los encuestados han hecho videollamadas, el 66,9% ha mantenido el contacto con aplicaciones de mensajería instantánea y el 58,2% han interactuado por redes sociales. Luque había hecho solo un par de videollamadas con su familia y amigos desde que llegó al Reino Unido, donde acudió hace seis años a estudiar y trabajar. Las relaciones telemáticas se convirtieron en una práctica habitual durante su cuarentena. “Cualquier servicio en línea que pudiera acercarme a mis amigos era muy necesario en ese momento”, aclara. A pesar de las facilidades tecnológicas, no poder relacionarse en persona con familiares o amigos ha generado insatisfacción en uno de cada tres encuestados. Esta preocupación es significativa para Alemany. “Los jóvenes han convertido lo extraordinario en rutina, pero no han perdido los anclajes de la familia y amigos que tenían antes de la pandemia”, comenta.
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