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“Nunca imaginé que volvería a recurrir a Cáritas, anímicamente es muy duro”

Las peticiones de ayuda de la entidad católica se disparan hasta un 77% durante la pandemia. Uno de cada tres demandantes no había necesitado ayuda antes o hacía más de un año que no la requería

Gusmery Mijares, demandante de ayuda a Cáritas tras el impacto del coronavirus.
Gusmery Mijares, demandante de ayuda a Cáritas tras el impacto del coronavirus.KIKE PARA
Noor Mahtani

Hacía dos años que la familia de Gusmary Mijares, 31 años, dejó de depender de ayudas. Su pareja y ella, ambos venezolanos, se mudaron a España en abril de 2018 y entonces no tuvieron más remedio que acudir a Cáritas para cubrir las necesidades básicas de la pareja, su hija de cuatro años y sus padres. Un par de meses después, ella comenzó a trabajar en una empresa de seguros y él como contable. Con unos ingresos mensuales de 2.000 euros “ya no les hizo falta” y renunciaron a las ayudas. Sin embargo, el coronavirus lo volvió a parar todo. Al padre de familia le redujeron el contrato y vivir con un 30% menos de ingresos “era imposible”: “Nunca imaginé que volvería a recurrir a Cáritas, anímicamente es muy duro”, reconoce. La pandemia ha disparado un 77% las solicitudes de apoyo a Cáritas, según una encuesta publicada este jueves con información de las 70 Cáritas Diocesanas para valorar el impacto de la covid-19 en la pobreza. Uno de cada tres demandantes no había solicitado ayuda antes o hacía más de un año que no la requerían.

La familia Mijares representa una nueva realidad que preocupa mucho a Guillermo Fernández, técnico del equipo de estudios de la entidad: “En lugar de salir de la crisis en forma de V tenemos que hacerlo en forma de L. El escenario de la anterior crisis no nos permite ser muy positivos”, ha sentenciado. El informe, titulado Distancia social y derecho al cuidado, revela la brutal sangría de ingresos entre los hogares de pobreza severa, una categoría que tiene en cuenta más de 35 variables como la renta, la salud y el acceso a la vivienda. Antes de la crisis la mitad de las familias en la condición más extrema tenía al menos una fuente de ingresos paralela a las subvenciones, aunque fuera gracias a la economía sumergida. Actualmente, solo uno de cada cuatro cuenta con ese salario. Para Fernández, los datos del Informe Foessa 2020 —presentado también este jueves— dejan clara una alarmante situación: “La pandemia ha anulado en solo dos meses el efecto de la recuperación y hemos vuelto a las cifras del peor momento de la última crisis”.

A Alicia todo le pilló de sorpresa. Pasó de ser pluriempleada a depender de las cestas de comida y las ayudas urgentes de Cáritas donde pidió auxilio a principios de mayo. Esta valenciana de 38 años era teleoperadora en una empresa de estudios de mercado y monitora de niños. Cesaron ambos contratos. “No tenía ni para el alquiler ni la comida”, cuenta. Le otorgaron ayuda de emergencia de 400 euros y cada 15 días una caja con legumbres, fruta, verduras y carne que “fue de gran ayuda”. Ronald Fariñas, con una situación similar, recibió 150 euros mensuales para los gastos en alimentación. A él le despidieron de la heladería en la que trabajaba el 20 de marzo “hasta que hubiera más faena”. “Es frustrante porque no estoy acostumbrado a pedir ayuda. Es la primera y espero que la última vez”, cuenta el joven de 30 años. Estos días la rutina no cambia: entregar currículos y revisar todos los portales de empleo. “Parece como si aún no se hubiera terminado el estado de alarma”, lamenta.

Ronald Fariñas ha recibido ayuda de Caritas durante la cuarentena por el coronavirus.
Ronald Fariñas ha recibido ayuda de Caritas durante la cuarentena por el coronavirus.JUAN BARBOSA

La organización de la Iglesia católica ha realizado además una encuesta que ha puesto en relieve la realidad de las personas sin hogar, sin un espacio donde recluirse durante el estado de alarma. Si durante 2019 Cáritas había gestionado 5.000 plazas de acogida y acompañado a más de 35.000 personas en esta situación, en apenas tres meses de pandemia se han creado más de 1.300 nuevas plazas complementarias en albergues, residencias o centros de acogida, centros de día, polideportivos y seminarios en todo el territorio español. Un 71% de las mismas era de titularidad pública.

Además, en un momento de teletrabajo y educación online, no pertenecer a la comunidad virtual ha minado la igualdad de oportunidades, tanto en la infancia como en los hogares más excluidos. Para uno de cada tres hogares en exclusión grave (34%) está disminuyendo el rendimiento escolar de sus hijos e hijas al no poder seguir el ritmo marcado. El resultado es que muchos pequeños se están quedando atrás en el ámbito escolar.

2.391.506 personas atendidas en 2019

La Memoria anual de 2019, que también ha publicado este jueves la organización, da cuenta del destino de los 337 millones de euros invertidos por el conjunto de las Cáritas Diocesanas para acompañar a un total de 2.391.506 personas. De estas, 1.403.269 fueron acompañadas en España y otras 988.237 en proyectos de cooperación internacional. Las partidas presupuestarias más destacadas han sido Acogida y Asistencia (22,7% del total); Empleo, Comercio Justo y Economía social (17%); Mayores (10,3%); Personas Sin Hogar (10%); Familia, Infancia y Juventud (7,8%); y Cooperación Internacional (6,8%).

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