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La subida de casos en Tokio descoloca a Japón

La gobernadora de la capital ha apuntado la posibilidad de poner a la ciudad en cuarentena

Los anillos olímpicos en Tokio
Los anillos olímpicos en TokioIssei Kato (Reuters)
Macarena Vidal Liy

En las primeras semanas de la crisis, Japón parecía tener muchas papeletas para ser uno de los países más afectados por la pandemia de coronavirus, por la cercanía de China, el foco original, y el caso del crucero Diamond Princess, atracado en sus aguas y que durante unos días fue el segundo foco mundial por detrás de la provincia de Hubei. Pero el modelo nipón para controlar la pandemia ha conseguido, hasta el momento, mantener las cifras de contagio en niveles relativamente bajos, con poco más de 1.800 casos confirmados desde el comienzo de la crisis hace cuatro meses y 55 fallecidos. Sus unidades de cuidados intensivos no están saturadas y su curva de infectados se ha mantenido plana. Aunque el reciente estallido de nuevos casos en Tokio amenaza con obligar a otras medidas.

El nipón es un modelo casi opuesto, en concepto, a la alabada vía surcoreana basada en un uso exhaustivo de la tecnología y un abundante número de pruebas entre su población. Japón ha apostado por hacer muy pocas pruebas del patógeno y, en cambio, centrar sus recursos en el tratamiento a los enfermos más graves.

Pero el domingo, la capital registraba 68 nuevos casos confirmados, el máximo en un solo día detectado hasta ahora en este país; el lunes, tras otras trece infecciones, el número de positivos en la capital se elevaba a 443. Dado el aumento de los casos importados del exterior, el Gobierno nipón se plantea prohibir la entrada de los extranjeros que hayan estado en los catorce días previos a su llegada en países como China, Corea del Sur, Estados Unidos o la mayor parte de Europa, según el periódico Asahi Shimbun.

La gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, ha rogado a los habitantes de la capital que se abstengan de desplazamientos innecesarios al menos hasta el próximo 12 de abril, ante la escalada en el número de nuevas infecciones. La capital ha cerrado total o parcialmente diversos parques, museos y otros lugares públicos para tratar de disuadir al público de salir a la calle. Koike, que ha planteado que, si continúa el aumento de casos, podría optarse por imponer una cuarentena sobre Tokio, también ha pedido a los ciudadanos que se abstengan de acudir a lugares de música en vivo, ante el riesgo de contagio.

Una cuarentena en Tokio muy distinta de los cierres absolutos impuestos sobre Madrid, Wuhan, u otras ciudades. Las autoridades tokiotas carecen de instrumentos legales para obligar al cumplimiento de una medida así, y solo pueden recomendar que la gente permanezca en sus hogares.

Con todo, la imposición de esta medida hace sudar frío al primer ministro nipón, Shinzo Abe, que este fin de semana aludió al serio impacto que podría causar en la estancada economía japonesa. Un impacto que se añadiría al que vaya a causar el retraso de los Juegos Olímpicos, de los que este lunes se anunciaron las nuevas fechas: del 23 de julio al 8 de agosto del año próximo.

El rumor de que el Gobierno en Tokio decretaría un estado de emergencia para poner la ciudad en cuarentena a partir del miércoles 1 de abril cobró este lunes tal fuerza que afectó a la apertura de la Bolsa, cuyo índice Nikkei cayó con fuerza en las primeras horas este lunes. El ministro portavoz del Gobierno, Yoshihide Suga, tuvo que desmentirlo en una rueda de prensa.

Peatones en Tokio el 28 de febrero
Peatones en Tokio el 28 de febrero EFE

Desde el comienzo de la crisis, los japoneses han podido hacer una vida relativamente normal. Únicamente se han cerrado los colegios y las autoridades recomiendan que no se celebren acontecimientos multitudinarios. También instan a mantener la distancia social.

Pero el aumento en los casos tokiotas hace pensar si la escasa incidencia de la Covid-19 detectada hasta el momento ha empujado a los ciudadanos a confiarse, o si el bajo número de pruebas ha enmascarado el verdadero alcance de la propagación. Según algunos expertos nipones, el número real de infectados podría ser el doble del oficial.

Hasta ahora, Japón apenas ha efectuado unas 48.000 pruebas sobre 24.000 personas, en un país de 112 millones de habitantes. Para acceder a una es necesario padecer una fiebre de al menos cuatro días seguidos y que lo recomiende un médico. Quienes presentan síntomas leves deben hacer cuarentena en su casa. La idea es que hacer demasiadas pruebas en personas que no estén en estado grave consume demasiados recursos y satura de pacientes los centros médicos, que deben centrarse de manera preferente en los casos más complicados para diagnosticarlos, aislarlos y tratarlos.

Según ha escrito en su blog el especialista en enfermedades infecciosas Kentaro Iwata, de la Universidad de Kobe, “aunque se desconozca con precisión el número real de infectados, es verdad que la situación del coronavirus está mucho más controlada en Japón que en otros países” y su sistema sanitario “no está colapsado ni inundado de casos graves”. Iwata, que en febrero denunció las malas condiciones de cuarentena del crucero “Diamond Princess” atracado en el puerto de Yokohama y donde se contagiaron unas 700 personas, sí ha reconocido, no obstante, que la situación hoy día sea mejor que en países como España o Italia el modelo nipón no garantiza que vaya a “funcionar para siempre”.

El experto reconoce que la situación en Tokio es “preocupante”, no solo por el aumento de infecciones, sino por los casos de los que se desconoce el origen. Iwata ha pedido que se aumente el número de pruebas de coronavirus en la capital.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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