Por qué se les aplaude
Los españoles han salido todas las tardes a homenajear a los sanitarios que se enfrentan a la covid-19. El reconocimiento ha sido imitado desde Nueva York hasta la India
“Fue uno de esos días que quieres olvidar y no puedes, con turnos extenuantes, sin apenas dormir. Se abre la puerta de mi habitación, mis hijas me dan la noticia: ‘¡Mamá, os están aplaudiendo en toda España!’. Una enfermera de UCI de un hospital de Madrid rememora el momento. “Insisten: ‘Mamá, aplauden a los sanitarios apoyando todo lo que hacéis’”. Me mandan un vídeo, uno de tantos. Me echo a llorar sin poder articular palabra”. El sábado 14 de marzo, España se había encerrado en casa. La covid-19 era ya una amenaza insoportable, con 6.200 enfermos y 191 fallecidos.
Esa noche, a las 10 en punto, en las calles desiertas de muchos puntos del país sonaron aplausos dedicados a los hombres y mujeres que cuidaban de miles de pacientes en los hospitales. Los grupos de WhatsApp habían replicado una convocatoria en homenaje a los sanitarios. Desde entonces, todos los días, y han pasado 51 este lunes 4 de mayo, el país abre el balcón y aplaude. Pero a las ocho de la tarde para que los niños puedan asomarse también. El gesto, destacado por la prensa internacional, se ha extendido por todo el mundo, desde Nueva York a India. En Europa, que se había estrenado con música en los balcones italianos, hasta la familia real belga sale a aplaudir.
El enfermero de noche de la UCI del hospital Gregorio Marañón de Madrid Agustín Vázquez estaba a punto de entrar a trabajar. “Fue muy emocionante. Lo sigue siendo. Pero me da mucho miedo que esto se olvide”, dice. Los sanitarios españoles han sufrido un embate sin igual, son los más afectados por el coronavirus de todo el mundo. Suman el 20% de todos los contagiados. El primer aplauso de su colega de la UCI del hospital de Alcorcón Gloria Rellán fue con fiebre. “Al acabar me llamaron. Estaba contagiada”. Curada ya y de vuelta al trabajo, las 20.00 marcan el momento grato. Si está en casa, a veces sale a cantar en su comunidad. Ha hecho equipo con otro vecino que toca el violín. Si coincide al concluir su turno, es como si el mundo se abriera: “Ver toda esa gente en los balcones delante del hospital, ¡aplaudiéndonos a nosotros!”.
El aplauso ha crecido y alcanza a todos. Con el cambio horario, nos vemos las caras, celebramos cumpleaños de niños de otra comunidad a gritos y desplegando pancartas. Hay vecinos que todos los días preparan una canción distinta y la noche entra de otra manera. A la jefa de Medicina Intensiva del hospital de Torrejón, Maria Cruz Martín Delgado, el homenaje le suele sorprender volviendo del trabajo. “Emociona ver a la gente unida por los profesionales, y también una manera de compartir una situación muy complicada. Se ha creado una relación social. Y es una forma de decir, estamos aquí con vosotros y somos muchos”. En la UCI no suelen salir a la puerta a aplaudir. El trabajo es muy exigente y hay que despojarse de los equipos de protección. Pero el viernes es especial. Viene la policía a homenajearles.
“Los pacientes no están solos y todos los sanitarios, tampoco”, dice la enfermera madrileña antes citada. “Esos aplausos nos lo recuerdan con su puntualidad, respeto y gratitud hacia lo que somos y hacemos. Si pudieran vernos sin ser vistos, no pararían de aplaudir. Seguimos sacando turnos con equipamientos que no merecen aplausos, pero los ciudadanos, y nosotros mismos, seguimos”.
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