España y Francia lideran el consumo de cannabis en la UE
Un 11% de los encuestados de ambos países afirma haber consumido la droga en el último año. Están por delante de Holanda, la única nación europea donde está legalizada su venta
El cannabis es la sustancia ilegal más consumida en la Unión Europea (UE). Hasta un 27,2% de los europeos afirman que la han probado, según datos del 2019 de la web de estadísticas Statista y el Centro Europeo para el Control de las Drogas y la Adicción (EMCDDA, en inglés). A gran distancia se sitúan los que han probado la cocaína (el 5,4%), el MDMA (4,1%) y las anfetaminas (3,7%). Si se toma el último año y se detalla el consumo por países, España y Francia, con un 11% que ha contestado afirmativamente, son los primeros de la lista, seguidos de Italia, según estos datos recientemente publicados. En cuarta posición (el 9,6%) está Holanda. Es decir, hay más personas que utilizan la droga en tres países que la tienen ilegalizada que en el único que ha autorizado su venta. La media de la UE está en el 7,6% para el último año con datos. En el extremo opuesto están Malta (0,95), Turquía (1,1%) y Hungría (1,5%).
El dato del estudio está en la línea con los del Ministerio de Sanidad español, que en su última encuesta sobre alcohol y otras drogas (titulada Edades), de 2017, señalaba que el 9,1% de la población había consumido cannabis el último año. Es posible, sin embargo, que los datos de la UE vayan un poco retrasados ya que la encuesta de 2015 sí arrojaba un 11,2% de consumidores españoles. En cualquier caso, el porcentaje sería de los más altos de la UE.
Riesgo combinado con la covid
El centro europeo para el control de drogas también señala que las personas que las consumen pueden incurrir en comportamientos de riesgo con respecto a la covid-19. Y señala, por ejemplo, el peligro de compartir los porros o las pajitas para esnifar. También apunta a que algunas sustancias, como los opioides, tienen un efecto inmunodepresor, por lo que los consumidores pueden infectarse más fácilmente. Y hay factores sociales asociados al consumo de drogas o ciertas condiciones de vida, como el hacinamiento, que también influyen en la propagación del virus. Todo ello agravado por la disminución de los servicios de atención a los afectados, sobre todo los presenciales, debido a la carga de los sistemas sanitarios.
Aunque en un principio de la pandemia la oferta de sustancias pudo verse interrumpida, llevando a un aumento de precios, este efecto duró poco, afirma el Centro Europeo para el Control de las Drogas y la Adicción. Se vio compensado por el aumento de otros métodos, como la venta ilegal por Internet con una disminución de los pagos en metálico.
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