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Una desescalada a varias velocidades y con marcha atrás

“Los criterios para relajar las medidas actuales deben ser similares, pero no en todas partes al mismo tiempo”, dice Fernando Simón

Una clienta aguarda a las puertas de una farmacia del centro de Madrid, este miércoles. En vídeo, el Gobierno avisa de que la desescalada será lenta.Vídeo: DAVID FERNÁNDEZ | ATLAS

La fecha es el 10 de mayo. Será el primer día después del último periodo de alarma previsto hasta el momento, y en el que tienen puesta la vista todos los que esperan volver a la vida que hacían antes de la pandemia de la covid-19. Aunque entonces se mantenga la situación de excepción, los expertos consultados creen que ya será en otras condiciones. Será el inicio verdadero de la llamada desescalada. “Hay comunidades autónomas y provincias o islas en las que los riesgos de transmisión son nulos o cercanos”, dijo el martes Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, indicando que están cerca de poder empezar la relajación de las medidas del estado de alarma.

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Spain will scale back confinement at different speeds, say experts

Simón no mencionó una comunidad en particular, pero, según los datos del miércoles aportados por el Ministerio de Sanidad, en Canarias, Murcia y La Rioja, además de Ceuta y Melilla, los casos registrados subieron menos del 1%. En ninguna se alcanza una inmunidad poblacional alta que garantizara una protección de grupo (la que más tiene, según esos datos, es La Rioja, pero no llega al 2% de personas con anticuerpos). Por eso se busca ahora que “las comunidades tengan los recursos” para abordar la situación sanitaria, añadió Simón. “No solo se trata de la magnitud de la epidemia en cada momento y lugar, sino de la capacidad para seguir respondiendo a ella. Capacidad de respuesta de la atención sanitaria de los casos más graves, por supuesto, pero también capacidad para prevenir nuevos casos. Esto implica reforzar los recursos de salud pública”, comenta Andrea Burón, portavoz de la SEE (Sociedad Española de Epidemiología).

El director del Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. En vídeo, Simón asegura que el desconfinamiento será por zonas.Vídeo: EP


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“Lo tenemos al alcance de la mano. Si la evolución de la pandemia no se tuerce, en tres semanas, con los requisitos que sean, podremos salir”, afirma José Martínez Olmos, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública y ex secretario general de Sanidad en los Gobiernos del PSOE de 2005 a 2011. Se refiere a que ya parece que la transmisión está camino de ser controlada y la situación de los servicios asistenciales ha mejorado, por lo que podrían asumir el esperado repunte de casos que ocurrirá cuando se relajen las medidas de confinamiento.

Esos dos criterios, que el ritmo de contagios sea bajo y que la sanidad pueda asumir lo que surja, son la base de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) al respecto y también el punto de partida de los expertos consultados. “La evolución lógica de las medidas de confinamiento y protección debería ir de lo general a lo específico. Las claves de relajar son la reducción de la propagación, la capacidad de los servicios sanitarios y la capacidad de control de casos y contactos”, dice José Ramón Repullo, profesor de Planificación y Economía de la Salud de la Escuela Nacional de Sanidad (del Instituto de Salud Carlos III).

La duda surge con qué hacer cuando a ese nivel de preparación llegan unos territorios (comunidades autónomas, pero pueden ser también provincias, Ayuntamientos o incluso islas o ciudades autónomas) antes que otros. Ya lo ha dicho Simón: “Los criterios [para relajar las medidas actuales] deben ser similares, pero no en todas partes al mismo tiempo”.

“Habrá elementos iniciales comunes, y otros que se puedan gestionar a nivel autonómico e incluso local”, afirma Joan Ramon Villalbí, de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas). “Habrá una sucesión de pasitos que podrán ser más rápidos o más lentos en un sitio o en otro”, añade, y pone como ejemplo lo que ocurrió al inicio de la pandemia, en lo que ahora se podría llamar la escalada: “En La Rioja hubo un brote muy importante en Haro y se tomaron medidas especiales, y lo mismo ocurrió en Igualada”.

Trabajadores de la construcción en Logroño el 14 de abril.
Trabajadores de la construcción en Logroño el 14 de abril.RAQUEL MANZANARES (EFE)

Burón, que también es miembro de la sociedad de Salud Pública, cree que el levantamiento asimétrico de las medidas “parece razonable, no solo según áreas geográficos sino también por sectores y grupos poblacionales” (como al final va a pasar en España con los niños, por ejemplo, que van a poder salir solo a pasear antes que los mayores). “Si en una región o para un colectivo determinado el riesgo de transmisión y contagio es menor, no solo sería lógico sino deseable reducir antes las restricciones para prevenir el daño que estas ocasionan” en la salud mental, por falta de ejercicio, y en la vida social y económica.

Hay pocos ejemplos en los que basarse

En este momento, salvo en China, ningún país ha emprendido una desescalada general. Hay iniciativas diferentes —Noruega acaba de abrir las guarderías; peluquerías y dentistas lo han hecho en Dinamarca; Italia ha permitido que lo hagan las librerías, y Francia y Alemania prevén la vuelta al colegio el próximo mes—, y los demás observan lo que sucede. Su ejemplo, más lo que detecten las pruebas que se haga en cada momento, determinará el éxito de las medidas o si hay que dar marcha atrás. Una posibilidad que ninguno de los expertos descarta. “Hay que recordar siempre el nivel de incertidumbre que aún tenemos y con el que se están tomando estas decisiones. Es posible que en algún momento y en algún lugar tengamos que retomar alguna medida restrictiva de forma temporal si observamos que vuelven a aumentar los casos. Esto es parte del proceso”, dice Buron. Y añade: “Tener diferentes ritmos de desescalada también nos ayudará a poder evaluar mejor su impacto”.

"Hemos de cambiar la mentalidad, y pensar que puede haber avances y retrocesos; y que algunas medidas de reducción de la movilidad, confinamiento o distanciamiento físico pueden tener que reimplantarse. Y, por supuesto, que habrá diferenciación por territorios”, afirma Repullo.

Villalbí cree que el proceso será muy gradual. “El siguiente paso importante será que se pueda salir sin tener que justificarlo, para hacer deporte o pasear de manera individual; luego habrá una vuelta generalizada al trabajo con las correspondientes medidas de protección. Probablemente abran antes los pequeños comercios que las grandes superficies, donde hay más posibilidad de aglomeraciones”, indica. También empezará a haber actividades deportivas sin público o con muy poco: “Siempre pensamos en los grandes estadios, pero están los partidos de infantiles y juveniles, donde el público podría mantener los dos metros de distancia”.

Burón pone otro caso en el que se justificarían diferencias: “No es lo mismo un lugar donde la mayoría de los desplazamientos se producen en transporte particular o a pie, que cuando la mayor parte de las personas utilizan transporte público. Se trata de evitar aglomeraciones. Si en ciertas áreas estas no se dan de manera habitual, o se puede reorganizar para que no las haya, estas áreas seguramente podrían reiniciar la actividad antes”.

Dudas con la hostelería

Ni Villalbí ni Martínez Olmos tienen claro qué pasará con la hostelería. “En un restaurante a lo mejor pueden separar las mesas, pero si en vez de ocho tienen cuatro, a lo mejor no les compensa abrir”, dice el segundo.

El margen que tengan las distintas Administraciones para marcar las diferencias es incierto. “Lo normal es que comunidades autónomas y Ayuntamientos pugnen por aliviar las restricciones del Gobierno central, más que por incrementarlas”, dice Repullo. Aunque habrá una base común. “La recomendación fuerte de usar mascarillas, difícilmente se va a quitar por ninguna comunidad mientras dure la transición hacia la nueva normalidad”, añade.

“Si hay diferencias entre comunidades, lo que no va a poder ser es que se prohíba moverse entre ellas”, expresa Martínez Olmos. No habrá aduanas sanitarias. “Lo de un control de fronteras entre comunidades o provincias lo veo complicado, pero estos tiempos son insólitos”, opina Repullo, quien apunta en otra dirección: “Me preocupa más establecer una serie de barreras organizativas que protejan selectivamente a los mayores, especialmente los institucionalizados”. “La clave será mantener los dos metros de separación”, señala Villalbí. Luego, quizá haya margen en algunos asuntos. “Está empezando a haber iniciativas como la de instalar barreras de plástico en los restaurantes cuya aprobación podría no ser estatal”, apunta, “En cualquier caso, tendrá que haber una coordinación”, remata Martínez Olmos.

Lo dijo este miércoles el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez: la desescalada será “lenta y gradual” para evitar dar pasos en falso.

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