Más de 92.000 ex ‘boy scouts’ de EE UU denuncian abusos sexuales sufridos en la organización
Boy Scouts of America indica que está “desolada por el número de vidas afectadas por el abuso pasado”, y afirma que han iniciado un proceso para que las víctimas puedan reclamar una compensación
Unos 92.700 'boy scouts’ han denunciado haber sufrido abusos sexuales cuando eran miembros de la organización estadounidense. La escandalosa cifra incluye testimonios sobre intensas caricias, exposición a pornografía y sexo anal u oral forzado. “El abuso sexual en los boy scouts no tiene precedentes y las compensaciones para las víctimas deben, de la misma manera, no tener precedentes”, sostuvo John Humphrey, presidente de un grupo de nueve supervivientes que representan a todos los afectados del caso, que van desde niños de ocho años hasta ancianos de 93.
La mayoría de las denuncias de abuso sexual pendientes están concentradas entre la décadas de los sesenta y los ochenta, antes de que los Boy Scouts de América (BSA, por sus siglas en inglés) adoptaran medidas como la verificación de antecedentes penales de sus líderes, capacitaciones en prevención de abuso sexual para todo el personal y voluntarios, y la regla de que dos o más adultos deben estar presentes durante las actividades con los exploradores menores de edad.
Desde que la organización estadounidense se acogió a la ley de quiebra en febrero para intentar sobrevivir a la oleada de querellas, las víctimas tenían hasta este lunes para presentar sus casos. Sin embargo, hay Estados como Nueva York, California y Nueva Jersey, cuyas leyes son favorables a las víctimas, en los que todavía pueden presentar sus casos que después se someterán a un proceso de investigación. BSA se acogió a comienzos de año al capítulo 11 de bancarrota de la ley estadounidense para poder concentrar todas las demandas en un solo tribunal e intentar negociar un acuerdo, en lugar de usar los fondos de la organización para afrontar cada caso individualmente. “Se presentarán más demandas por abuso sexual en la quiebra de los Boy Scouts que todas las demandas presentadas contra la Iglesia Católica”, recalcó el Comité de Demandantes de Abusos, compuesto por los nueve representantes de los supervivientes. Prevén que la cifra pueda alcanzar las 100.000 víctimas.
BSA todavía está trabajando para “desarrollar un plan de reorganización para financiar el fideicomiso” con el que se compensará a las víctimas cuyas demandas sean comprobadas. Está previsto que la organización contribuya con una parte sustancial de sus activos, que asciende a mil millones de dólares, según su declaración de quiebra. También cuentan con una red de consejos locales que poseen cientos de campamentos y otras propiedades en orillas de lagos o en valles repartidos por todo el país.
La organización está “desolada por el número de vidas afectadas por el abuso pasado”, según un comunicado. “La respuesta que hemos visto de las víctimas ha sido devastadora”, sostuvo BSA, que en los últimos meses invirtió varios millones en campañas para fomentar que las presuntas víctimas se atrevieran a denunciar. El número de denunciantes “se disparó a partir de septiembre”, apuntó Van Arsdale, uno de los abogados principales que en una entrevista con la CNN afirmó que se ha comunicado con miles de supervivientes en los últimos 19 meses. “Nunca pensé que sería un número cercano a este”, dijo el abogado Paul Mones a The New York Times. Mones, quien logró un veredicto de abuso sexual de 19,9 millones de dólares contra los Boy Scouts de Oregon en 2010, espera que el Congreso inicie una investigación sobre el escándalo.
La ola de denuncias han teñido el aniversario de 110 años de historia que celebran este 2020 los Boy Scouts. La organización se expandió tras recibir una Escritura de Constitución del Congreso que describe los valores de los exploradores: “el patriotismo, la valentía y la independencia”. Pero ya en 1935 la organización levantaba banderas de alarma sobre los abusos. BSA reconoció entonces tener archivos sobre cientos de “degenerados” que habían servido como líderes, según informaba ese año el Times.
Más de 130 millones de menores han pasado por los programas de una de las organizaciones juveniles más grandes de Estados Unidos. En los setenta vivieron su apogeo con cerca de cinco millones de miembros. Ahora la cifra no supera los 2,2 millones. En 2018 decidieron aceptar a niñas y adolescentes en sus filas. Una señal de integración que pretendía alimentar las bajas cifras de miembros.
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