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Las seis reformas del sistema educativo que pueden unir a PSOE y PP

Hay más consensos entre los partidos de lo que parece: MIR educativo, autonomía de los centros o repetición de curso de los alumnos

Un aula en el centro Padre Piquer en Madrid Foto: LUIS SEVILLANO | ATLAS
Elisa Silió

En julio de 2013 los principales partidos políticos se conjuraron solemnemente en el Congreso de los Diputados para tumbar la ley educativa que sacó adelante el Partido Popular solo con sus votos (con la abstención de UPN) y que consideraban excluyente. Este martes llega al Consejo de Ministros por segunda vez el anteproyecto de la nueva ley de educación, la Lomloe (Ley Orgánica de modificación de la LOE), y aunque se mantiene la intención de dilapidar la norma -ya no está UPyD sino Ciudadanos, Izquierda Unida va en coalición con Podemos y ha emergido Vox-, cerrar un gran pacto educativo parece muy complicado con las posiciones tan enconadas en muchos temas ideológicos. Pero, en contra de la imagen que los partidos transmiten, la mayoría coincide en el diagnóstico de muchos de los males de la enseñanza en España y en su solución. Con estos mimbres, un nuevo think tank de la Escuela Superior de Administración y Dirección de Empresas (Esade), comandado por el expolítico de Ciudadanos Toni Roldán, ha hecho público este lunes un documento en el que expone las seis cuestiones en las que podría haber acuerdo entre los grupos, basándose en los argumentos de cada uno en la mesa de negociación de un pacto educativo que fracasó en 2018 con el PP en el Gobierno.

“Los recientes intentos de lograr un gran pacto educativo no han funcionado. Proponemos una nueva aproximación basada en tres principios: 1) centrarnos en los temas importantes y dejar de lado los temas más polarizantes; 2) sustituir la idea del gran pacto por una suma de acuerdos; y 3) partir de una visión de país gradualista para el largo plazo”, resumen su propuesta Roldán y Antonio Cabrales, profesor del University College of London. Su documento lo firman también personas de distinto perfil ideológico, desde el exministro socialista Jordi Sevilla, a Ismael Sanz, exdirector general de Innovación en la Comunidad de Madrid (PP).

Por la subcomisión del Congreso pasaron 80 comparecientes. Duró año y medio y concluyó cuando los socialistas y Podemos se levantaron de la mesa argumentando que faltaba financiación para una nueva ley. Roldán cree, por contra, que “un pacto es un regalo que ningún partido quiere hacer a su adversario”. Estos fueron los seis consensos de más enjundia:

1. Reducir el abandono escolar temprano. España tiene la peor tasa de Europa. Bruselas estableció como objetivo que los Estados menguaran el abandono hasta el 10% antes de este 2020, una meta que han cumplido 21 de los 28 países. Pero el reto del 10% era demasiado ambicioso para España y la UE le concedió que bajase hasta el 15%. Aun así no ha sido capaz ni siquiera de alcanzar ese listón. Se necesita un plan de financiación extra a los centros en zonas desaventajadas con rendición de cuentas, proponen en Esade, con el Reino Unido en la cabeza.

2. MIR docente. La mayoría de los partidos comparten que sería bueno poner en marcha un sistema parecido al MIR de los médicos para los profesores. La derecha desea que incluya un examen mientras el PSOE no desvela sus cartas. En 2009 el Partido Popular fue el primero en comparar la formación de los maestros y de los médicos, pero Alfredo Pérez Rubalcaba, por entonces candidato socialista a presidente del Gobierno, fue quien en 2011 bautizó esta criba como el “MIR educativo”. En mayo de 2018 —pocas semanas antes de que cayese el Gobierno de Mariano Rajoy— fracasó la iniciativa de Ciudadanos respaldada mediante enmiendas por el PP de Íñigo Méndez de Vigo para poner en marcha un MIR educativo de dos años. Ahora Celaá plantea un MIR de un año. “Es una práctica tutelada de un año. Vamos a tratarlo con las comunidades", explicó la ministra en este diario la pasada semana.

3. Contenidos memorísticos. “Tenemos un currículum pensado para el siglo XX: es demasiado extenso y demasiado memorístico. Sería mejor centrarnos más en enseñar habilidades útiles (escribir bien, pensar de forma crítica, etcétera)”, recoge el sentir general el texto de Esade. Estas carencias se ponen de manifiesto en las pruebas de calidad educativa PISA. “Los españoles son los mejores en recordar hechos, cifras… pero flojean en el pensamiento creativo, en resolver problemas o en aplicar conocimientos a situaciones nuevas”, argumentó Andreas Schleicher, director de Educación de la OCDE, en EL PAÍS.

4. Evaluación de los profesores. “Tenemos un problema de medición e información: hay un consenso amplio en que para mejorar es imprescindible medir más y mejor, aunque la evaluación sea sin implicaciones sobre la progresión académica”, según el documento de Esade. Celaá está dispuesta a que este control al que se resistieron durante mucho tiempo los docentes -que se opusieron al ministro José Ignacio Wert, entre otras razones, por esta evaluación- y la izquierda. “Partimos de la base de que una profesión que se precie ha de ser evaluada. Y no de una forma mecánica, por antigüedad, sino por sus habilidades y méritos”, sostuvo la ministra en la entrevista.

5. La gestión de los centros. “Sería mejor que tuvieran más autonomía y más profesionalización, como sucede en otros modelos de éxito”, señalan Cabrales y Roldán. Los países que más han mejorado sus datos en PISA han dotado de más independencia a sus centros, como en el caso de Portugal, pero siempre auditados. Cabrales recuerda cómo Wert le consultó con la pretensión de conceder esa autonomía pero cómo luego se echó atrás, al verificar que los centros están muy encorsetados. “En otros países los centros toman la mitad de las decisiones, en España apenas el 25%”, echa mano de los datos el experto.

6. Abuso de la repetición. Uno de cada tres estudiantes ha repetido curso al menos una vez al llegar a los 15 años, lo que está muy vinculado con el abandono temprano de las aulas. El último ministro del PP, Ignacio Méndez de Vigo, lo reconoció en una entrevista en este diario: “He comprendido que repetir curso no es la solución, ayudar a los alumnos sí”. La OCDE había dado a España un tirón de orejas por este motivo. “La repetición arranca psicológicamente al alumno de su grupo de iguales, lo cual es serio para su evolución personal. Y por otra parte supone un coste insoportable para el sistema en términos educativos y económicos también”, sostiene Celaá, que aboga porque no se pueda repetir en cada uno de los cursos. En su lugar, si la llamada ley Celaá se aprueba se establecerá que solo puedan repetir curso al final de cada etapa (segundo, cuarto y sexto de Primaria) y los estudiantes que suspendan más de dos asignaturas en la ESO puedan pasar de curso “de forma excepcional” si el equipo docente lo considera, mientras que bachillerato podrá aprobarse con un suspenso.

Pero llegar al acuerdo es muy complicado porque los resultados tardan en verse y la educación es un arma ideológica. Mariano Fernández Enguita, catedrático de Sociología en la Universidad Complutense y firmante del documento, lo sintetiza así: “La educación tiene mucha carga política, puesto que en ella se reflejan las tensiones existentes entre individuo y Estado, entre las responsabilidades y entre los derechos individuales y colectivos en nuestra sociedad”.

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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