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Los contagios entre adolescentes se multiplican por siete en Madrid en los últimos 15 días

Las infecciones por coronavirus en las edades comprendidas entre los 10 y los 19 años han pasado de 16 a 117 en dos semanas; en otras franjas de edad se quintuplican o sextuplican

Varios grupos de jóvenes en Madrid Río, a la altura de Matadero la tarde del viernes 18 de julio.
Varios grupos de jóvenes en Madrid Río, a la altura de Matadero la tarde del viernes 18 de julio.David Expósito
Isabel Valdés

Por siete, por cinco y, como mínimo, por cuatro. Los contagios por la covid-19 en Madrid se están multiplicando en las últimas semanas, sobre todo entre los menores de 40 años. Son los adolescentes los que registran una subida más alta. En la franja de 10 a 19 años han pasado de 16 casos en la semana del 6 al 12 de julio a 117 en la del 20 al 26 del mismo mes. Le siguen los de 20 a 29 años, que han crecido de 54 a 308 en ese mismo periodo; después van los menores de 10 años, cuyas cifras aumentan de 17 a 86; y por última está la subida entre los adultos de 30 a 39 años, donde los números se elevan de 51 a 233.

La situación, alegan varios especialistas de primaria, está lejos de estar bajo control, como afirmó el pasado jueves el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero. Esta curva creciente ha hecho que, en los últimos días, la Comunidad haya virado por completo su política: de la inmovilidad a un plan de medidas —como la obligatoriedad de la mascarilla y la restricción del horario del ocio nocturno hasta la 01.30— para intentar contener la propagación del virus.

Según el último boletín epidemiólogico de la Comunidad, de este martes, “en los últimos 14 días el número de casos confirmados fue de 1.584, que representan una incidencia de 23,77 por 100.000 habitantes”; el anterior, del 21 de julio, registraba 581, con una incidencia de 8,72 por 100.000 habitantes. En 14 días la región ha casi triplicado las cifras.

En la última semana, según el informe, “el número de casos confirmados fue de 945 que representan una incidencia de 14,18 por 100.000 habitantes”; la semana anterior había sido de 214, con una incidencia de 3,21 por 100.000 habitantes. Teniendo en cuenta el número de confirmados por PCR, es Madrid capital la que acumula más contagios (808) en los últimos 14 días, seguida de Móstoles (157). Según la incidencia acumulada, son Móstoles (75,05) y Fuenlabrada (42,33).

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Diversos factores para la subida

¿Qué está ocurriendo en la comunidad que más ha sufrido el golpe de la covid-19, la que más casos acumulados tiene [a pesar de que en la estadística del Ministerio de Sanidad Madrid registra 74.886 casos y tiene por delante a Cataluña con 76.332, los datos de la propia región son otros, 78.577 a 28 de julio], donde más gente ha muerto, donde más se saturaron las urgencias y colapsaron las UCI? Según los profesionales, hay diversos factores, entre ellos la inacción del Gobierno regional, la distensión en las medidas de prevención entre algunos colectivos y el aumento en la capacidad de detección.

Javier Padilla, médico de atención primaria en un centro de salud en el norte de Madrid, pone el foco en dos: “Por un lado se han puesto las pilas en la detección de casos. El otro, muy claro, es la relajación total y absoluta de la población joven. Es lo que vemos en el centro de salud, parece que piensan “si me contagio, pues me contagio”. En su centro, mientras que hace unas semanas apenas había casos, ya se nota el goteo. Tienen capacidad para hacer hasta 30 PCR diarias, pero hacen entre 20 y 30 al día: “Antes casi todas negativas, ya empieza a haber alguna positiva”.

Ocurre lo mismo en el centro donde trabaja el médico de primaria Antonio Cabrera, en Ciudad Lineal; allí hacen de 40 a 50 PCR diarias y también han pasado de detectar un positivo de vez en cuando. Según cifró el lunes Fernando Simón, el director del Centro de Control de Alertas y Emergencias Sanitarias, la tasa de positividad en atención primaria en Madrid es de un 2,8.

Problemas con el rastreo

Además del diagnóstico de los casos, los profesionales de atención primaria se ocupan del ámbito familiar de los nuevos positivos, hacen el rastreo de los convivientes. Ahí, dice Padilla, “hay un pasotismo total y absoluto”. Por un lado, al hacer las llamadas pertinentes a los contactos estrechos de los nuevos contagiados se dan cuenta del incumplimiento de las medidas más básicas: “Te cuentan que estuvieron en una reunión en un espacio cerrado sin mascarillas, por ejemplo”. Por otro, hay falta de concienciación: “Tú llamas a un contacto de alguien que ha dado positivo para comunicárselo y pedirle que se quede aislado durante 14 días, y te dice que no, que se tiene que ir de vacaciones”.

Esa confluencia de circunstancias dificultan aún más el trabajo de esta plantilla, agotada tras meses de pandemia y mermada por años de recortes. “La perspectiva no es buena”, alude Cabrera: “Tenemos la impresión generalizada de que estamos peor de lo que creíamos que íbamos a estar en julio”. Asegura que el problema “es que el virus está más extendido de lo que imaginábamos y el riesgo de que llegue a personas mayores y con patologías y que empiece a empeorar la situación está ahí”. Y llegará a una atención primaria “con un nivel de colapso ya importante, con plantillas al 30% y al 40% que no da abasto para tratar lo crónico, más el coronavirus, más el control de estos pacientes y sus contactos”.

Padilla ahonda en esa cuestión: “Se tarda mucho en hacer el rastreo, no hay capacidad para agrupar y trazar los casos y cuanto más se tarde, más se extenderá la cadena de transmisión y así no hay forma de frenarla”. Aunque matiza una diferencia respecto a la situación de finales de febrero y marzo: “La gente mayor se está autoprotegiendo, los contactos a los que yo he llamado en las últimas semanas son sobre todo población joven y activa”. Cabrera ve que “los jóvenes, tras la entrada a la nueva normalidad, han intentado volver a su vida habitual, a lo que ellos entienden por verano, salir, reunirse, jugar, beber... Eso se ve, solo hay que darse un paseo”.

¿La solución? Los profesionales piden más manos, los recursos humanos que prometió la Comunidad y con los que nunca ha llegado a cumplir. Solo en Salud Pública, la primera promesa del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso fue de 400 rastreadores; según la última cifra confirmada por la Consejería de Sanidad, del pasado jueves, Madrid, con 6,6 millones de personas, cuenta con 142, uno por cada 47.080 habitantes, cuando lo óptimo, según los expertos, es de uno por cada 5.500.

A eso, concluye Cabrera, habría que añadir no solo las últimas medidas —”que llegan tarde, como siempre”—, sino trabajar en la concienciación: “Una campaña de educación masiva a través de los canales adecuados que pueda tener más influencia en determinados grupos de edad”. Para la población más joven, “salir en el telediario o en los programas de algunas cadenas, no sirve”.


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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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