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El jurado declara probados el rapto, la agresión sexual y el asesinato de Diana Quer

La acusación reclama la prisión permanente revisable a pesar de que el jurado tiene en cuenta la atenuante de confesión

El Chicle, durante la lectura del veredicto del jurado, este sábado. En vídeo, el veredicto.Foto: atlas | Vídeo: Óscar Corral / Atlas
Santiago de Compostela -
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Jury finds ‘El Chicle’ guilty of murdering Spanish teen Diana Quer

Tras 11 días de juicio y tres y medio de deliberación, al segundo intento el jurado del caso Diana Quer ha sacado adelante su veredicto gracias a una brida plástica y un reguero de indicios, a pesar de que los forenses no pudieron hallar en el cadáver de la joven señales físicas que demostrasen el delito de violación que reclamaban la fiscal y el abogado de los padres de la víctima. José Enrique Abuín Gey, alias El Chicle, ha sido considerado por unanimidad culpable de los delitos de asesinato con alevosía, detención ilegal y agresión sexual, aunque no se vea probada la consumación por falta de ADN y de lesiones en el cuerpo de la veraneante madrileña desaparecida de A Pobra do Caramiñal (A Coruña) en la madrugada del 22 de agosto de 2016.

El agua del pozo en el que permaneció oculto al mundo este crimen durante 496 días no solo desprendió las capas de la piel de la víctima y el lema que se había hecho tatuar con la palabra “Courage”, sino que borró cualquier vestigio genético del agresor y cualquier desgarro, fisura o hematoma en los genitales de la joven. El Código Penal recoge en su artículo 178 que será castigado como autor de un delito de agresión sexual quien atente "contra la libertad sexual de una persona, utilizando violencia o intimidación". Según el artículo 179, "cuando la agresión consista en acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal o introducción de miembros corporales u objetos por alguna de las dos primeras vías el acusado será castigado como reo de violación".

Pero la puerta sigue abierta. Queda ahora en manos del juez de la sección sexta de la Audiencia de A Coruña, Ángel Pantín, que presidió el tribunal del jurado, la decisión sobre la pena de prisión permanente revisable. Aunque el tribunal no vea probado si hubo o no penetración vaginal y se ha decantado por “actos de contenido sexual que no se han podido determinar”, sí entiende que en el asesinato ha quedado demostrada la alevosía y el hecho de que Abuín lo perpetró “para ocultar otro delito” y de forma “subsiguiente a un delito contra la libertad sexual”.

El jurado, no obstante, ha acordado por mayoría de cinco votos frente a cuatro que debe tenerse en cuenta una atenuante simple de confesión al entender que “las declaraciones del acusado contribuyeron de manera relevante y no decisiva al esclarecimiento de los hechos”. Después de mantener oculto el cadáver en el pozo hasta el 31 de diciembre de 2017, José Enrique Abuín fue detenido por otro caso de rapto e intento de agresión a una mujer y acabó revelando a la Guardia Civil el lugar donde se hallaba el cuerpo de la joven desaparecida, aunque lo hizo después de dar varias versiones falsas.

Las primeras declaraciones de Juan Carlos Quer, padre de Diana, tras el veredicto del jurado.Foto: atlas | Vídeo: ÓScar Corral / atlas

“Hoy mi hija sonríe desde el cielo al saber que se le hace justicia. La mujer ha dado un paso adelante”, ha clamado Juan Carlos Quer, padre de Diana, a la salida del edificio de los juzgados de Santiago, con el caso ya visto para sentencia. “Ningún político va a poder silenciar este clamor popular”, ha añadido en referencia al debate sobre la derogación de la prisión permanente revisable. A su lado, su abogado, Ricardo Pérez Lama, se ha mostrado también satisfecho por un veredicto que, según su criterio, enfila una condena a la pena máxima. El jurado se ha opuesto por unanimidad a la concesión de indulto y a la suspensión de la pena para El Chicle, que en realidad ya está en prisión cumpliendo otras dos condenas, por narcotráfico y detención ilegal e intento de agresión sexual a su víctima de diciembre de 2017.

Después de que ayer viernes fuese devuelta al tribunal formado por ciudadanos de la provincia de A Coruña el acta del veredicto por contener errores, contradicciones y escasa motivación en varias de las 26 preguntas (algunas excluyentes entre ellas) a las que los jurados debían enfrentarse, las partes fueron nuevamente citadas por el juez este sábado a las diez de la mañana. Durante tres horas, el jurado se ha reunido para corregir "defectos formales" de su acta. Y tras comprobar el magistrado que esta vez el documento con la decisión del tribunal cumplía los requisitos, el juez todavía ha tomado la "cautela" de poner en común el texto con acusación y defensa "para la revisión de cuestiones legales", según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Galicia. La abogada de El Chicle ha solicitado una segunda devolución del acta al jurado, pero su petición ha sido rechazada. Al filo de las dos de la tarde, el portavoz de las cuatro mujeres y cinco hombres seleccionados para conformar el tribunal ha leído al fin el veredicto

En sus conclusiones tras el juicio oral, la abogada de oficio que ejercía la defensa pedía un máximo de siete años por un homicidio, y la fiscalía y el letrado que representa a la familia de la víctima, prisión permanente revisable. Tras la lectura del veredicto, la acusación se ha ratificado en su petición de la pena máxima y la defensa se ha opuesto. Para el jurado, queda probado que hacia las 2.40 horas del 22 de agosto de 2016 el acusado “se hallaba en las proximidades de la intersección entre el paseo Areal y la calle Venecia, en la que hay unas naves industriales abandonadas y donde estacionaban vehículos en los que pernoctaban feriantes" de las fiestas patronales de A Pobra do Caramiñal.

Este era "un lugar poco iluminado y poco transitado" y allí Abuín “le dio un golpe” a la muchacha, que volvía sola caminando a su casa, “con un objeto en la zona cervical que la aturdió”. “Por la fuerza, le arrebató el teléfono móvil y la introdujo en el maletero del Alfa Romeo en el que él había llegado hasta ese lugar”, y “la inmovilizó con bridas y cinta adhesiva que portaba en el vehículo”. Durante el trayecto, "el acusado arrojó al mar el teléfono de Diana cuando cruzaba el puente de Taragoña (Rianxo)".

A continuación "en la nave", recoge como probado el tribunal popular, "teniendo sometida a la víctima mediante el uso de la fuerza física y sujeta con bridas y cintas adhesivas, la desnudó y realizó con ella actos de contenido sexual que no se han podido determinar". Por último, después de forzar a Diana Quer, El Chicle "le situó una brida plástica de más de 40 centímetros de longitud en el cuello y la apretó fuertemente, lo que produjo la muerte por estrangulamiento, con fractura perimortal del asta mayor del hueso hioides".

Al final, "arrojó el cuerpo desnudo de Diana a un pozo lleno de agua dulce" que había en el sótano de la nave, y también tiró allí "el bolso con efectos personales" de la muchacha. "Cuando el acusado acabó con la vida de Diana", la chica de 18 años "no tenía ninguna posibilidad de defensa, al encontrarse en un lugar desconocido para ella donde nadie podía prestarle ayuda", un paraje "abandonado y separado de otras viviendas". Además, entienden los jurados por unanimidad, José Enrique Abuín tenía "mucha mayor fuerza física" y la mantenía "sujeta con bridas y cintas adhesivas".

"Tras cerrar el pozo con su tapa", describe el veredicto, "abandonó el lugar no antes de las 4.09 y, con posterioridad, limpió el vehículo y se deshizo de la ropa de Diana". "El cuerpo, por la razón que fuera, quedó emergido en la superficie del pozo y en una fecha no determinada, posterior al menos a 20 días tras el suceso, el acusado volvió al lugar y lo lastró para que no emergiera, con bloques de adobe unidos por cables".

Abuín: "Tuve la suerte de que había agua"

S. R. P.

El propio José Enrique Abuín, en la primera sesión del juicio, declaró que cuando levantó la tapa del pozo para arrojar a Diana Quer no sabía si iba a haber agua. El hombre que ha negado desde el principio haber agredido sexualmente a la joven llegó a decir ante los jurados y el magistrado Ángel Pantín: “tuve la suerte” de que el pozo estaba casi lleno en aquel mes de agosto.

Esta circunstancia, la de que se tratase de una mina de agua que se renovaba constantemente, fue clave para que, cuando se recuperó el cadáver, en las partes blandas que se conservaban en estado de “saponificación” (transformación de los tejidos grasos en jabón por reacción con el medio líquido) no quedase, de haberlo habido alguna vez, ningún vestigio de ADN o de lesiones para demostrar la penetración. En Diana Quer solo los huesos hablaron, y lo hicieron después del proceso de esqueletización llevado a cabo por el antropólogo forense Fernando Serrulla en Verín (Ourense).

La brida que apareció enredada en la melena de la víctima fue, según ha determinado el jurado popular siguiendo el dictamen de los médicos, el arma homicida que rompió el hueso hioides de la chica y la estranguló. Si esto quedaba demostrado para el tribunal, la versión de El Chicle se caería como un castillo de naipes. Según el acusado, la muerte de la joven fue "accidental", cuando él se la topó por la calle mientras el vecino de Rianxo se encontraba robando gasoil en los vehículos de los feriantes de la fiesta de A Pobra. El Chicle declaró que le apretó el cuello pensando que lo iba a delatar y en el acto cayó al suelo desnucada.

Pero en el juicio se ha demostrado que no unas manos, sino una brida, pueden causar la rotura del hioides de una mujer joven, mucho más elástico que el de un adulto. Un estrangulamiento precisa al menos cinco minutos de compresión continuada, y además una brida no es un arma sorpresiva, sino meditada, que requiere un tiempo para la ejecución. Una calle de A Pobra, aunque fuese de noche, no era el escenario propicio para usarla.

La correa plástica que emergió con el pelo en el levantamiento del cadáver desmembrado hizo encajar y unió, para el jurado, todos los demás indicios, como el hecho de llevar a una chica a una nave solitaria, situada a 24 kilómetros, cuando no había intención de robarle nada ni de pedir un rescate por ella.

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