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Las UCI recurren a fármacos en desuso ante la escasez de sedantes

“La demanda ha sido brutal en muy poco tiempo”, asegura la autora de una guía para sortear el desabastecimiento

Elena G. Sevillano
Trabajadora de la unidad de Farmacia Hospitalaria del hospital Virgen de las Nieves de Granada.
Trabajadora de la unidad de Farmacia Hospitalaria del hospital Virgen de las Nieves de Granada. M. ZARZA

La presión asistencial en las unidades de cuidados intensivos (UCI), que han tenido que duplicar y hasta triplicar su capacidad para hacer frente al incremento de pacientes a causa del coronavirus, está haciendo que escaseen los fármacos sedantes más habituales. Están empezando a fallar las existencias aquí y también en el extranjero. La alerta lanzada por las farmacias hospitalarias ha provocado que los intensivistas estén empezando a recurrir a otros medicamentos en desuso o a modificar las dosis de los que están disponibles. “Estamos teniendo que sacar el fondo de armario”, dice Manuela García, autora de un protocolo de uso de estos fármacos de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc).

Empieza a faltar, por ejemplo, el midazolam, que se usa de forma muy habitual para la sedación profunda de los pacientes que permite que el respirador pueda hacer su función. “Debido a la pandemia de Covid-19 estamos sufriendo un desabastecimiento a nivel nacional e internacional que nos obliga a considerar otras pautas de sedación no tan habituales”, señala el documento, que ya se ha distribuido a las UCI de todo el país. Se trata de una guía para buscar alternativas a los fármacos más usados entre los que se puedan encontrar con facilidad en los hospitales. Las autoras alertan de que las pautas que ofrecen “no siempre son las más deseables”, pero precisan que se han diseñado “pensando en la disponibilidad de fármacos que se tenga en cada hospital”.

En los últimos días, explica García, intensivista en el hospital Virgen Macarena de Sevilla, compañeros de distintas UCI han alertado de que los fármacos habituales que se usan con pacientes de coronavirus para que estén conectados a los respiradores empiezan a faltar. “Hemos tenido que recurrir a otros fármacos no habituales o que siendo habituales no eran de primer uso para determinadas funciones”. Además del midazolam, una benzodiazepina como el tranxilium o el lorazepam que se usa para sedación profunda, empieza a escasear el stock de propofol, un sedante de vida más corta que se usa tanto para sedación profunda como para la más superficial. Lo mismo ocurre con relajantes como el cisatracurio.

Al problema de las UCI para conseguir respiradores se suma ahora el de los medicamentos. El stock que tienen normalmente las farmacias de los hospitales “se está agotando” por “el pico tan brutal de demanda de los últimos días”. Un total de 5.607 personas han necesitado una cama en una unidad de cuidados intensivos. Los centros reciben suministros ahora a través de la Agencia Española de Medicamentos Productos Sanitarios (AEMPS). “De forma autónoma es muy complicado poder comprar a un laboratorio”, asegura García. La web de la AEMPS muestra para varios de estos fármacos el aviso rojo “problemas de suministro”. Los pacientes de coronavirus pasan en la UCI un tiempo prolongado, señala García, más que en otros procesos, lo que puede agravar la situación.

Captura de la web de la AEMPS donde se aprecia el desabastecimiento de algunos fármacos muy usados en las UCI.

Entre las propuestas de la guía está la de emplear fármacos de uso habitual pero cambiando la dosificación. Un ejemplo de cambios en la indicación es el remifentanil, un opiáceo que se usa mucho en anestesia, cirugía y en las UCI. “A dosis más altas no sirve solo para conseguir efecto analgésico, de quitar el dolor, sino también anestésico”, señala García. Como ejemplo de fármaco que ya no se usa y va a volver a usarse está el Valium, el diazepam, que se descartó porque permanece mucho tiempo en sangre. También se recomienda, en caso de necesidad, usar ketamina, “que puede ampliar sus usos a nivel de sedación”, asegura García: “Son fármacos que hay que sacar del fondo de armario pero que son conocidos y seguros, se usaron en su momento y se dejaron de utilizar porque aparecieron otros”.

La AEMPS asegura que reforzará el stock de estos medicamentos “con comercializaciones excepcionales en otros idiomas y la disponibilidad de medicamentos extranjeros”. La agencia también está haciendo recomendaciones en cuanto al uso de los fármacos con demasiada demanda. Por ejemplo, el uso de cisatracurio. Esta señala que “hasta disponer de garantías de un suministro suficiente, el uso de cisatracurio será priorizado para procedimientos en cuidados intensivos en pacientes que presenten deterioro de la función renal o de la función hepática”.

“Se está haciendo lo humano y lo divino posible”, asegura Manuela García. Sobre la situación de las UCI en Andalucía afirma: “No estamos en situación desesperada como puede estar Madrid pero nos tememos que la velocidad de ingreso está siendo rápida y no sé cuánto tiempo tardaremos en llegar al temido colapso”.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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