_
_
_
_
_

Las ‘fake news’ que criminalizan a los buitres

Expertos en la especie advierten de que no hay un solo caso acreditado científicamente de ataques a ganado sano

Esther Sánchez
Dos buitres leonados con un animal muerto.
Dos buitres leonados con un animal muerto.Pilar Oliva-Vidal

Las noticias sobre ataques de buitres leonados a ganado vivo y sano se han multiplicado en los últimos años, a pesar de que en “la literatura científica no existe ni un solo caso documentado", aseguran investigadores de la Estación Biológica de Doñana-CSIC y del Instituto de Investigación de Recursos Cinegéticos (IREC). Estas informaciones, replicadas por las redes sociales, están provocando un conflicto social con una especie antes bien considerada por proporcionar un servicio de enorme valor ecológico y sanitario, al limpiar el ecosistema de animales muertos. La imagen actual se ha distorsionado y muchas personas ven a los buitres como “un depredador que ataca a animales vivos como ovejas, vacas y caballos —e incluso a perros y humanos— para subsistir”, aseguran los científicos en una carta publicada en la revista científica Nature Sustainability.

“Una cosa es que haya un animal solo en el campo moribundo porque ha tenido un mal parto, que comiencen los cuervos a picotearlo y aparezcan luego los buitres, pero eso no tiene nada que ver con matar a un animal sano, le quedaba muy poco tiempo de vida”, explica Antoni Margalida investigador del IREC. La especie no está adaptada morfológicamente para cazar. “No tienen ni las garras, ni el pico… solo están preparados para desgarrar, no son águilas y no se les puede meter en el mismo saco que a un lobo o a un oso”, concreta Margalida.

La búsqueda en Google realizada por los investigadores de “ataques buitres ganado” arrojó un total de 59 noticias en medios españoles y franceses en 2019, países donde se agrupa la mayor población de la especie (Gyps fulvus). En la mayor parte de ellas se presenta a los buitres como animales que han cambiado su comportamiento movidos por el hambre, “por lo que ahora asaltan a ovejas, vacas y caballos vivos —e incluso a perros y humanos— para subsistir”. “A mí me han llegado a preguntar que si se podía estar tumbado en el campo sin riesgo de que te atacaran los buitres, es increíble”, describe Margalida.

En España, este ave necrófaga ha experimentado un crecimiento del 18% entre 2008 y 2018, alcanzando las 30.946 parejas reproductoras. Los ganaderos sostienen que no tienen suficiente alimento, sobre todo después de que las autoridades prohibieran dejar los cadáveres en el campo en 2006, como siempre se había hecho, con la aparición de la encefalopatía espongiforme bovina o mal de las vacas locas. La veda de dejar carroña en el campo se levantó en 2011, pero cada comunidad autónoma lo ha ido aplicando de forma distinta.

Los científicos rechazan la teoría de las necrófogas hambrientas con datos como que “más del 70% de las denuncias que se presentan por supuestos ataques de buitres a ganado vivo son rechazadas por las administraciones por ser casos post mortem (el animal ya estaba muerto cuando los buitres empezaron a consumirlo)”. Además de que en el 90% de los casos que se investigan, los veterinarios forenses descartan a los buitres como causantes de la muerte o cualquier tipo de lesiones al ganado. “El número real de casos en los que se detecta la ingesta de un animal vivo por parte de un buitre es extremadamente bajo, se asocian a animales no supervisados con un diagnóstico vital muy desfavorable, y los buitres nunca son identificados como la causa primaria de su muerte”, señalan. La peor consecuencia de la polémica, añade Margalida, es la utilización de cebos envenenados para controlar a la población de aves carroñeras.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_