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El Vaticano publica un manual global para actuar contra los abusos en todas las diócesis

El documento es una explicación simplificada del ordenamiento jurídico ya vigente y pretende erigirse en la guía básica a seguir ante estos casos

Daniel Verdú
El papa Francisco, durante el último rezo dominical del Angelus.
El papa Francisco, durante el último rezo dominical del Angelus.Evandro Inetti/ZUMA Wire/dpa (Europa Press)

El Vaticano, un año y medio después de la cumbre que celebró para sentar las bases de la futura protección de menores en la Iglesia, ha publicado un vademécum para actuar ante estos casos. Un manual, tal y como lo describen sus autores. El documento pretende simplificar la explicación jurídica de cada proceso y permitir a todas las diócesis del mundo tener un conocimiento claro de cómo proceder en caso de que tengan conocimiento de algún tipo de delicta graviora, como se conoce a este tipo de abusos en el derecho canónico. Una forma más de impedir que muchos obispos en todo el mundo, como ha sucedido durante décadas, sigan mirando hacia otro lado alegando falta de información cuando tienen conocimiento de este tipo de asuntos.

La Santa Sede señala que es una especie de manual, que “desde que se tiene noticia del caso hasta la conclusión definitiva de la causa pretende ayudar y conducir paso a paso a quien se vea en la necesidad de proceder al descubrimiento de la verdad en el ámbito de los delitos mencionados anteriormente”. No hay novedades normativas de ningún tipo. Es decir, no modifica la legislación de 2001 (Sacramentorum sanctitatis tutela) ni su posterior ampliación de 2010, o la última ley lanzada por el Papa tras la cumbre en 2019 (Lux Mundi). “Es una ayuda jurídica para no expertos”, señala uno de los redactores. Una clarificación para saber qué hacer. Lo sorprendente, como apuntan incluso fuentes vaticanas comprometidas con esta lucha, es que todavía hubiese gente hoy que no supiese cómo actuar.

El vademécum, que fue una de las propuestas finales de la cumbre de 2019 y un compromiso expreso del Papa, busca también diseñar una praxis homogénea y ayudar a una administración de justicia más clara. Otra cosa es si, dada la heterogeneidad del clero en todo el mundo, lo conseguirá. Resulta llamativo también que algunas de las personas con más peso en la persecución de los abusos no hayan participado en la redacción y ni hubiesen visto el documento final antes de que se mandase a la prensa. La redacción se ha ido postergando a la espera de nuevas reformas y se han hecho distintos borradores hasta dar con esta solución final.

Las posiciones sobre cómo afrontar esta plaga en la Iglesia todavía varían dentro de los órganos correspondientes del Vaticano. La discusión en los últimos tiempos, señalan a este periódico conocedores de la cuestión, se ha centrado últimamente en la conveniencia de crear tribunales específicos para estos delitos en cada país (preferiblemente en la capital) para poder separar las cuestiones y agilizar los procesos. Los expertos consideran que es mejor que cada diócesis pueda juzgar sus casos para dar un sentido de proximidad a la justicia canónica, el problema es que el nivel de conocimiento no es homogéneo. El vademécum, creen las mismas fuentes, puede ayudar a resolverlo.

La legislación civil de cada país, sin embargo, es distinta en lo que respecta a la obligación de comunicar a la justicia ordinaria los casos que conoce la Iglesia. Ese hecho obliga a articular de forma distinta el vademécum. El secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Monseñor Giacomo Morandi, lo explica así en una entrevista que ha concedido a los medios vaticanos. “En este punto, las Conferencias Episcopales nacionales han preparado líneas guía que tienen en cuenta las normativas locales. No es posible dar una respuesta unívoca. En algunos países la ley ya prevé esta obligación, en otros no. De hecho, el motu proprio Vos estis lux mundi del Papa Francisco, promulgado el año pasado, expresa en estos términos que la Iglesia actúe en casos de este tipo ”sin perjuicio de los derechos y obligaciones establecidos en cada lugar por las leyes estatales, en particular las relativas a eventuales obligaciones de información a las autoridades civiles competentes”. Es decir, que sea transparente.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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