El verano es bonito cuando hay agua
"La perforación petrolera contamina las aguas subterráneas”, denuncian los indígenas del Amazonas
Este año se estrenó en Brasil Guerreiros da Floresta, una serie que aborda a través de tres vidas la lucha indígena en el Amazonas. Una de esas vidas retratadas en el documental es la de Ninawa Inu Huni Kuin, uno de los líderes de las comunidades indígenas que estos días se encuentra en Madrid. Ninawa Inu (pertenece al pueblo Huni Kuin, cuyo nombre se transmite automáticamente), junto a otros representantes indígenas y miembros del colectivo 350.org, protestaron frente a la sede de Repsol para denunciar a esta y otras grandes empresas del sector.
“La perforación petrolera contamina las aguas subterráneas”, dijo Ninawa en su intervención. “En el estado de Acre, como en muchas otras regiones donde las personas viven en las orillas del río o cerca de ellas, la contaminación de los peces termina enfermando a las personas. El agua se vuelve no potable, no solo para las personas, sino también para los animales. Pero incluso si no comiste pescado ni bebiste agua, en el Amazonas, debido a la humedad, el aire mismo hace caer el agua contaminada a través de la lluvia. Solo en los últimos tres meses, 12 niños murieron por contaminación del agua”. Ninawa señala otro enfoque: “Las compañías de combustibles fósiles intentan obtener el apoyo de nuestras comunidades, diciendo que crearán empleos para los jóvenes, con el apoyo de la administración estatal. Esto crea conflicto en la comunidad. Es lo que hacen los combustibles fósiles, desarticular las comunidades”.
En el aula Amazonas de la cumbre social, Rebeca Miranda Carpintero de la Nación Ngäbe, de Panamá, da la carta de presentación de Minga Indígena en Madrid. Minga Indígena es el gigantesco movimiento social cuyas raíces se encuentran hace casi 30 años en la Masacre del Nilo (unos terratenientes citaron una noche a los indígenas que llevaban años ocupando unas fincas vacías para cultivarlas y vivir en ellas; fueron asesinados). Desde ese año, 1991, las autoridades prometieron unas tierras sin acabar de cumplir una promesa que provocó en 2008 marchas y protestas de unas 50.000 personas movilizadas, y la creación de Minga Indígena. Así habla Miranda Carpintero en Madrid, el día que se presentaron durante la Cumbre del Clima: “La época más bonita es el verano, pero cuando hay agua. Eso es lo primero. Nuestro pueblo no abre un grifo: va al pozo. Y es en el pozo donde se encuentra la realidad, y esas consecuencias las sufrimos nosotros”. Son, dice, los que mejor ven los efectos del cambio climático: “Vivimos en permanente contacto con la naturaleza, sabemos primero cuáles son las consecuencias de la destrucción”.
Un botijo presidió la mesa de las representantes de Minga Indígena: “Agua pública” se leía en él. Mientras siga siéndolo.
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