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Valencia, Sevilla y Málaga carecen de red pública para recargar coches eléctricos

Las tres capitales son las únicas entre las 10 grandes ciudades sin puntos municipales con enchufes en sus calles

Javier Martín-Arroyo
Miguel Lorenzo, de la asociación de usuarios de coches eléctricos, ante un punto de carga inutilizado en Sevilla.
Miguel Lorenzo, de la asociación de usuarios de coches eléctricos, ante un punto de carga inutilizado en Sevilla. PACO PUENTES

Valencia, Sevilla y Málaga son las tres únicas grandes ciudades que carecen de red pública municipal en sus calles para poder recargar los coches eléctricos. Entre las 10 urbes más pobladas, estas capitales son las únicas que lastran el auge de los vehículos sostenibles y no tienen enchufes para facilitar los trayectos urbanos y los grandes viajes, cuando la batería reclama vatios. En contraste con la clara apuesta del Gobierno por la descarbonización, los Ayuntamientos facilitan con cuentagotas que sus vecinos digan adiós a los coches de combustión.

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Sevilla y Málaga disponían antaño de puntos gratuitos para enchufar gracias a subvenciones estatales y del Gobierno de Japón, pero hace años que los dejaron morir sin mantenimiento alguno. Valencia no había instalado estos puntos hasta ahora y por fin en 2020 prevé inaugurar una docena. Barcelona lidera la apuesta por incentivar los eléctricos con 137 puntos de recarga, más del doble de los 51 enchufes desplegados por Madrid pese a tener la mitad de población, y a gran distancia de otras como Zaragoza (16), Bilbao (31), Murcia (6), Las Palmas (36) o Palma de Mallorca (26).

Tanto el alcalde sevillano, Juan Espadas (PSOE), como el malagueño, Francisco de la Torre (PP) y el valenciano, Joan Ribó (Compromís), acudieron hace semanas a la Cumbre del Clima celebrada en Madrid para reivindicar las acciones de las ciudades y frenar el cambio climático. En paralelo, Espadas preside la red de Ciudades por el Clima que aglutina a 400 urbes dispuestas a reducir las emisiones de CO2.

En 2012 Sevilla instaló 75 puntos de recarga en sus calles con la ayuda económica del Gobierno central, pero cuatro años después fueron desactivados. Y ahora los usuarios se lamentan de la dejadez municipal para incentivar el fin de los coches de combustión. “El Ayuntamiento de Juan Espadas no ha sido proactivo para encontrar soluciones porque no quería suministrar energía, ni cobrándola ni regalándola”, censura Miguel Lorenzo, delegado en la capital andaluza de la Asociación de Usuarios de Vehículos Eléctricos (AUVE). “Siendo pionera, Sevilla luego ha quedado reducida a la nada”, añade Arturo Pérez, director general de la patronal de los coches eléctricos Aedive. Después de que en 2017 licitara un concurso público para reactivar la red de puntos de recarga que quedó desierto, el Consistorio alega ahora que “sigue buscando la mejor fórmula de poner en marcha la red”, sin fecha concreta en el horizonte.

En 2012 el Ayuntamiento de Málaga instaló 243 puntos de recarga gracias al proyecto Zem2All, cuyos 60 millones financió el Gobierno de Japón (al 75%) y el español (al 25%). Sin embargo, tres años después de dar carpetazo al proyecto, la red está en desuso, aunque el Consistorio prevé licitar los nuevos puntos de recarga a lo largo de 2020. Hoy los vecinos que vivan en pisos solo pueden recargar sus vehículos en 12 puntos ubicados en los aparcamientos subterráneos municipales. “Hay mucha burocracia y los turistas con Tesla tienen que irse a los hoteles con cargador ¡no podemos poner piedras en las ruedas!”, protesta Ignacio Insúa, de la asociación de usuarios Auve. El Ayuntamiento defiende que el panorama cambiará el año que viene. “La infraestructura de recarga en las calles será una realidad en 2020 y el 100% de la flota municipal estará integrada por vehículos híbridos y eléctricos en los próximos cuatro años”, afirman fuentes del Consistorio.

Mientras, la exalcaldesa de Valencia Rita Barberá inauguró en 2010 el único punto de carga en la plaza del Ayuntamiento, ubicado en una cabina telefónica. Pero fue humo, nunca estuvo operativo. El Gobierno municipal cambió en 2015 y pese a los planes del nuevo equipo (Compromís y PSPV-PSOE), los puntos de recarga en las calles aún tardarán en llegar, al menos hasta el próximo marzo. “No es fácil sacar adelante estos puntos, es lo que nos ha dado tiempo en cuatro años. Para que sean útiles y la parada en un viaje no sea eterno, los 12 nuevos puntos serán de carga rápida”, alegan fuentes de la concejalía de movilidad sostenible. La ciudad cuenta con 41 puntos de recarga, pero están ubicados en aparcamientos municipales.

En el extremo opuesto, el 1 de enero la capital catalana acompañará su red de 504 puntos —en superficie y aparcamientos— con la puesta en marcha de una enorme zona de bajas emisiones de 95 kilómetros cuadrados. “La infraestructura es cara, pero es una estrategia a largo plazo iniciada en 2008 y no podemos centrarnos solo en la parte pública, la privada también tiene que actuar”, destaca la regidora de Movilidad, Rosa Alarcón. El Plan especial urbanístico de Barcelona —en fase de alegaciones— obligará a las gasolineras a tener un punto de recarga rápida en 2022.

El Ministerio de Transición Ecológica ofreció el pasado febrero 45 millones en subvenciones del programa Moves para que las comunidades autónomas apoyaran la compra de coches eléctricos y los puntos de recarga se multiplicaran, pero en ciertas regiones el dinero quedó sin invertirse por los criterios tan restrictivos impuestos, critican fuentes de la asociación de usuarios Auve.

Sobre el lento desarrollo de los puntos de recarga callejeros, Pérez opina: “No creo que atienda a la desgana de los Consistorios, tiene que ver con el desconocimiento de cómo operar los puntos”. Y más allá de las grandes ciudades, Javier Julve, de la plataforma Electromaps, que aglutina 69.084 usuarios y 95.171 puntos de recarga —la mayoría en aparcamientos subterráneos, centros comerciales y hoteles—, critica el escaso desarrollo en ciudades medias y pueblos de Galicia, Andalucía, Castilla-León, Aragón y Castilla-La Mancha. “Las distribuidoras eléctricas ponen palos en las ruedas para abrir nuevos puntos”, censura.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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