_
_
_
_

Segunda residencia: el reencuentro

Tras meses de ausencia, el regreso a las viviendas de fin de semana y veraneo ha combinado la alegría con el trauma

Jacinto Antón
Una segunda residencia en Girona.
Una segunda residencia en Girona.J.A.

Ha tenido mucho de emotivo pero también parte de Resident Evil. La llegada el viernes a la segunda residencia por parte de muchos propietarios ansiosos y preocupados con lo que se encontrarían ha significado reencuentros cariñosos, pero también malos tragos y hasta situaciones de pesadilla. Entre los primeros, la satisfacción de ver que después de tres meses de ausencia en la vivienda dejada de la mano de Dios, las cosas siguen más o menos en su sitio, aunque requieren urgentemente el mantenimiento que se les ha negado estos días. Entre los segundos, el despiporre vegetal en los jardines, la proliferación de la vida animal, sobre todo, dentro, la más repulsiva, reptante y parasitaria, y el fallo sistémico de algunos soportes vitales (léase que se ha ido la luz y ha colapsado el contenido de la nevera, aumentando la proliferación de la vida orgánica más repulsiva, etcétera).

La alegría de ver que no se había desplomado ningún árbol sobre el tejado, no había tenido lugar ninguna incursión cherokee ni se había instalado una piara de hirsutos jabalíes en el terreno (aunque, sin duda, vistas las huellas, lo habían pensado), ha contrastado anoche en una modesta casa unifamiliar en Viladrau, en el Montseny, Girona, a la que no se pudo acceder en mucho tiempo desde Barcelona (por quedar precisamente a escasos cinco kilómetros del p. cambio de provincias), con el susto ante la profusión de arañas de tamaño sobrenatural, una babosa en la vitrocerámica y el escorpión más grande que quien firma estas líneas ha visto en su vida, excepto en los documentales de David Attenborough. El bicho además llevaba en las pinzas a un congénere más reducido -un macho-, sin que se pueda afirmar (tuve que encargarme del calentador por exigencias del guion) si lo estaba devorando o bailando un tango de apareamiento.

La vegetación de la casa y los visitantes que aprovecharon las semanas de confinamiento

En el capítulo de satisfacciones, la presencia de una pareja de picos picapinos grandes (pájaros carpinteros) que se han instalado en el cedro con la tranquilidad de que no los molestara nadie. Muy interesante también que un murciélago haya encontrado la manera de arrastrarse hasta casa y colgarse de una viga sobre la cocina. Lo que ha llegado a hacer la glicina es digno de estudio. Anoche fue complejo y mucha gente -no se podía resolver todo de una vez- hubo de dormir atrincherada en las habitaciones, rodeada de caos, aferrada a la almohada como al osito de cuando éramos pequeños y rezando en voz bajita para que la cosa arrugada que tocaban los pies debajo de la colcha fuera solo un calcetín. Sueños raros.

La luz del día ha traído serenidad, consuelo y la evidencia de lo mucho por hacer. Como pioneros en una mañana cualquiera del arduo Far West, hemos arrostrado la situación con realismo, resignación y abnegación, nos hemos pertrechado de herramientas y hemos salido a darle cara al césped, que parece una masa hostil salida de El día de los trífidos, hemos puesto al sol los libros y los cojines enmohecidos, hemos barrido los cuerpos de los insectos y otras criaturas indefinibles, sofocados por las nubes de insecticida (suerte que llevamos mascarillas) y empezamos a sentar las bases de la nueva normalidad, también aquí. Manos a la obra.

Información sobre el coronavirus

- Aquí puede seguir la última hora sobre la evolución de la pandemia

- Así evoluciona la curva del coronavirus en España y en cada autonomía

- Buscador: La desescalada por municipios

- Preguntas y respuestas sobre el coronavirus

- Guía de actuación ante la enfermedad

- Pinche aquí para suscribirse a la newsletter diaria sobre la pandemia


Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_