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Dos carreras en Asturias o Galicia por el precio de una en Cataluña o Madrid

El acuerdo impulsado por el Ministerio de Universidades para reducir las tasas en los campus públicos en los próximos años empezará a asomar tímidamente el curso que viene

J. A. Aunión
Varios alumnos se examinan de la selectividad, el pasado julio en la Universidad Politécnica de Cataluña.
Varios alumnos se examinan de la selectividad, el pasado julio en la Universidad Politécnica de Cataluña.Albert Garcia

Con lo que cuesta estudiar Historia en una universidad pública de Madrid se podría estudiar en Asturias o Galicia esa misma titulación y, después, por ejemplo, Administración y Dirección de Empresas (ADE). Y aún sobraría algo de dinero. Con lo que cuestan los seis años de Medicina en Madrid o en Cataluña (sin el descuento para las rentas más bajas), podrían estudiar la misma carrera dos personas en Andalucía.

La iniciativa del Ministerio de Universidades para limitar el precio de las titulaciones de grado en los campus públicos y, de paso, reducir las gigantescas disparidades que existen entre comunidades (de hasta un 147%) apenas se empezará a percibir el próximo curso. En el acuerdo sellado el pasado mes de mayo en la Conferencia General de Política Universitaria (aun con algunas comunidades en contra), el ministerio ya preveía dar flexibilidad para que los Gobiernos regionales que tienen que bajar precios —el objetivo es revertir el enorme encarecimiento producido en algunos territorios desde 2012— puedan hacerlo gradualmente hasta 2023. Y buena parte de las autonomías han aprovechado esa posibilidad. “Desde el ministerio hemos entendido la presión presupuestaria que supone esta medida”, explica una portavoz de Universidades.

Así, Baleares, Castilla y León, Extremadura, Madrid y País Vasco no bajan todavía los precios, sino que los congelan para el próximo curso. La Comunidad Valenciana, por su parte, empezará bajando un 5% las tasas de las carreras más caras. Sí han aplicado una bajada general Navarra (de un 2,38%), La Rioja (3,52%), Aragón (4,27%) y, sobre todo, Cataluña (30%), aunque en este caso el punto de partida era tan alto, que sus campus siguen destacando entre las más caras. Con su bajada, La Rioja ya alcanza el objetivo final fijado por el ministerio de volver a los precios del curso 2011-2012, cuando el Gobierno del PP cambió la normativa, eliminando el tope máximo que se fijaba cada año para las subidas de precio, para que las autonomías pudieran aumentar las tasas cuanto quisieran. También ha aplicado una ligera rebaja para el año que viene una comunidad que no estaba obligada a hacerlo: Cantabria (1%). El resto, como se estableció también en mayo, congelan los precios.

Pero las bajadas medias y los porcentajes probablemente no signifiquen mucho para un alumno que quiera estudiar una carrera concreta, teniendo en cuenta, además, la gran disparidad de precios que existe, incluso, dentro de cada territorio entre los grados más caros y los más baratos. Teóricamente, la variación depende de cuestiones como la necesidad de equipos e instalaciones en cada título, lo que en la estadística se llama “grado de experimentalidad”, aunque las comunidades colocan muchas veces los mismos grados en tramos distintos de la horquilla. En ese contexto, cuatro ejemplos del coste de carreras concretas pueden ofrecer una imagen más fiel del panorama del próximo curso.

Para las titulaciones más caras, entre las que siempre están las sanitarias, se ha elegido como ejemplo Medicina, con una dispersión territorial que va de los 757 euros en las universidades andaluzas a los 1.660,2 en las catalanas.

Con las ingenierías (en el primer o el segundo escalón entre los más gravosos), Informática cuesta entre 730 euros en Asturias y, de nuevo, 1.660 en Cataluña. El coste se ha calculado para la primera matrícula, sin suspensos, de un curso completo de 60 créditos académicos.

En la parte baja de los precios, el ejemplo elegido es ADE, que en unas autonomías está en el escalón más barato y en otras, en el anterior. Así, esta carrera cuesta al año entre 591 euros en Galicia y 1.283 en Madrid.

Y, por último, la horquilla de Historia va de los 517 euros (Asturias) a los 1.283 (de nuevo, Madrid).

En las carreras más caras, Cataluña sigue estando a la cabeza pese a su bajada del 30%. Una bajada que, en todo caso, ha venido acompañada de un descenso de la progresividad; desde hace años, los alumnos pagan en función de su renta (a través de un programa autonómico de becas), con tasas diferenciadas en seis tramos que veían reducido el precio con descuentos del 10%, el 20%, el 30%, el 70% y el 80%. El próximo año, sin embargo, solo se mantienen los dos últimos tramos para las rentas más bajas.

Junto a Cataluña (que todavía le quedan una nueva reducción para cumplir con el acuerdo sobre tasas), Madrid es la otra comunidad obligada a aplicar un fuerte descenso hasta el curso 2022-2023, en torno a un 23%. Pero de momento, sus universidades, con las tasas congeladas, se convertirán en septiembre en las que cobran más caro las carreras más baratas: es la única región donde títulos como ADE o Historia superan ampliamente los 1.000 euros anuales. Una cifra que no sobrepasan en ningún caso, ni siquiera para los títulos más costosos de ciencias de la salud e ingenierías, Cantabria, Asturias, Galicia, Andalucía y Canarias.

Un portavoz de la Consejería de Universidades de Madrid, explica que, el hecho de tener los presupuestos prorrogados les dejaba poco margen para hacer rebajas inmediatas. Además, recuerdan que destinarán 12 millones de euros para becas destinadas a alumnos afectados por la crisis de la covid.

Aun siendo comprensivos con las dificultades presupuestarias en un contexto de crisis como el actual, el Ministerio de Universidades espera que los 400 millones de euros que el Gobierno repartirá entre las comunidades el curso próximo para aliviar el peso de la pandemia también impulsen la bajada de tasas, señala una portavoz. El ministerio también insiste en que esta bajada es un primer paso de un plan más ambicioso que prevé moderar también el precio de los másteres.

El coste de los suspensos

La iniciativa para bajar o al menos congelar las tasas ha sido bien recibida por la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas (Creup), pero la consideran insuficiente. “La bajada se debería haber implantado en todas las comunidades, acompañada de mayor financiación” para compensar a las universidades por los ingresos que dejen de percibir, dice una portavoz. El Ministerio de Universidades explica que una de sus preocupaciones era que la bajada de tasas acabara mermando los recursos de los campus en un momento en el que los ahogos presupuestarios de las comunidades podía hacer difícil dar fondos extra a la universidad. De ahí, añade una portavoz del departamento, la flexibilidad para aplicar la bajada en varios cursos.

En todo caso, los estudiantes también reclaman que no solo se aplique la bajada a las primeras matrículas, sino a los precios de las materias suspendidas, que se van multiplicando exponencialmente cada vez que hay que cursarlas de nuevo. “Si afectara también a segundas matrículas y sucesivas ayudaría a eliminar totalmente las barreras socioeconómicas en el acceso a la Universidad”, añade la misma portavoz de Creup.

En este sentido, Aragón ha sí ha anunciado que reducirá un 6,5% las segundas matrículas en las carreras más caras y el País Vasco rebajará en torno a un 30% en las asignaturas suspendidas durante el segundo cuatrimestre del curso pasado, durante el estado de alarma por la covid. De hecho, numerosas comunidades y universidades han activado mecanismos y han puesto en marcha recursos extra para atajar las situaciones que se prevén el curso que viene por culpa de la crisis que se avecina por la pandemia de coronavirus.

Sin embargo, más allá de emergencias concretas, a lo que se refieren tanto el ministerio como los estudiantes es a medidas más estructurales para eliminar las barreras de acceso a la educación superior universitaria. “Nuestra idea es que paulatinamente podamos tener un sistema universitario lo más democrático posible”, dice la portavoz del ministerio. Y la de los estudiantes, añade: “Se debe seguir trabajando para eliminar los criterios académicos en becas universitarias, así como en una reducción del precio de las segundas matrículas y posteriores. La mayor parte de los requisitos académicos de las becas impiden el acceso a ayudas al estudio a los estudiantes que suspendan alguna asignatura, por lo que si no se revisa el modelo de becas seguirá existiendo una brecha socioeconómica para acceder a la universidad”.

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Sobre la firma

J. A. Aunión
Reportero de El País Semanal. Especializado en información educativa durante más de una década, también ha trabajado para las secciones de Local-Madrid, Reportajes, Cultura y EL PAÍS_LAB, el equipo del diario dedicado a experimentar con nuevos formatos.

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