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Cada país cuenta los muertos a su manera y ninguno lo hace bien

Francia solo contabiliza a quienes fallecen en hospitales, España no registra muertes en residencias de mayores sin test y el Reino Unido no contemplaba la Covid-19 como causa hasta el día 5

Elena G. Sevillano
El pabellón de Ifema de Madrid que se ha convertido en hospital para enfermos de coronavirus. PEDRO ARMESTRE
El pabellón de Ifema de Madrid que se ha convertido en hospital para enfermos de coronavirus. PEDRO ARMESTRE

Numerosos bulos como estos sobre las cifras de mortalidad de otros países se multiplican en las redes sociales: “Alemania y Holanda esconden cadáveres bajo las alfombras estadísticas”; “en el Reino Unido se pide permiso a los familiares de un fallecido por coronavirus para decidir si se le incluye en el recuento oficial”. Y circulan muchos más después de las críticas de Holanda a España, la polémica de los coronabonos y la estupefacción que causa la baja tasa de letalidad de la enfermedad en Alemania, para la que los científicos aún no tienen una explicación clara (aunque apuntan al elevado número de test realizados).

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30/03/20. (DVD 995). Varios sanitarios en el Hospital Gregorio Marañon en Madrid durante la pandemia de coronavirus.
Jaime Villanueva.
Decimosexto día de estado de alarma en España.
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Tracking the coronavirus: why does each country count deaths differently?

Los expertos en epidemiología alertan de que no se están contabilizando correctamente todas las muertes por coronavirus. Y eso es algo que tienen en común todos los países. La polémica en Francia se centra en los casos que no entran en la estadística: todos los fallecimientos fuera de los hospitales. En España, según responsables sanitarios de comunidades autónomas, tampoco se contabiliza a las personas que fallecen en residencias o en domicilios a los que no se ha hecho el test de detección.

Esas diferencias, sumadas a las dificultades de cada país para dibujar un panorama preciso, hacen que las tasas de letalidad no sean fiables. Con el problema añadido de que cuando se diagnostica una parte muy pequeña de los contagios reales (como está sucediendo en España por falta de capacidad para hacer test), el porcentaje de fallecidos sobre el total de infectados sale más alto. “A posteriori, se podrá hacer una aproximación más o menos exacta, pero siempre aproximación”, explica Ildefonso Hernández, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas).

Italia incluye en el registro de víctimas de coronavirus a todos los pacientes que habían dado positivo en las pruebas y que han fallecido, independientemente del resto de aspectos de su historial clínico, siguiendo el criterio del Instituto Superior de Sanidad. Este ente se ocupa, a posteriori, de hacer un estudio epidemiológico para profundizar en las causas de la muerte de los enfermos de Covid-19 y publica un informe dos veces a la semana en el que incluye si estas personas padecían además otras enfermedades.

El jefe de Protección Civil, Angello Borrelli, el encargado de comunicar las cifras oficiales, a menudo puntualiza que se trata de “fallecidos con coronavirus y no por coronavirus”, hasta que se ahonde en los historiales clínicos. La mayor parte de la comunidad científica asume que a falta de más pruebas de detección —desde el origen del brote y hasta el 28 de marzo se han realizado 429.526— los números reales tanto de contagiados como de fallecidos pueden ser muy superiores a las cifras oficiales.

Hasta el estallido de la epidemia del coronavirus, en el Reino Unido cuando un paciente fallecía en el hospital por infección respiratoria no se registraba la causa directa de esa infección, salvo que se tratara de una “enfermedad de notificación obligatoria” por ley. Por ejemplo, ántrax, botulismo, malaria o tuberculosis. El parte médico indicaba sin más una bronconeumonía, neumonía, avanzada edad o una designación similar. Desde el 5 de marzo, la Covid-19 se ha incluido en la lista de notificación obligatoria. No se registra, sin embargo, la gripe estacional.

Hasta el momento, la mayoría de los test se han realizado bien en los hospitales, donde hay un alto número de pacientes susceptibles a los efectos de cualquier infección, bien a personas que presentaban un cuadro de síntomas lo suficientemente graves como para hacerles la prueba. Por eso las autoridades sanitarias británicas alertaron, cuando la cifra de casos positivos rondaba el medio millar, de que la realidad podía más bien acercarse a los cinco o diez mil contagiados. La tasa de mortalidad del Reino Unido, que actualmente se sitúa en el 6%, sería en realidad mucho menor, apuntan varios expertos.

Desde que comenzó la epidemia, en Francia solo se han contabilizado los fallecimientos en “medio hospitalario”, es decir, recopilando los datos diarios procedentes de los 600 hospitales y clínicas del país “susceptibles de recibir pacientes de Covid-19”. Aunque la mortalidad es más alta entre las personas mayores (el 86% de los fallecidos en Francia tienen 70 años o más), la estadística oficial no incluye a los ancianos muertos en sus domicilios ni, sobre todo, en las 7.000 residencias que albergan a más de 700.000 personas mayores o con capacidades disminuidas.

Ocurre lo mismo en España, donde habían muerto al menos 352 personas en residencias de mayores hasta el jueves pasado, según un recuento de EL PAÍS. El Ministerio de Sanidad no ofrece cifras. Desde que en Francia empezaran a denunciarse las muertes masivas en estos centros, el Gobierno de Emmanuel Macron ha dado un golpe de timón y ha anunciado que, a partir de esta semana, hará “un seguimiento diario de la mortalidad” en las residencias.

Con una tasa de mortalidad del 0,72%, en Alemania ha habido cierta polémica porque los datos que da cada día el Instituto Robert Koch (RKI) llevan retraso sobre los que ofrece la Universidad Johns Hopkins, que recopila los de todo el mundo. Son similares, pero el RKI tarda en validarlos después de que se los envíen los Estados. El RKI explica a EL PAÍS que “todas las muertes relacionadas con la enfermedad Covid-19 se registran en los datos de notificación: tanto las personas que murieron directamente por la enfermedad como los pacientes con enfermedades subyacentes infectados y para los que no es posible probar claramente cuál fue en última instancia la causa de la muerte”. Si hay sospecha, añade el instituto, “se les puede examinar post mortem”, pero no aclara si a todos los sospechosos se les hace la autopsia.

Francia, como España, vigila la sobremortalidad. Los datos de su Instituto Nacional de Estadística muestran que en el principal foco, el este de Francia, llega este mes al 37,8%. En España, el último informe del Instituto de Salud Carlos III señala que el exceso de muertes respecto a la serie histórica entre el 21 y el 25 de marzo fue de casi un 17%. Pero todavía no hay cifras por causa de muerte. En Holanda, el test del coronavirus se reserva para los pacientes hospitalizados. El organismo oficial que se encarga del recuento ofrece cifras de muertes, contagios e ingresos hospitalarios y afirma que el cómputo real puede ser más alto, puesto que estos son solo los casos comprobados.

Con información de Rafa de Miguel, Enrique Müller, Lorena Pacho, Silvia Ayuso e Isabel Ferrer.


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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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