Tumbas de tres pisos para hacer frente a los muertos por la covid-19 en Teherán
La nueva ola del coronavirus sitúa a Irán como el país más afectado de Oriente Próximo con 815.000 contagiados y 43.000 fallecidos desde que empezó la pandemia
El principal cementerio de Teherán, Behesht-e Zahra, ha triplicado su capacidad de acoger difuntos con “tumbas de tres niveles”, según ha revelado el presidente del Consejo Municipal Islámico de la capital iraní, Mohsen Hashemi. La medida refleja la gravedad de la nueva ola de covid-19 en Irán. La República Islámica es el país más afectado de Oriente Próximo, donde, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 3,7 millones de personas han contraído la enfermedad y 94.000 han muerto en estos nueve meses.
Las muertes por coronavirus en Irán se han cuatriplicado desde septiembre, hasta alcanzar una media de 400 al día en noviembre. El pasado día 16, el Ministerio de Sanidad anunció 486 fallecidos en las 24 horas previas, superando los 462 del día 10, el máximo hasta entonces. Uno de sus portavoces ha sugerido que el número total de víctimas mortales del coronavirus podría ser el doble de los 43.417 oficialmente reconocidos hasta este viernes. Además, los contagios siguen una tendencia ascendente, con un récord de 13.421 comunicado el día 18, ya superan los 815.000.
La situación es especialmente preocupante en Teherán. La capital, donde vive una décima parte de los 82 millones de iraníes, registra la mitad de los fallecidos. Hashemi, el presidente del Consejo Municipal, ha advertido de que si no se cierra la capital las muertes pueden llegar al millar diario en las próximas semanas. La situación supone un reto para el cementerio de Behesht-e Zahra, el mayor del país, que ya se encuentra muy saturado y no tiene espacio para ampliarse. Los hospitales están desbordados; algunos han informado de que carecen de camas suficientes para atender los casos que les llegan.
Restricciones
En un signo de la preocupación que ha generado la crisis, el Gobierno ordenó el pasado 10 de noviembre un toque de queda nocturno a restaurantes y negocios no esenciales en la capital y otras grandes ciudades del país durante un mes. Es la primera vez que se impone una medida similar. Hasta ahora, las autoridades rechazaban limitar la actividad para no dañar aún más la precaria situación económica de los iraníes. El Ministerio de Sanidad también ha anunciado que va a aumentar las pruebas de 20.000 a 100.000 diarias.
Los expertos opinan que no es suficiente. Varios responsables médicos y los presidentes de las 65 facultades de medicina del país han hecho un llamamiento para que se cierre el país durante dos semanas y se limiten de forma estricta los viajes interurbanos. El jefe del Consejo Médico de Irán, Mohammad-Reza Zafarghandi, lo considera necesario para dar un respiro a los trabajadores sanitarios, tres centenares de los cuales han muerto y miles más se han contagiado.
“Al menos el 60% de todos las nuevas infecciones que se han comunicado durante la última semana proceden de Irán, Jordania y Marruecos”, constató el pasado jueves Ahmed al Mandhari, director de la OMS para el Mediterráneo Oriental (una región que cubre un total de 22 países, de Afganistán a Marruecos). El responsable también se hizo eco durante su comparecencia virtual de un aumento de casos en Pakistán y Líbano, donde esta semana se ha decretado el confinamiento.
Para Al Mandhari, la única forma de evitar la mortandad es que los países refuercen las restricciones e impongan medidas preventivas. Estas, desde utilizar mascarillas hasta observar la distancia física, “todavía no se practican plenamente en nuestra región”, añadió.
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