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4.000 marineros de Estados Unidos, encerrados en un portaaviones nuclear con un brote de coronavirus

El capitán del ‘USS Theodore Roosevelt’, atracado en Guam, en el océano Pacífico, pide ayuda a la Marina para aislar a más de 100 soldados afectados de Covid-19

El portaaviones 'Theodore Roosevelt', en una imagen de archivo. Vídeo: NGUYEN HUY KHAM / REUTERS
Pablo Ximénez de Sandoval

El capitán de un portaaviones nuclear del Ejército de Estados Unidos ha pedido por carta al Departamento de Marina que le envíen ayuda para poder aislar a un centenar de marineros afectados por Covid-19. Hay más de 4.000 soldados a bordo del buque, que se encuentra atracado en Guam, una isla 2.600 kilómetros al sur de Japón en el océano Pacífico. En la carta, fechada el 30 de marzo y obtenida por The San Francisco Chronicle, el capitán Brett Crozier pide habitaciones en tierra para poner a los marineros en cuarentena “cuanto antes”.

“La enfermedad continúa extendiéndose cada vez más deprisa”, escribe el capitán Crozier. “Hay que actuar con decisión ahora para cumplir con las recomendaciones del CDC y prevenir un resultado trágico”. El CDC es el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. El oficial denuncia que solo “unos cuantos” de los camarotes de los oficiales cumplen las condiciones para aislarse en cuarentena. “Debido a las limitaciones de espacio inherentes a un barco de guerra, no lo estamos cumpliendo (el aislamiento)”.

El capitán afirma en su carta que no tiene sentido centrarse ahora mismo en hacer pruebas del coronavirus a los marineros. "Debido a la cercanía que se requiere en un barco de guerra y el número de casos positivos, todos los marineros, independientemente de su rango, deben ser considerados como personas “en contacto directo” con infectados de acuerdo con las reglas del CDC adaptadas a la Marina.

Parte del personal ha comenzado a decender a tierra y se encuentra en cuarentena en Guam, pero de los espacios que les ha proporcionado el Ejército, solo uno cumple las recomendaciones, denuncia el capitán Crozier. Los demás duermen en grupos. “Aunque es marginalmente mejor que un buque de guerra, los lugares de cuarentena en grupo no son una solución y no cumplen la actual normativa”.

El capitán pone como ejemplo las medidas tomadas en el crucero Diamond Princess, uno de los primeros focos preocupantes del coronavirus fuera de China y que llamó la atención sobre los medios de transporte. El crucero se encontraba frente a la costa de Japón con 3.700 personas a bordo cuando a principios de febrero se detectó un brote de coronavirus entre los pasajeros. Crozier cita un artículo científico en el que se afirma que, gracias a las medidas de aislamiento y desembarco de los pasajeros afectados y a la cuarentena de todos los demás, el brote quedó en 619 casos. Sin esas medidas, habría enfermado el 79% del pasaje.

En lenguaje militar, Crozier propone dos opciones. El primero es que no se haga nada, y en caso de guerra, “vamos a la guerra con las fuerzas que tenemos y luchamos enfermos”. “Habrá muertes por el virus”, dice. Pero como “la guerra no es inminente”, propone que se invierta tiempo y dinero en conseguir limpiar el barco de virus. “Todos los marineros del barco deben ser puestos en cuarentena libres del virus y el barco debe ser desinfectado”.

“Sacar a la mayoría del personal de un portaaviones nuclear en activo de Estados Unidos y asilarlos durante dos semanas puede parecer una medida extraordinaria”, dice Crozier al Departamento de Marina. Calcula que el 10% de los marineros tendrían que quedarse a bordo para las operaciones básicas y asumir “un riesgo necesario”. Pero “mantener a más de 4.000 jóvenes a bordo del Theodore Roosevelt es un riesgo innecesario y quiebra la confianza que estos marineros nos han dado”. “No estamos en guerra. No tienen que morir marineros”, concluye.

El secretario de la Marina, Thomas Modly, dijo el martes en una entrevista en CNN que su departamento se iba a poner a trabajar “inmediatamente” en la denuncia del Theodore Roosevelt. “En los últimos días hemos estado trabajando para bajar a los marineros del barco y encontrarles habitaciones en Guam”, dijo Modly. “El problema es que Guam no tiene suficientes camas ahora mismo, así que estamos hablando con el Gobierno a ver si podemos conseguir un espacio como un hotel o montar unas tiendas allí”.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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