La empresa china cambiará los 640.000 test defectuosos por otro modelo de prueba rápida
El Gobierno ha devuelto 58.000 pruebas que ya estaban en España y no solo la partida inicial de 8.000 como admitió inicialmente
La compra fallida de test rápidos para detectar el coronavirus ha obligado al Ministerio de Sanidad a mandar de vuelta a China las 58.000 pruebas que llegaron hace unos días a España y que el Gobierno anunció que se estarían usando ya durante esta semana. Según Sanidad, del total de 640.000 test comprados a la empresa Bioeasy a través de un distribuidor español que no quiso identificar, solo habían llegado dos envíos. Uno de 8.000 unidades —el ministerio dio el viernes esta cifra pese a que anteriormente había hablado de 9.000, como hizo el propio ministro Salvador Illa en su última comparecencia— y otro de 50.000. El primero se distribuyó a varios hospitales madrileños, que hicieron análisis de fiabilidad clínica comparando sus resultados con los del método PCR que se emplea actualmente. EL PAÍS desveló que no funcionaban bien.
Ante la evidencia de que la sensibilidad de los test analizados era del 30%, cuando en la ficha técnica aseguraba que era superior al 80%, se decidió devolver no solo esa partida, sino todo lo que Bioeasy había enviado ya. En un primer momento, Sanidad explicó que las pruebas defectuosas pertenecían solo a esa partida inicial, pero no analizó el resto por si otros lotes funcionaban correctamente y podían ser útiles. Como la empresa se ofreció enseguida a recoger el material y sustituirlo por otro, explican fuentes de Sanidad, se tomó la decisión de devolverlo todo. La compañía tenía que seguir suministrando cajas de estos test a lo largo de los próximos días, pero esos envíos se han cancelado. El ministerio no ha querido desvelar cuánto ha pagado en esta operación.
Finalmente, el Gobierno y la empresa han acordado que esta va a proporcionar un tipo distinto de test antigénico, que emplea otro método para detectar en la muestra la presencia del virus. Las pruebas retiradas utilizaban el método coloidal y las que llegarán a partir de la próxima semana, según la previsión de Sanidad, usan el método de fluorescencia. Una diferencia relevante entre ambos sistemas es que el primero no requiere ningún equipamiento (los kits incorporaban todo lo necesario para hacer 25 determinaciones que se leían como si se tratara de un test de embarazo) y el segundo sí necesita un analizador y lector. La empresa china va a regalar las máquinas necesarias como compensación por lo ocurrido, según estas fuentes. Esto quiere decir que en cada hospital o centro de salud donde se lleven a cabo estas pruebas tiene que haber uno de estos aparatos. Este test también es rápido, ya que ofrece resultados en unos 15 minutos, como el que fue retirado.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) volvió a insistir este viernes en la necesidad de hacer cuantos más test mejor a la población para conocer la extensión real de la epidemia. La OMS asegura que no importa en qué momento se encuentre un país, si con los primeros casos notificados o ya cuando el coronavirus ha avanzado sin control, como ha sucedido en España. Siempre es efectivo y ayuda a tomar decisiones conocer el número de contagios. Los datos actuales en España se consideran claramente infraestimados. La escasez de medios y el avance de la enfermedad ha ido endureciendo los criterios para hacer las pruebas. Empezaron realizándose a casi todos los sospechosos y ahora solo a los casos graves y generalmente hospitalizados, además de los trabajadores esenciales, especialmente los sanitarios. Con las pruebas rápidas se pretendía extender ese cribado a todos los sanitarios y a personas mayores que viven en residencias y a otros grupos vulnerables.
Pero a medio plazo el propósito del Gobierno es ampliar los análisis a capas más amplias de la población. Por eso el ministro Salvador Illa aseguró el viernes que hay varias “operaciones abiertas” para comprar “hasta cinco millones de test de diagnóstico rápido”. En otras ocasiones el ministerio ha hablado de seis millones y de cinco millones y medio. Una portavoz de Sanidad explicó que estos bailes de cifras se deben a que, con la complicada situación actual, de máxima competencia entre países y producción limitada, se cierran compras que luego no salen adelante mientras se abren otras negociaciones en paralelo. Las empresas no tiene stock almacenado después del parón industrial de China por lo que el material tiene que ser fabricado. “Y China solo exporta el 10% de lo que fabrica”, aseguró la portavoz. El ministerio afirma que ya tiene varios proveedores asegurados.
Uno de ellos, también chino, va a enviar a España millón y medio de pruebas rápidas la semana que viene, según la previsión de Sanidad. Se trata de pruebas distintas de las PCR que se hacen ahora en los hospitales (que tardan cuatro horas y requieren personal y equipamiento especializado) y de los test que detectan antígeno que fueron retirados. Estas son serológicas, en sangre, detectan anticuerpos, y también permiten hacer un diagnóstico rápido. “Haber hecho distintas compras, no todas de un mismo proveedor ni de una misma técnica, ha permitido que vayamos a poder desplegar la técnica de diagnóstico rápido sin más demora”, aseguró Raquel Yotti, directora del Instituto de Salud Carlos III.
Millón y medio de pruebas serológicas
Es muy probable que el millón y medio de test rápidos serológicos que ha comprado el Gobierno en China lleguen antes que los de antígeno que la empresa Bioeasy va a sustituir después de que los análisis revelaran que estaban defectuosos. Según explica Raquel Yotti, directora del Instituto de Salud Carlos III, las pruebas serológicas (en sangre, que puede ser una sola gota en el dedo) no sirven únicamente para comprobar a posteriori si una persona ha estado expuesta al virus. Al tener contacto con un agente infeccioso, el coronavirus en este caso, se desarrollan dos tipos de anticuerpos. Unos de forma aguda, cuando el cuerpo reacciona a partir de las primeras 48 horas, llamados IgM. Cuando la enfermedad ha pasado se sustituyen por otros, los IgG, que confieren inmunidad a más largo plazo y se detectan tras la infección. Los kits que llegan la semana que viene, añade Yotti, permiten observar las dos cosas, es decir, si una persona está en plena infección o si la ha pasado, tanto con síntomas como sin darse cuenta.
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