Una sola gran asignatura de ciencia y otra de lengua ante la emergencia escolar
Valencia agrupará las grandes materias de primero de ESO en una gran materia cientificotécnica y otra lingüístico-social. Otras autonomías, como Aragón, lo estudian. El modelo se aplica con éxito en toda España desde 1994 a alumnos que van mal
Miles de alumnos llegan a final de curso con lagunas debido a la falta de docencia presencial en el último trimestre. Por ello, 12 comunidades han aprobado una normativa que permitirá a los estudiantes promocionar sin límite de asignaturas pendientes si así lo consideran los equipos docentes, una decisión tan extraordinaria como las condiciones escolares que ha impuesto la pandemia. Pero las autoridades educativas saben que, si no hacen nada más, será pan para hoy y hambre para mañana: muchos esquivarán la repetición en junio para estrellarse académicamente a partir de septiembre. Y por eso han empezado a diseñar cambios el próximo curso. El más revolucionario es el que llevará a cabo la Comunidad Valenciana en primero de la Secundaria Obligatoria, el año del salto al instituto que ya en condiciones normales registra una tasa de repetición superior al 10%.
En vez de tener clases separadas de Matemáticas, Biología y Geología, Tecnología, Castellano, Valenciano y Geografía e Historia, las principales asignaturas se agruparán en dos grandes ámbitos, uno cientificotécnico y otro lingüístico-social, cada uno de los cuales será impartido por un solo profesor. Y este no dirá: ahora vamos a dar matemáticas o vamos a dar biología, sino que articulará las clases mediante proyectos que integren las distintas materias. Otras autonomías, como Aragón, también estudian hacerlo.
La fórmula no es improvisada. El modelo funciona en toda España desde hace 26 años para alumnos que van mal y ha demostrado su eficacia. El 89% de los estudiantes valencianos de cuarto de la ESO que lo utiliza, por ejemplo, aprueba el curso y obtiene el título de Secundaria Obligatoria, cuatro puntos más que quienes siguen el esquema tradicional, a pesar de que estos últimos están considerados, en principio, chavales con mejor rendimiento académico. La gran diferencia es que hasta ahora se ha utilizado solo en pequeños grupos de segundo, tercero y cuarto de la ESO que presentaban un elevado riesgo de abandono temprano de los estudios. Y el próximo curso se extenderá, en cambio, a todos los estudiantes de primero de secundaria de los centros públicos y concertados: solo en la Comunidad Valenciana a unos 57.000 estudiantes.
“El cambio de primaria a la ESO siempre es fuerte. En la pública implica el salto al instituto y todos los estudiantes lo notan. Primero de secundaria es frecuentemente el curso con mayor tasa de repetición. Si a eso le añadimos que este año han pasado el último trimestre sin poder ir a clase, el paso va a ser todavía más brusco”, afirma Miguel Soler, secretario autonómico de Educación de la Generalitat valenciana. Soler conoce el modelo que va a implantar, llamado “organización del currículum por ámbitos de conocimiento”, porque él lo puso en marcha a principios de los noventa desde el Ministerio de Educación. “Si ha funcionado bien para los que no iban bien, pensamos que en estas circunstancias puede funcionar también para todos, permitiendo al alumnado trabajar de forma distinta y desarrollar mejor las competencias básicas porque se centrará más en proyectos que tendrán un carácter interdisciplinar”, afirma el responsable autonómico socialista.
La orden ministerial que regula el final de curso, y a la que se han adherido 12 comunidades, autoriza a las autonomías a establecer “una organización curricular excepcional” en el curso 2020-2021 para paliar las condiciones en las que va a terminar el actual.
Dos grandes materias
La Comunidad Valenciana, el cuarto territorio con mayor población escolar, creará un ámbito cientificotécnico que integrará Matemáticas, Biología y Geología, y Tecnología. Y otro lingüístico-social que abarcará Castellano, Valenciano y Geografía e Historia. Educación Física, Música e Inglés se mantendrán independientes, y todavía no está decidido qué sucederá con las asignaturas optativas. El número global de horas de clase semanales que reciben los alumnos permanecerá igual.
¿Están preparados los profesores para encargarse de dar íntegramente uno de los dos ámbitos? “Si la iniciativa fuera nueva, la respuesta sería claramente no. Pero los institutos llevan desde 1994 dando, bajo distintas denominaciones, estos programas. En todos los centros de secundaria hay profesores impartiendo esos ámbitos, en el caso de la Comunidad Valenciana en tercero y cuarto de la ESO. Esos profesores, con más motivo, están en condiciones de dar los temarios de primero”, afirma Soler.
El número dos de la Consejería de Educación valenciana prevé que los docentes que asuman la nueva organización sean voluntarios. "De la misma manera que lo son ya quienes dan este tipo de grupos en tercero y cuarto de la ESO, y nunca ha habido problemas para encontrar profesores voluntarios en ningún centro", señala. En un instituto de tamaño medio, de 800 alumnos, el modelo por ámbitos solo funciona ahora en un grupo de tercero y otro de cuarto. Los profesores que los imparten dan además clase en grupos ordinarios de otros cursos. Y ahora en cambio, se centrarán solo en grupos organizados por ámbitos tanto de tercero y cuarto como de primero, con lo que solo será necesario un pequeño aumento de docentes voluntarios en cada centro.
El modelo se aplicará únicamente en primero de la ESO, prosigue Soler, porque es un crítico y no hay suficientes profesores con experiencia para plantearse ampliarlo a otros niveles. La consejería barajó aplicar los ámbitos solo a los alumnos que llegaran a primero de la ESO con más problemas desde primaria, pero eso, afirma, Soler, hubiera implicado una segregación contraproducente desde el principio de la secundaria.
Un programa que consiguió más de lo previsto
Los llamados programas de diversificación curricular se pusieron en marcha en toda España en 1994. Su impulsor fue Miguel Soler, entonces director del Centro de Desarrollo Curricular del Ministerio de Educación. "Iban dirigidos a los que iban mal, pero tenían ganas de trabajar. Aquellos que habían repetido un curso y se consideraba que con este tipo de organización tendrían más posibilidades de finalizar con éxito la secundaria obligatoria", afirma. El objetivo principal era ese y funcionó: la gran mayoría lograba graduarse y una buena parte de ellos continuaba estudiando Formación Profesional con un sistema que, entre otras cosas, hacía que en lugar de una decena de docentes diferentes dándoles clases durante el curso los alumnos tuvieran aproximadamente la mitad.
Para sorpresa de sus creadores el modelo consiguió, de hecho, más de lo previsto. "El programa duraba dos cursos, tercero y cuarto de la ESO. Y hubo un sector que al terminar empezó a matricularse en Bachillerato. Tengo la anécdota de que en 2003 me llamaron para invitarme a una comida de la primera promoción de licenciados en Geografía e Historia que, nueve años antes, habían hecho un programa de diversificación curricular. Alumnos a los que en su momento, con 14 o 15 años, iban a mandar prácticamente a la calle y habían terminado siendo licenciados universitarios", recuerda el responsable educativo del PSOE.
El PP mantuvo el programa, pero con la Lomce le cambió el nombre —su acrónimo actual es Pemar— y, sobre todo, lo adelantó a segundo y tercero de la ESO, lo cual abocaba a quienes lo cursaban a estudiar al año siguiente la modalidad de cuarto de Secundaria orientada a la rama profesional (la antesala de la FP), impidiéndoles tomar la vía del bachillerato. En 2015, tres meses después de que socialistas y Compromís llegaran a la Generalitat valenciana, la Consejería de Educación reintrodujo el programa de diversificación curricular en cuarto de la ESO (con el nombre de PR4).
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